Desequilibrio, asimetría, proyecto individual y campaña electoral tóxica
Los proyectos individuales, exacerbados, sin misión de país, de nación, es lo que causan, describen y explican el ritmo de desajuste que impiden cimentar logros estructurales.
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Actualizado: 23 de Julio, 2025, 03:56 PM
Publicado: 15 de Febrero, 2023, 06:37 PM
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SANTO DOMINGO.- Constituimos una sociedad que parecería que cuasi se agota en sí misma. Una sociedad que no vislumbra su futuro. Vive el presente no en una perspectiva conjugada del mañana. Es como si estuviese flagelada del peso y contrapeso entre el pasado y el presente.
La sociedad dominicana y con ella, sus principales actores políticos, no articulan consciente y deliberadamente el tiempo venidero.
Con sus acciones y decisiones no se proyectan en el mañana. Es como si el porvenir no devendría de manera inexcusable.
Al agotarnos con esa tautología perenne, contrastamos con la naturaleza humana: somos el único animal de la especie de los seres vivos, que al vivir el presente nos dibujamos, nos proyectamos hacia el futuro.
Es como si nos instaláramos en dos tiempos, siempre que se actúe proactivamente.
Como sociedad nos estamos caracterizando como una vetocracia disfuncional. La vetocracia, en sí misma, drena la democracia, obstaculiza la gobernanza y va generando déficits en todos los tejidos: sociales, institucionales, económicos, productivos.
La vetocracia que se viene originando en el tejido político institucional está impidiendo alcanzar los hilos e hitos estructurales que debemos de logar como nación. Esa vetocracia circular pospone de manera sempiterna que exista una correspondencia entre el crecimiento económico y el desarrollo humano.
Los proyectos individuales se anidan y desarrollan esa vetocracia tan disfuncional en nuestro cuerpo institucional, dado la ceguera de los actores políticos con el porvenir. Ella configura, simultáneamente, el peso trepidante del desequilibrio y la asimetría en nuestra formación social.
Desequilibrio es en sí mismo desajuste, una falta de correspondencia entre los distintos logros alcanzados en una sociedad. El desajuste, originado en el desequilibrio, permea la crisis subyacente, no visibilizada, en apariencia, que agrieta la distancia de lograr reformas estructurales que nos permitirían lograr, a mediano plazo, mayores niveles de estadios en el desarrollo humano.
Los proyectos individuales, exacerbados, sin misión de país, de nación, es lo que causan, describen y explican el ritmo de desajuste que impiden cimentar logros estructurales.
La mirada individual, cuasi feudal del horizonte de país, queda truncada por la gravedad del peso del presente, de la coyuntura permanente, en medio de una cultura política con todos sus remilgos de los Siglos XIX y XX. Libretos en desbalances, en desfases, con una sociedad del Siglo XXI, que no logra ver a los actores políticos sintonizados con su agenda, con sus problemas cardinales. Ni siquiera se ponen de acuerdo con problemas estructurales que nos sangran como país: la problemática haitiana, de una manera seria, y la seguridad ciudadana.
El desequilibrio y los proyectos individuales nos lastran y laceran como país, produciendo una enorme asimetría en todo el tejido de la formación social dominicana. No existe una correspondencia entre el crecimiento de la economía con un PIB nominal de US$114,000 millones de dólares y un per cápita de US$10,700.00 dólares, empero, cuando auscultamos el peso de los ingresos, el resultado es pavoroso y desgarrador: el 10% más pobre de la población dominicana apenas recibe el equivalente a US$1,708.00 dólares y más del 65% de la población no logra alcanzar el promedio per cápita.
El 1% de la población tiene los ingresos del 57% de los 11 millones de habitantes.
Asimetría es la desazón que produce que no exista correspondencia entre el tamaño de nuestra economía (la séptima de la Región) y la posición que ocupamos en PISA con respecto a la educación.
La inversión en Salud: 2% del PIB y el promedio de la Región es de 4.7%. La Mortalidad materna en nuestro país: 129/100,000 y en la Región: 67. El embarazo en niñas y adolescentes: 22/100 mujeres, el más alto de toda la Región. Los SIN SIN ( Ni – Ni) son alrededor de 850,000. 22% de la juventud, el más numeroso de América Latina y el Caribe.
Ese desequilibrio y asimetría, consecuencia de una elite política, una partidocracia sin misión de país, con una mera concepción de proyectos individuales, de egocentrismo del poder sin par, es lo que permitió y ha permitido, con cuotas de responsabilidades diferentes, que no cumpliéramos con los Objetivos del Desarrollo del Milenio que eran 8, con 17 metas, del 2000-2015. Abarcaba:
- Erradicar la pobreza extrema y el hambre.
- Lograr la enseñanza primaria universal.
- Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer.
- Reducir la mortalidad infantil.
- Mejorar la salud materna.
- Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades.
- Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
- Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
- Un desempleo endémico que introduce 100,000 jóvenes anualmente al mercado de trabajo.
- Una sociedad poco educada y poco preparada para el porvenir.
- Una industria nacional que no responde a la demanda interna.
- La electricidad se ha transformado en un freno a la competitividad y a la iniciativa privada.
- Un sistema de salud ineficaz e insuficiente.
- Una presión fiscal muy baja y un presupuesto sin margen de maniobra.
- La inseguridad y el tráfico de droga han crecido brutalmente.
- Devolver la confianza a las instituciones.
- Desarrollar servicios públicos de calidad.
- Formar a las futuras generaciones.
- Preparar el país para la competencia internacional.
- Organizar el financiamiento de la Estrategia Nacional de Desarrollo.
- Proteger el medio ambiente y ordenar el territorio.
- Integrar al país en la región y en la competencia internacional (todo esto con 77 propuestas).
- Inflación.
- Seguridad ciudadana.
- Haití.
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