REDACCIÓN. – El tiempo que una pareja puede estar sin actividad sexual y aún mantener viva la pasión varía significativamente según expertos en relaciones. Factores individuales como la libido, el estado emocional y las circunstancias personales juegan un papel crucial en esta dinámica, que a muchas les trae culpa y preocupaciones.
Según un estudio citado en Women’s Health Magazine, que data de 2017, “el adulto medio tenía relaciones sexuales 54 veces al año, lo que equivale aproximadamente a una vez a la semana”. De hecho, se ha reseñado que la intimidad sana se da de dos a tres veces por semana en parejas más felices.
Según la terapeuta de parejas Juliana Hauser al mismo medio, “no creo que exista una línea temporal universal… cada relación es única”.
Mientras algunos hombres y mujeres pueden sobrellevar largos periodos sin actividad sexual sin problemas, otros pueden experimentar efectos negativos en su bienestar. La abstinencia no suele causar daño físico, pero puede resultar en frustración o disminución de la satisfacción emocional para algunos individuos.
El portal Nueva Mujer indica que la falta prolongada de actividad sexual en una pareja puede llevar a sentimientos de aislamiento, ansiedad o incluso depresión, dependiendo del enfoque personal. La intimidad física regular con la pareja conlleva beneficios para la salud física y emocional, como la reducción del estrés y el fortalecimiento del sistema inmunológico.
Hauser sugiere que un “período de sequía” podría considerarse de dos a seis meses. Destaca la importancia de mantener una conexión sexual en la pareja, que va más allá del acto físico y puede manifestarse de diversas maneras “como darse masajes, besarse apasionadamente, acurrucarse sensualmente y mucho más”.
Es normal que los patrones y la frecuencia sexual evolucionen con el tiempo en una relación. La comunicación abierta y la calidad de la intimidad emocional son elementos fundamentales para mantener viva la pasión en una relación, independientemente de la frecuencia sexual.
En resumen, no hay un límite fijo en cuanto a cuánto puede aguantar una pareja sin sexo manteniendo la pasión, ya que cada relación es única y está influenciada por una serie de factores individuales. “Lo importante es definir qué necesita cada persona para sentir una conexión íntima y ser intencionados a la hora de cultivar esos momentos”, finalizó.
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