Ningún político dominicano de este tiempo merecía tanto como Danilo Medina llegar a la Presidencia de la República. Danilo ha sido el dirigente político que más se ha preparado y que más obstáculos ha tenido que vencer para lograr asumir la conducción de los destinos de la nación dominicana. El es un hombre sereno, humilde, calculador, parsimonioso, no amigo del pantalleo y el show, leal hasta lo más profundo, amigo verdadero de sus amigos, solidario hasta el extremo y un líder que habla con el ejemplo.
Tiene una extraordinaria capacidad como estratega y ha sido uno de los grandes artífices de los éxitos que ha tenido su partido en los últimos 16 años, que les ha permitido dirigir el país por 12 hasta el día de hoy, y con él serán 16 años de los últimos 20. Trabajador sin descanso, ha sabido nuclear en su entorno a un grupo de fieles seguidores que fuimos capaces de vencer, junto con él, todos los obstáculos que se pusieron en su camino sin perder nunca ni las esperanzas ni las perspectivas de que se convertiría en presidente de la república. Ese sueño de muchos de los que abrazamos su causa impactados por su don de gente, su capacidad y su alto sentido de solidaridad, se hará realidad el próximo jueves 16 de agosto cuando a las 10 de la mañana en los salones de la Asamblea Nacional, le sea colocada la banda presidencial. Danilo es sinónimo de la perseverancia y de la creencia firme en un ideal. Cuando en el año 2000 perdió las elecciones, supo con humildad entender y aceptar que ese no era todavía su momento.
En el 2004 supo apoyar la candidatura de Leonel Fernández para que su partido retornara al poder. En el 2006, siendo Ministro de la Presidencia y uno de los soportes fundamentales del gobierno, decidió tomar su propio camino y ser precandidato a la presidencia, una decisión que muchos no entendieron en aquel momento pero que sin lugar a dudas fue el paso más importante y acertado para prefigurar la victoria que se consumó en mayo de este año y que lo lleva a ser el presidente que releva a Leonel Fernández. Cuando los vientos difíciles y complicados de una posible reelección presidencial parecían hacer zozobrar su candidatura en marzo de este año, Danilo supo vadear esos vientos con una audacia e inteligencia pocos comunes y logró unificar a su partido en torno a él de manera completa, sincera y total.
Danilo ha tenido muchos soportes para convertirse en presidente: Su entereza y perseverancia, sus propuestas y su capacidad, un partido fuerte, un grupo de seguidores que nunca le ha abandonado, una correcta política interna para unificar el PLD y una visión clara para mantener a su lado al Bloque Progresista y al Partido Reformista. Pero lo más importante es que Danilo ha tenido la bendición del Dios Todopoderoso para poder transitar esta ruta difícil y llena de espinas, sin detenerse un solo momento y sin sembrar nunca odios.
Danilo supo andar su ruta del calvario a la gloria sin quejarse, sabiendo que la bendición de Dios, sin importar las circunstancias, siempre estarían con él. Y los que le hemos acompañado con lealtad, confiados en que Danilo será uno de los mejores presidentes de toda la historia, este 16 de agosto cuando él asuma la presidencia de la nación, elevaremos una oración hasta el cielo diciendo: !Gracias, Señor, por hacer realidad este hermoso sueño!
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