Hace meses, los diarios trajeron tímidas notas dando cuenta de que en la Línea Noroeste se estaban muriendo cerdos sin causa aparente. Las autoridades militares reportaron los casos e incluso hubo informales solicitudes de información a autoridades del lado haitiano, pues la cosa había comenzado allá antes que aquí. Una orden para impedir el trasiego o comercio de puercos haitianos salió de instancias castrenses en vez del Ministerio de Agricultura, al parecer entretenidos asando batatas o plátanos.
Es una pena que este tremendo descuido, permitir la propagación de la fiebre porcina africana, se le “pegue” al economista Límber Cruz, actual ministro muy elogiado por muchos. Pero es una muestra de las consecuencias de despedir a técnicos calificados para dar empleos a activistas políticos u otros sin experiencia, como parece ser el caso, según denuncian criadores de cerdos.
Los jóvenes no recuerdan los estragos de la fiebre porcina en 1979. Aquella vez vino acompañada del destructivo huracán David y ahora en medio de la pandemia. Curiosamente, bajo gobiernos del PRD, actual PRM.
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