Redacción Internacional.- Un suceso ocurrido en Estados Unidos ejemplifica lo que es el movimiento antivacunas llevado al extremo. Jeffrey Burnham, de 46 años, ha sido detenido por los asesinatos a disparos el pasado jueves de su hermano, Brian Robinette, y su cuñada, Kelly Sue Robinnette.
Ya la noche anterior a más de 160 kilómetros de distancia, había matado supuestamente a otra mujer de 83 años, Rebecca Reynolds, que había sido compañera en el colegio de su madre y a la que robó el coche con el que acudió al encuentro de su hermano.
Burnham, originario de Maryland, se había quejado de que su hermano, farmacéutico, estaba envenenando a la gente al suministrarles vacunas contra la Covid-19, según los documentos de acusación aportados por el tribunal que lleva el caso.
En prisión el viernes sin posibilidad de salir bajo fianza, la madre de Burnham habría dicho a la policía, preocupada por la salud mental del detenido, que su hijo le comentó que se iba a enfrentar a su hermano, convencido del envenenamiento de personas por parte del gobierno con las vacunas, y asegurando que «Brian sabe algo».
Tras el doble asesinato, Burnham tomó el Corvette de su hermano y al pararse a repostar le dijo a la persona que le sirvió que su hermano estaba «matando a la gente con las inyecciones Covid». Dicha persona llamó a la policía estatal, facilitando su detención. Burnham portaba en el momento de la detención un arma cargada.
Fuentes: 20minutos.es
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