REDACCIÓN. – El 12 de julio se celebra el Día Internacional de la Lucha Contra las Tormentas de Arena y Polvo, una efeméride orientada a la prevención, gestión y mitigación de los efectos de las tormentas de arena y polvo.
El origen de este día surgió debido a la necesidad de gestionar y mitigar los efectos de este tipo de tormentas cada vez más frecuentes.
En tal sentido, se aprobó su creación mediante resolución aprobada en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Cuenta con el apoyo y la cooperación regional e internacional de los países miembros.
Con esta efeméride se pretende impulsar la mejora de los sistemas de alerta temprana y el intercambio de información climática y meteorológica, utilizados en el pronóstico de estas tormentas.
Asimismo, establecer las políticas y alternativas técnicas a implementar, resaltando sus consecuencias e impacto, en aspectos tales como:
El deterioro de la salud y bienestar de las personas.
Aumento de la desertificación, la deforestación y la degradación de las tierras.
La pérdida de diversidad biológica y de productividad de la tierra.
La potencial amenaza a la seguridad alimentaria y sus efectos en el crecimiento económico sostenible.
Las tormentas de arena y polvo son fenómenos meteorológicos generados por la acción del viento, originando el desplazamiento de grandes cantidades de arena y polvo en suelos secos y arenosos a varios kilómetros de distancia. Alcanzan alturas aproximadas de 5000 pies y distancias superiores a las 100 millas.
Son muy comunes en regiones desérticas: desierto del Sahara (África), desiertos de Norteamérica y de América del Sur, el desierto de Gobi (Mongolia), Arabia y otras regiones áridas y secas del mundo.
Los efectos generados por el calentamiento global y el cambio climático inciden en la formación de estas tormentas. Asimismo, la sequía en los suelos arrastra cantidades considerables de arena y partículas de polvo.
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