SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Fuera de la natural asistencia a las personas lesionadas y a las familias afectadas por daños materiales, la explosión en una envasadora de gas propano en el sector Los Ríos no debe quedarse únicamente en una repercusión a nivel mediático.
Las investigaciones técnicas a cargo del Cuerpo de Bomberos conjuntamente con autoridades policiales deberán establecer las circunstancias del accidente y establecer si hubo negligencia en los sistemas de seguridad.
Sin embargo, sin tratar de establecer culpabilidades a priori que no resuelven en nada las consecuencias, el principal descuido hay que buscarlo en la secuencia de hechos y elementos que permitieron a través del tiempo que se permitiera la construcción de viviendas en el entorno de la planta.
Fotografias aéreas tomadas por SIN con el dron muestran con claridad como el vuelo del techo de algunas viviendas prácticamente rosa los linderos de la envasadora, en franca inobservancia de las reglamentaciones sobre la distancia a que las viviendas deben estar situadas de una instalación donde se manipulan peligrosos gases licuados de petróleo.
La seguridad individual de personas y familias es, en primer término, una responsabilidad que cada quien debe tomar para prevenir riesgos y temeridades evidentes que desafían cualquier mínimo sentido de prudencia.
Aunque la planta llevaba instalada allí 23 años, probablemente cuando era una zona un tanto deshabitada, también tiene algún grado de responsabilidad porque nada hizo o no pudo hacer a medida en que comenzaba a ser rodeada por casas.
Las autoridades en general, principalmente las que tienen que ver con las normas de seguridad, también debieron actuar en su momento y aun están a tiempo de prevenir nuevos accidentes en otras plantas de gas que están situadas en un vecindario urbano parecido.
En nuestro país de la noche a la mañana aparecen nuevas construcciones. Las inspecciones a establecimientos de esa índole se hacen una vez al año. Si, las autoridades deberían hacer que se cumplan las disposiciones que indican que debe haber una distancia mínima de 1500 metros entre una bomba y una vivienda, pero también la ciudadanía tiene que asumir su cuota de responsabilidad a la hora de levantar una edificación.