El análisis sugiere que el cambio de Taiwán a China en Honduras podría estar relacionado con corrupción geoestratégica.
Redacción Internacional. El cambio de Honduras en su política exterior, al romper relaciones con Taiwán para establecerlas con China en marzo de 2023, tuvo como resultado un "tropiezo monumental" en lugar del "nuevo amanecer económico" prometido.
Esta es la conclusión principal de la segunda parte de un análisis del politólogo Orlando Gutiérrez-Boronat, con nuevos datos que confirman un fracaso económico que ha sumido al país en un déficit comercial sin precedentes, alimentando serias dudas sobre una posible "corrupción geoestratégica".
El análisis plantea que, a diferencia del mercado predecible que ofrecía Taiwán para productos como el camarón y el café, China ha mostrado un escaso interés en los productos hondureños.
Esta circunstancia ha llevado a cuestionar si la decisión fue un mero error de cálculo o si estuvo motivada por intereses ocultos, de acuerdo con Gutiérrez-Boronat.
El caso de Honduras no es un hecho aislado en la región. El informe señala que otros países que dieron el mismo paso han enfrentado consecuencias negativas similares.
“La República Dominicana, que se alió con China en 2018, ahora lidia con un déficit comercial diez veces superior a sus exportaciones. Costa Rica, a pesar de su temprana alianza en 2007, ha obtenido beneficios modestos mientras las importaciones chinas crecen sin cesar”, señala Gutiérrez-Boronat.
Por su parte, Panamá, que rompió con Taiwán en 2017, terminó retirándose de la iniciativa de la Ruta de la Seda en 2023, después de que la mayoría de los proyectos prometidos no se concretaran y el comercio se inclinara peligrosamente en su contra.
El estudio sugiere que el acercamiento a China no se explica por simples razones de mercado. El balance negativo para Honduras apunta a la posibilidad de un "pacto bajo la mesa", donde la soberanía y el futuro del país fueron cedidos a cambio de beneficios personales a corto plazo.