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Batalla Electoral 2024

Danilo Medina y el yo político

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Rosario Espinal

En record escrito tengo haber criticado las movidas de Danilo Medina para las elecciones de 2008. En aquel momento consideré errada su decisión de enfrentar a Leonel Fernández en las primarias porque en un sistema con una sola repostulación como existía en aquel entonces, el protocolo político consiste en ceder la candidatura al presidente de turno, a menos que exista una gran diferencia ideológica entre dos aspirantes, lo cual no era el caso entre Fernández y Medina.

Consideré también errado que Medina no reconociera el triunfo de Fernández en las primarias. En esta ocasión, por el contrario, los precandidatos Francisco Domínguez Brito, José Tomás Pérez y Radhamés Segura reconocieron acertadamente el triunfo de Medina.

De 2006 a 2010, la fuerza de Danilo Medina en el congreso era indiscutible. Había sido el facilitador de muchas candidaturas ganadoras en las elecciones congresionales-municipales de 2006, las primeras en que el PLD obtenía una mayoría en esas instancias gubernamentales.

Pero en el 2010, su poder congresional bajó por efecto de las decisiones que tomó en las elecciones de 2008. No obstante, retuvo legisladores suficientes, que, unidos a los legisladores perredeístas, hacían difícil una modificación constitucional para restablecer la reelección consecutiva que permitiera a Fernández repostularse en el 2012.

La ausencia del Presidente en el juego electoral llevó a que  la mayoría de los votos peledeístas se volcaran hacia Medina. Así lo demostraron las encuestas y finalmente las primarias peledeístas del pasado domingo 26 de junio.

Una vez electo candidato, Danilo Medina enfrenta dos retos importantes.

El primero es forjar su yo político. Aunque Medina es un político de larga data, el camino hacia la Presidencia de la República ha estado marcado por dificultades y fracasos. Perdió la contienda presidencial del año 2000 y las primarias del PLD en el 2008. Diversos factores dan cuenta de esas derrotas y la coyuntura actual no es la del 2000. De todas maneras permanece la interrogante de cómo Danilo Medina pasará de ser un político que quiere ser presidente a uno que sea querido por el pueblo para ser presidente.

En eso la construcción del yo político es fundamental y se relaciona con tres asuntos fundamentales: qué quiere hacer Danilo Medina como presidente, cómo piensa lograrlo, y sobre todo, cómo le transmite a la población sus intenciones de una forma que la gente se sienta confiada y entusiasmada.

Medina necesitará el apoyo explícito y decidido de Leonel Fernández, pero la dependencia del apoyo del Presidente será mayor o menor en función del éxito que Medina logre en las próximas semanas en forjar su propio yo político como candidato presidencial.

En la política contemporánea esto supone gran efectividad en la forma y el contenido de los mensajes políticos del candidato.

No consiste simplemente en atacar o contemporizar con la gestión gubernamental del PLD, sino en crear expectativas creíbles de cambio y lograr la valoración del pueblo en la capacidad del candidato para alcanzar sus promesas. Haber obtenido cerca del 90% de los votos en las primarias del PLD no garantiza el triunfo en mayo.

El segundo reto de Medina es su capacidad o no para dar certeza de triunfo a los partidos aliados del PLD.  En República Dominicana, los partidos minoritarios constituyen un enjambre clientelar; se alían a quien ofrece mejores oportunidades de ganar.

Para triunfar en las elecciones de 2012, Medina necesita tres condiciones: forjar un yo político que enganche con amplios segmentos de la población, que no se desplome la popularidad del gobierno, y el apoyo de los partidos minoritarios que en los últimos años han formado alianzas con el PLD.

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