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Batalla Electoral 2024

De tierra de nadie a tierra de otros

A propósito del incidente de alto riesgo que para su seguridad personal sufrieron el cardiólogo Pedro Ureña y sus acompañantes en la zona fronteriza a manos de una turba de haitianos armados de machetes y cuchillos que los mantuvieron bajo secuestro  y amenazas de agresión que por suerte no llegaron a concretarse, el tema de la región mas olvidada del país vuelve a cobrar actualidad pública a través de la denuncia de los afectados que por la relevancia de sus protagonistas, principalmente el destacado galeno, fue de amplia acogida en los medios de comunicación

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A propósito del incidente de alto riesgo que para su seguridad personal sufrieron el cardiólogo Pedro Ureña y sus acompañantes en la zona fronteriza a manos de una turba de haitianos armados de machetes y cuchillos que los mantuvieron bajo secuestro  y amenazas de agresión que por suerte no llegaron a concretarse, el tema de la región mas olvidada del país vuelve a cobrar actualidad pública a través de la denuncia de los afectados que por la relevancia de sus protagonistas, principalmente el destacado galeno, fue de amplia acogida en los medios de comunicación

Por lo pronto se reprocha la actitud de los dos soldados que pese a estar debidamente armados fueron testigos pasivos de la situación, negándose a prestarles auxilio pese a ser requeridos por las víctimas.  En base a ese comportamiento, se cuestiona el papel de los contingentes militares destacados en la frontera, los cuales según la cúpula de las Fuerzas Armadas disponen del necesario equipamiento, medios móviles y recursos tecnológicos para garantizar la integridad del territorio y lógicamente de sus habitantes.

El incidente a que hacemos referencia ha servido de detonante para que se dejen escuchar voces críticas sobre las precarias condiciones de seguridad que existen en la zona.  De hecho, tres legisladores Adriano Sánchez Roa, Juan Orlando Mercedes y Manuel Antonio Paula, de Elías Piña, Independencia y Baoruco respectivamente, consideran y califican la frontera de “Tierra de Nadie”, denunciando que son constantes las agresiones que perpetran bandas de haitianos armados de machetes que la han tomado como de su propiedad, cometiendo todo tipo de fechorías y desmanes, lo que ha traído como consecuencia que zonas completas de este lado del territorio hayan quedado despobladas de dominicanos.    De ahí que reclaman una mayor presencia militar y un reforzamiento de los controles de seguridad

Pero…¿Es esa la solución?  ¿Es acaso novedosa la situación que denuncian?  ¿Es el desagradable episodio sufrido por el doctor Ureña y sus compañeros de tan penosa experiencia el primero que ocurre?  ¿Es de ahora que los haitianos se han estado adentrando cada vez mas en el territorio fronterizo dominicano ocupando los espacios que han evacuado en cantidad continua y creciente los dominicanos, unos por razones de seguridad pero la mayoría emigrando hacia las ciudades huyendo de la miseria y la marginalidad?

No por años sino por lustros y décadas se ha llamado la atención sobre esta situación, sin que hasta ahora se hayan implementado planes amplios, adecuados y sustentables para el rescate y repoblación de la frontera, recuperando y consolidando los territorios abandonados, aprovechando y explotando el potencial de riqueza y desarrollo de la región y garantizando una vida estable y decorosa a sus moradores.  Llevarlo a cabo es el mejor muro de contención y la más poderosa línea defensiva para garantizar la integridad del territorio y la seguridad de sus moradores.

Si la frontera es como es y está como está, tenemos que comenzar por asumir nuestra propia cuota de culpa.  El abandono de todos estos largos años de desidia e indiferencia, de promesas incumplidas y planes que se han quedado en el papel.  Mientras esa situación persista, el problema de la frontera continuará agudizándose hasta llegar un momento en que deje de ser Tierra de Nadie para convertirse en Tierra de Otros.

 

 

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