Un disidente reformista amenazó con divulgar actos corruptos por hermanas del presidente Balaguer, quien respondió: “si toca esa tecla se hunde”. Cuando maledicencias de sus compañeros llevaron a Jorge Blanco a perseguir a los deudos del suicidado presidente Guzmán, el propio Balaguer ofreció defenderlos en los tribunales. Salvador no tuvo similar suerte y fue condenado por corrupción; luego Hipólito Mejía lo salvó.
El PLD tiene razón quejándose porque el gobierno somete a sus exfuncionarios sin hacer igual con imputados por narcotráfico del PRM, funcionarios actuales cancelados por denuncias o leonelistas de la FUPU. Hay un sesgo contra seguidores de Danilo Medina. Pero también hay una montaña de evidencias que avergüenzan a muchos peledeístas honestos y escandalizan a la opinión pública.
Un político o íntimos suyos perseguido por ilícitos penales graves no es lo mismo que un perseguido político. El PLD debe defender a su presidente, pero sin asumir culpas que no sean del partido. Muchísimos peledeístas olieron el guiso sin probar ni la salsa.
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