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¿De "pura cepa"?... ni los aborígenes

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Narciso Isa Conde
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Pa que se sepa bien: de “pura cepa” no son ni los aborígenes, ni los esclavos negros, ni los conquistadores blancos, ni los gringos rubios.

Eso de «pura cepa” … es una pérfida y peligrosa invención “vagabundona” de talentosos publicistas y mercadólogos simpatizantes del anti haitianismo, o simplemente ofertantes de su producción creativa mercantilizada a interlocutores comprometidos con la actual cruzada contra Haití; todos ellos de varias cepas y de la misma inspiración neonazis.

Sí, pa que se sepa: los aborígenes caribeños y de esta isla eran de varias cepas: siboneyes, igneries, taínos y caribes. De varias cepas y fenotipos parecidos, muy distantes de los blancos europeos.

Todos ellos exterminados por conquistadores y colonizadores españoles, ingleses y franceses; todos europeos blancos, pero de cepas diferentes cepas y de la misma crueldad.

Al holocausto aborigen del resto de Nuestra América, con un balance de 70 millones de muertos, se sumaron los colonialistas portugueses.

Algo similar hicieron –y hacen- europeos y estadounidenses en África y en USA. Conquistas y colonizaciones sangrientas. Todo para garantizar una supremacía blanca de muchas cepas y una apropiación criminal de enormes riquezas.

Los/as negros/as cazados/as en África, traídos encadenados a las tres Américas y al Caribe insular, esclavizados/as y sobre-explotados en estas “indias occidentales”, tampoco eran de pura cepa.

Eran de múltiples cepas, radicadas en numerosas tribus africanas, con fenotipos parecidos, pero no iguales.

Todos/as tratados/as con la misma crueldad por los diferentes imperios blancos.

Dos holocaustos negros en dos continentes, ambos ejecutados por blancos de diversas cepas.

Otro tanto ha sucedido en Asia, Australia y Oceanía, por lo que se ha conformado un planeta poblado por innumerables cepas; fruto de esas realidades y de múltiples y constantes migraciones.

Existe, pues, una población planetaria procedente de numerosas mezclas “raciales” y numerosos cruces entre blancos, negros, aborígenes diversos, indio de las indias orientales, asiáticos (chinos, coreanos, vietnamitas, tailandeses, camboyanos, tibetanos…), mongoles, esquimales y aborígenes australianos.

Pero resulta que los blancos que nos “descubrieron” cuando ya existíamos, por tener más poder destructivo, mejores armas y más capacidad para explotar y acaparar riquezas, se consideraron una “raza superior” a todos los demás seres humanos; y se creyeron de “pura cepa”; considerando inferiores a negros/as, “indios/as”, amarillos/as y mulatos/as; aptos/as –según su criterio colonizador- solo para ser dominados/as, oprimidos/as y abusados/as.

Así se ha conformado la humanidad a través de los siglos.

Una humanidad sin cepa pura y sin naciones, ni nacionalidades, ni identidades con cepas únicas.

Una humanidad con un arcoíris de cepas “entremiliadas”, azotada por la voracidad capitalista.

Quisqueya es una muestra fehaciente de esa diversidad mundial, muy intensa en el llamado tercer mundo.

Quisqueya es una muestra de esa diversidad mundial. Pero entonces, no han faltado quienes bajo el manto protector presidencial, nutrido de mucho anti haitianismo y abundante dinero, decidieron inventarse una dominicanidad de “pura cepa” y usarla como publicidad de alto calibre, de profusa divulgación y subliminalmente racista, contra Haití y su estigmatizada negritud.

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