REDACCIÓN DEPORTIVA.- El campeón de la NBA levanta el trofeo Larry O’Brien, el tesoro que aguarda tras las batallas tremendas de los playoffs pero que no concentra sobre sí la carga iconográfica de otros símbolos del ganador: la bandera en el techo del pabellón, el anillo en el dedo de los protagonistas. Así, por anillos, se miden los éxitos: los once de Bill Russell, los seis en seis Finales de Michael Jordan, los trece (once como entrenador, dos como jugador) de Phil Jackson…
Se trata de una costumbre que parte de la intención básica de premiar con un recuerdo del éxito a los individuos de una organización ganadora: si solo hay un gran trofeo para el equipo, tenía que haber una forma de condecorar también a sus integrantes. El Montreal Hockey Club encargó los primeros en 1893, algo parecido a unos anillos de boda con dos sticks de hockey cruzados en su parte frontal.
Pero la NHL no los introdujo como tradición anual hasta los años sesenta. Es una de las cuatro grandes ligas profesionales (junto a MLB, NFL y NBA) que usa los anillos, también una norma en muchas competiciones universitarias.
El beisbol (MLB) vio los primeros anillos en 1922, cuando los Giants los hicieron para celebrar su triunfo en las Series Mundiales contra los Yankees. Estos ganaron un año después, y crearon para sus jugadores relojes de pulsera. En 1927, los propios Yankees se apuntaron a los anillos y a partir de 1932 la MLB empezó a repartirlos entre los ganadores. En la NASCAR, por ejemplo, se dan anillos tanto a los ganadores de series completas como a los que se llevan carreras especialmente señaladas (Indy 500, Daytona 500…).
El baloncesto universitario los reparte a los ganadores de la Final Four pero también a los otros tres equipos participantes. En todas las competiciones también se pueden dar anillos campeones de Conferencia, finalistas… aunque desde luego no tienen el mismo valor y significado que el verdadero gran anillo, el de campeón. También se reparten anillos en momentos emblemáticos como ingresos en Hall of Fame, participaciones en All Star…
No hay una norma estricta sobre cuántos anillos recibe el campeón y a quiénes se les dan. Los reciben desde luego jugadores, miembros del cuerpo técnico, preparados, staff y directivos principales. Pero normalmente se abre la mano a la gran mayoría de los trabajadores de la franquicia y se suelen dar también de forma simbólica a leyendas del equipo.
Además, dentro de la plantilla se los llevan los jugadores en activo durante los playoffs pero también aquellos lesionados, y se les suelen ofrecer también a quienes participaron de la temporada en algún momento, aunque fueran después cortados o traspasados.
En la NBA, desde 1969 hasta 1983 los anillos estaban estandarizados. Después, la Liga ha permitido que cada campeón diseñe los suyos propios. La propia competición se hace cargo de los gastos, cosa que no sucede siempre. En otros casos, son las franquicias (sus propietarios) los que apoquinan. Así es la NHL y la MLB. En la NFL la Liga pone hasta 5.000 dólares por anillos. En sus franquicias, mastodónticas, se reparten hasta 150 por cada campeón.
Así que ahora los anillos se hacen con mucha libertad, aunque su base siempre es el oro (amarillo blanco) y las piedras preciosas. Hay dos fabricantes clásicos en el deporte profesional estadounidense, LG Balfour (en Massachusetts) y Jostens (Minneapolis), si bien Tiffany irrumpió con fuerza hace unos años y la más reciente Baron Championship Rings ha ganado mucho terreno, especialmente en la NBA.
Fue la encargada de los anillos de los Cavs de 2016, por entonces los más pesados de la historia: cada uno pesaba 165 gramos. Y se encargó también de los de los Raptors en 2019, récord de los más grandes en el deporte profesional. La franquicia canadiense, para celebrar su primer título, creó hasta cinco niveles de anillos: en la categoría más alta estaban los veinte que se llevaron los jugadores y entrenadores principales y que costaban más de 100.000 euros cada uno. En el último nivel, apenas 13 dólares por unidad, los 20.000 que se dieron a los aficionados que llenaron el pabellón en el primer partido de la siguiente temporada (2019-20) cuando se realizó la ceremonia del alzado de bandera y entrega de anillos a los jugadores.
Los fabricantes se reservan el derecho de vender réplicas de los anillos u otras piezas de joyería (pendientes, pulseras…) conmemorativos de un título. Los anillos oficiales son cada vez más personalizados y con más datos y símbolos, pero siempre llevan el nombre y el logo de la franquicia, el número de título que se conquistado, la competición…
Los primeros eran relativamente básicos, con apenas algún diamante u otra piedra preciosa. Pero especialmente a partir de los años 90 se ha evolucionado hacia más tamaño, más peso, más joyas y más referencias en diseños que son ya verdaderas virguerías abigarradas y francamente ostentosas. Ahora los anillos pueden llevar más de 100 diamantes (por toda su extensión, no solo en la amplia parte frontal) que llevan de por sí el precio ya a varias decenas de miles de euros.
Para el citado de los Raptors en 2019, por ejemplo, se usaron un total de 650 diamantes para cada pieza con uno de 1.25 (6,90 mm), el mayor que se ha usado en el deporte estadounidense, rematando la representación del trofeo Larry O’Brien que se lleva el campeón.
En el diseño también destacan 16 rubíes que representan los partidos que los Raptors tuvieron que ganar durante los playoffs (cuatro eliminatorias: Magic, Sixers, Bucks, Warriors) para alcanzar por primera vez la gloria en la NBA junto a los números de todos los jugadores que estaban en la plantilla del que se proclamó campeona en el último partido oficial del Oracle Arena de Oakland.
También aparecen el skyline de la ciudad de Toronto con la icónica torre CN, seis diamantes en representación de ‘The 6ix’, nombre coloquial de la ciudad, y la palabra «North» (norte) en referencia a «We The North», el lema del equipo canadiense durante la carrera por el título. Los más caros, como el que lucía el cantante Drake (gran seguidor de la franquicia) superaban los 150.000 dólares.
Los Lakers, el último campeón, hicieron tras la temporada pasada un anillo que recordaba a leyendas de la franquicia, especialmente al fallecido Kobe Bryant. Para ello, se fueron por encima de esos 150.000 dólares por unidad y crearon los anillos más caros de la historia de la NBA. Diseñados por el famoso joyero Jason Arasheben, incluían 804 piedras preciosas en cada anillo.
Llevaban referencias a todos los números retirados por la franquicia, con especial atención a los dos de Kobe (8 y 24) y también a la estancia de 95 días del equipo en la burbuja de Florida, de la que salió campeón: para ellos cada anillo llevaba 95 quilates de amatista y casi 16 (las 16 victorias hacia ese anillo) de diamantes blancos y amarillos. 17 piezas de amatista púrpura recordaban, claro, los 17 títulos de la franquicia.
Fuente: Marca
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