REDACCION SALUD.- Desde el año 2008, la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra cada 28 de julio el Día Mundial contra la Hepatitis Vírica, con el fin de crear conciencia sobre esta enfermedad e impulsar iniciativas para frenar la mortalidad de esta enfermedad hepática, ya que muchas personas la padecen, pero no saben reconocer sus síntomas.
Se escogió esta fecha por ser el día del nacimiento de Baruch Blumberg, doctor que descubrió el virus de la hepatitis B, desarrolló su diagnóstico e inventó la vacuna. Blumberg obtuvo el Premio Nobel de Medicina por sus hallazgos, en 1976.
Se estima que en el año 2015 había aproximadamente 250 millones de casos de hepatitis B en el mundo, principalmente en países como África subsahariana, Asia y las islas del Pacífico. Aunque hoy en día también ha proliferado esta afección en regiones de América del Sur, las zonas sur de Europa central y oriental, Asia y el Medio Oriente.
Hay cinco cepas principales de esta enfermedad: A, B, C, D y E. Las hepatitis B y C son las de mayor causa de muerte al año -1,4 millones de defunciones-, según los datos aportados por la OMS en 2020.
La hepatitis A y la E son causadas por la ingesta de agua o alimentos contaminados. Las B, C y D se producen por el contacto con sustancias corporales infectadas. En dolencias agudas se pueden manifestar algunos síntomas como la ictericia (color amarillento en piel y ojos), orina oscura, fatiga intensa, náuseas, vómitos y dolor abdominal.
La hepatitis A y la hepatitis B pueden provocar síntomas que pueden pasar desapercibidos como:
Lo primero, es no realizar ningún proceso invasivo del cuerpo, como por ejemplo, tatuarse las cejas o inyectarse Botox en un lugar poco fiable que no cuente con las normas más elementales de higiene, ni tenga permisos.
Lo segundo es ponerse vacunas en contra de los tipos de virus más común que suelen ser los de tipo A, B y C (Las dos primeras se le aplican a los niños durante los primeros meses de vida).
Y lo tercero, es utilizar continuamente protección al mantener relaciones sexuales.
Aunque por lo general las hepatitis víricas raras veces pueden conllevar a la muerte o a las hospitalizaciones de emergencia. Es importante mantenerse en control del estado de nuestro cuerpo, realizándonos un examen de sangre general cada 6 meses o al año.
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