SANTO DOMINGO.- El presidente de la República, Danilo Medina, ofrece este jueves su última rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional, congregada en el Congreso Nacional a propósito del 176 aniversario de la Independencia Dominicana.
A continuación la transmisión en directo de la alocución del primer mandatario y su discurso íntegro:
27 de febrero 2020
Honorable Dr. Reinaldo Pared Pérez,
Presidente del Senado de la República y de esta Asamblea Nacional;
Honorable Dra. Margarita Cedeño de Fernández,
Vicepresidenta de la República;
Honorable Lic. Cándida Montilla de Medina,
Primera Dama de la República;
Honorable Lic. Luís Henry Molina,
Presidente de la Suprema Corte de Justicia;
Honorable Dr. Milton Ray Guevara,
Presidente del Tribunal Constitucional;
Honorable Dr. Julio César Castaño Guzmán,
Presidente de la Junta Central Electoral;
Honorable Dr. Román Jáquez,
Presidente del Tribunal Superior Electoral;
Honorable Lic. Radhamés Camacho,
Presidente de la Cámara de Diputados;
Honorable Dr. Hugo Francisco Álvarez Pérez,
Presidente de la Cámara de Cuentas;
Honorable Dra. Zoila Martínez Guante,
Defensora del Pueblo;
Honorables Miembros de la Asamblea Nacional,
Senadores y Diputados de la República;
Señores Ministros y demás funcionarios del Gobierno;
Su Excelencia Reverendísima Monseñor Ghaleb Moussa Abdallah Bader,
Nuncio Apostólico de su Santidad y Decano del Cuerpo Diplomático acreditado en el país;
Honorables Miembros del Cuerpo Diplomático y Consular Acreditados en la Republica Dominicana;
Honorables Miembros de Organismos Internacionales acreditados ante el Gobierno de la República Dominicana;
Autoridades Civiles y Militares;
Invitados Especiales;
Distinguidos Miembros de la prensa;
Señoras y señores,
Pueblo dominicano;
Como cada año, hoy recordamos orgullosamente la gesta gloriosa de nuestros próceres, quienes levantaron la bandera de la independencia y la soberanía.
Esos héroes y heroínas fueron capaces de los mayores sacrificios porque en todo momento los animaba la convicción de que los dominicanos, unidos en una sola nación, seríamos capaces de alcanzar grandes conquistas.
Movidos por esa misma convicción, celebramos hoy el nacimiento de la República Dominicana y damos siempre lo mejor de nosotros mismos, para seguir construyendo una Patria más grande, más próspera y más justa.
Este es el octavo y último año en que tengo el honor de comparecer ante ustedes a rendirles cuentas como Presidente de la República.
Por tanto, se trata no sólo de una ocasión solemne, sino también de un acto cargado de significado y de emoción para este, su servidor.
Y lo es porque haber tenido la oportunidad de trabajar por mi país durante estos años me mueve a una enorme y profunda gratitud.
Gratitud, en primer lugar hacia esos mismos padres de la Patria, que hicieron posible el nacimiento de nuestra Nación.
Gratitud, en segundo lugar, hacia todos los que me han acompañado en estos años.
A mi familia, sin cuyo apoyo incondicional no hubiera superado tantos momentos complicados. Y también a mi otra gran familia, la que componen los funcionarios de todo rango y los equipos de trabajo que, con su esfuerzo y dedicación, han hecho posible que se cumplieran, una por una, las promesas contenidas en nuestro programa de gobierno.
Gratitud a ustedes, miembros de esta Asamblea Nacional, por su gran contribución, dotando al país de un amplio cuerpo legislativo que ha permitido modernizar el Estado y seguir avanzando.
Y, por encima de todo, gratitud, por supuesto, al pueblo dominicano.
A ese pueblo que nos ha dado su confianza y nos ha acompañado en todo momento, con su fuerza y capacidad, para lograr la transformación de nuestro país.
Esa confianza, no les quepa duda, es el bien más preciado que llevo conmigo. Y pueden creerme cuando les digo que he procurado honrarla en todo momento y hacerme merecedor de ella, día tras día.
Porque sé que ha sido gracias a la unión y al entusiasmo de nuestra gente que hemos logrado hacer, tal como les prometimos en 2012, lo que nunca se había hecho.
Por eso, desde la más sincera humildad y consciente también de lo mucho que aún queda por hacer, tengo que decirles hoy: ¡Gracias! ¡Muchas gracias!
Dominicanos y dominicanas,
Si me lo permiten, ahora deseo referirme a la delicada situación que vive el país tras la suspensión de las elecciones municipales del pasado 16 de febrero que ha generado una justificada indignación en toda la sociedad. Ya lo hemos dicho: se trata de un hecho lamentable y bochornoso que nos avergüenza y que empaña la democracia dominicana.
Me identifico plenamente con el clamor de amplios sectores de la sociedad dominicana, especialmente las nuevas generaciones, en el sentido de que se busque a fondo la verdad, toda la verdad, sin cortapisas ni restricciones. El pueblo dominicano demanda y merece una respuesta.
Un acontecimiento de esta envergadura no puede quedar sin explicar, o con explicaciones a medias o acomodaticias.
Comprometido como el que más a que esta situación se aclare, hemos dado el apoyo para que la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Fundación Internacional para Sistemas Electorales (IFES) y la Unión Interamericana de Organismos Electorales (UNIORE) realicen una investigación independiente y rigurosa para que ofrezcan al pueblo dominicano y a la comunidad internacional una explicación objetiva y veraz de lo que impidió que las elecciones municipales pudieran celebrarse, tal como estaban programadas.
De nuestra parte, pondremos a disposición de la OEA y demás organismos internacionales todo cuanto necesiten para llevar a cabo esa investigación.
Reitero: debe ser una investigación completa, que no deje nada sin escudriñar y que saque a la luz pública absolutamente todo lo que resulte de esa investigación.
Restablecer la confianza perdida requiere como punto de partida que tengamos esa explicación independiente y objetiva, a la vez que trabajamos juntos para reencauzar el calendario electoral con todas las garantías para que algo similar no vuelva a ocurrir en los procesos electorales ha celebrarse los días 15 de marzo y 17 de mayo próximo.
Señoras y señores,
En esta intervención, trataré de resumir las principales realizaciones de estos dos periodos de gobierno.
No crean, sin embargo, que por ser esta la última rendición de cuentas de esta administración no voy a hablarles de nuevos proyectos, porque aún tenemos 6 meses de actividad por delante y, pueden estar seguros de que, una vez más, sorprenderemos a los incrédulos.
Así ocurrió en 2012, cuando muchos pensaban que no seríamos capaces de llevar a cabo todas las medidas revolucionarias que nos proponíamos.
El tiempo ha demostrado que se equivocaban y hoy podemos estar orgullosos, no solo como gobierno, sino también como nación. Porque la República Dominicana ha demostrado en menos de ocho años que ¡SÍ se puede!
Hemos demostrado que, con trabajo, los sueños de ayer sí pueden ser y son, la realidad de hoy.
Una realidad concreta, palpable e irrefutable, aunque haya algunos que insistan en no querer verla.
Una realidad que nos muestra todo lo que somos capaces de lograr cuando trabajamos juntos!
El cambio seguro del que les hablé en 2012, ya es una realidad.
Les dije entonces que trabajaríamos con la gente y para la gente, y eso es lo que hemos hecho durante más de 7 años.
Con nuestra mejor voluntad, con el corazón en cada proyecto y poniendo siempre en primer lugar a los que más necesitan.
Y hemos trabajado también, por qué no decirlo, con valentía. Enfrentando, uno por uno, problemas que nuestro país había arrastrado durante décadas y que eran aplazados, gobierno tras gobierno.
El problema del suministro eléctrico, por ejemplo. Es un orgullo para mi poder afirmar que a partir de la entrada de Punta Catalina, inyectando 756 Megavatios al sistema eléctrico nacional interconectado, estamos a punto de decirle adiós para siempre a los fastidiosos apagones.
El problema de la educación. Todavía recuerdo cuando prometí construir 28 mil aulas y dar desayuno, comida y merienda a los estudiantes. Como se reían de mí. Pues bien, ahí están. Vamos a finalizar la gestión con más de 33 mil nuevos espacios educativos entregados y dando alimentación escolar a más de 1,600,000 estudiantes.
El problema de la salud. Recuerdo también mis primeras visitas a los hospitales Morgan y Darío Contreras en el Gran Santo Domingo. Lo que encontramos era indigno de seres humanos. Vayan ahora a cualquiera de los 86 nuevos hospitales o centros de diagnóstico. Se darán cuenta de que no tienen nada que envidiarle a un centro médico privado.
El problema penitenciario, al que nadie le había puesto la mano en décadas. Teníamos centros con capacidad para 14,000 personas albergando a más de 25,000, en condiciones deplorables que hacían imposible cualquier política de reinserción social. Pues bien, cuando termine esta administración seremos probablemente, el único país de América Latina con hacinamiento cero en sus centros penitenciarios.
Dominicanos y dominicanas,
Como ven, muchas cosas han cambiado, para mejor y para siempre.
De estos y otros muchos cambios profundos que ha vivido nuestro país hablaremos hoy.
Sin embargo, solo hay una forma justa de valorar el camino recorrido, y es recordar cuál fue nuestro punto de partida.
Solo así podremos ver con perspectiva y ponderación la verdadera dimensión de nuestros avances.
Hoy me propongo hacer ese ejercicio frente a todos ustedes.
Les compartiré de dónde veníamos, a dónde hemos llegado y si me lo permiten también, hacia dónde considero que debemos ir.
Para que quede escrito lo que ha sido capaz de lograr el pueblo dominicano en menos de ocho años.
Y sobre todo, para que nadie vuelva a decirnos que no es posible alcanzar una meta.
Honorables miembros del Congreso Nacional,
Empecemos hablando de la economía porque, aquí tiene su origen el gran cambio, para mejor, que hemos vivido en estos años.
Hoy, nuestro país ocupa uno de los primeros lugares en el ranking regional de crecimiento del PIB, de ingresos disponibles, de Inversión Extranjera Directa y de reducción del desempleo y la pobreza
Atrás quedaron el déficit que llegó a ser cerca del 7% del Producto Interno Bruto, el crecimiento por debajo del 3.9% y las recaudaciones que estaban por debajo de lo estimado.
Es decir, hemos remontado hasta tal punto que al dejar el gobierno dejaremos también una economía en plena expansión.
Una economía que algunos no dudan en llamar “El milagro dominicano”.
Veamos los principales indicadores económicos del año 2019.
Me complace informarles que durante el año pasado la economía dominicana continuó transitando el camino del crecimiento económico con estabilidad de precios.
La economía creció 5.1% al cierre de 2019, el crecimiento más alto de América Latina y el Caribe. Indudablemente esto marca un hito, especialmente si tenemos en cuenta que el resto de América Latina y el Caribe creció en promedio 0.1%. Es decir, que la República Dominicana no solo fue el país de América Latina que más creció, sino que crecimos 50 veces más que el promedio de la región!
Y es bueno recordar que en los últimos 7 años, la República Dominicana ha crecido en promedio 6.0% anual.
Un punto a destacar en el marco de este crecimiento económico extraordinario es el rol del pujante y emprendedor sector privado de la República Dominicana. La inversión y el consumo de origen privado explican más del 85% de la demanda interna.
En otras palabras, el sector público ha sentado las bases de confianza y certidumbre y la iniciativa privada se ha desarrollado a plenitud.
Cabe resaltar que el crecimiento se muestra en prácticamente todas las actividades productivas desde la Construcción, Finanzas, Energía y Agua, Transporte, Actividades Inmobiliarias, Salud, Agropecuario, entre otros.
Los logros alcanzados en término de la economía nacional y a nivel de los hogares, se han complementado con un excelente desempeño del sector externo, cerrando el 2019 el saldo de la cuenta corriente de la balanza de pago con un déficit de apenas 1.4% del PIB. De manera que esas cuentas saneadas son parte del legado que dejaremos.
A su vez, la depreciación del tipo de cambio, entre el – 4 y el -9%, se encuentra por debajo del promedio de las economías regionales y la inflación acumulada en 2019 se situó en 3.66%, es decir, se mantiene por debajo de la meta de inflación de 4.0%, ±1%.
La inflación promedio para toda la gestión fue de 2.65%, la más baja en los últimos 7 años.
Esta mejoría en las cuentas externas ha permitido la acumulación de Reservas Internacionales a los niveles más altos de la historia del Banco Central: 8,781 millones de dólares al cierre de 2019; lo que representa alrededor de 10% del PIB, valor considerado como óptimo por el FMI.
Por su parte, el crédito en el sector privado experimentó en 2019 la mayor expansión anual en la historia dominicana, con un crecimiento interanual de 11.7%.
El buen desempeño de la economía dominicana y el fortalecimiento de sus fundamentos durante los últimos siete años ha permitido que las tasas de interés registren una reducción generalizada, contribuyendo a que el crédito al sector privado se haya expandido, hasta alcanzar los 1.2 billones de pesos.
Comparémoslo con los 0.5 billones millones de pesos que a finales de 2012 fluían hacia los sectores productivos y los hogares del país. Es decir, en estos casi 8 años de gobierno se ha multiplicado por 2 el crédito en la República Dominicana.
La combinación de reglas de juego claras y transparentes, junto a la implementación de políticas económicas coordinadas en el ámbito fiscal y monetario, han permitido un aumento significativo del tamaño de la economía dominicana, es decir, del producto interno bruto en dólares.
Pasamos de 60,739.9 millones de dólares en 2012 a 88,952.8 millones de dólares en 2019, es decir, más de 28,000 millones adicionales, lo que equivale a un crecimiento acumulado de 46.4% en 7 años.
Esta cifra, señoras y señores, consolida a la República Dominicana como la mayor economía de toda Centroamérica y el Caribe y coloca nuestro PIB per cápita (en dólares ajustado por paridad de poder adquisitivo) en la sexta posición de América Latina, superado solo por Panamá, Chile, Uruguay, México y Argentina, según el reporte Panorama Económico Mundial, del FMI.
Sin embargo, lo más importante es ver que, tras cada una de estas cifras macro, hay también beneficios tangibles para el pueblo dominicano, en forma de empleo y nuevas oportunidades.
Desde nuestra llegada a la presidencia hemos creado 889,986 empleos netos, para un ritmo promedio de creación de empleos anuales de 127,141 empleo por año, superando con creces la meta de 100,000 empleos de nuestro programa de gobierno. Para que no quede dudas, el número de dominicanos y dominicanas empleados en el 2012 era de 3,825,893; a finales de 2019 estaban empleados 4,715,879 dominicanos y dominicanas.
Si, como todo parece indicar, seguimos a este ritmo, este año estaremos alcanzando el empleo número un millón.
Por su parte, la tasa de desocupación abierta cayó a 5.9%, la más baja de nuestra historia reciente.
Sabemos, además, que se han creado puestos de empleo de calidad y mejor remunerados.
Porque este dinamismo en el mercado laboral ha estado acompañado por el crecimiento de los salarios reales, especialmente en los quintiles de ingresos más bajos, los cuales registraron un incremento acumulado de 33.1% entre 2013 y 2019.
El salario mínimo nominal de las pequeñas, medianas y grandes empresas del sector privado del año 2019 resulta ser superior en 56% al de 2013, registrando un aumento promedio cada dos años de 16% aproximadamente.
Todo esto se ha traducido en una reducción sin precedentes de la pobreza monetaria, que pasó de 39.7 % en 2012 a 20.6% en 2019.
Eso quiere decir que 1 millón 800 mil dominicanos lograron superar el umbral de la pobreza en siete años y medio.
No sólo eso, además el porcentaje de personas en situación de pobreza extrema descendió de 9.9% a 2.4% durante el mismo período de gobierno, lo que significa que 700 mil dominicanos salieron de la pobreza extrema.
Y para quienes dudan de nuestras cifras les diré que han sido refrendadas por la CEPAL en su informe Panorama Social de América Latina 2019, donde se destaca a la República Dominicana como uno de los países que presentaron mayores reducciones de la pobreza monetaria, ocupando actualmente la posición número 7 con menor pobreza entre los países de América Latina y el Caribe.
De seguir así, a lo largo de este año podríamos llegar a ver cómo ¡por primera vez en nuestra historia! la pobreza queda por debajo del umbral del 20%.
Señoras y señores,
Reducir la pobreza de un país a la mitad en 7 años. Eso es cambio! ¡Ese es el verdadero cambio!
Sin embargo, el hecho de que el crecimiento económico sea equitativo no es algo que podamos dar por supuesto. Sobran en el mundo ejemplos de países donde no se da esta situación.
Nosotros, hemos ido reduciendo sustancialmente la desigualdad. El coeficiente Gini, que mide esta variable, se situaba en 2012 en 0,487 y en 2019 descendió a 0,431. Esto puede parecer una cifra poco significativa a simple vista, pero deja de serlo cuando la traducimos.
Dicho de forma sencilla, esta reducción quiere decir que en este momento la República Dominicana es uno de los países con menos desigualdad de toda América Latina!
Porque desde el primer día de gobierno les dije que mi prioridad sería combatir a nuestros dos grandes enemigos: la pobreza y la desigualdad, y así ha sido!
Les dije que pondríamos la economía al servicio de la gente y no al revés, y así ha sido también!
Honorables Asambleístas,
Entre 2012 y 2019 todos estos avances juntos hicieron que República Dominicana haya ascendido 8 posiciones en la clasificación del Índice de Desarrollo Humano.
Eso quiere decir que la República Dominicana está ahora entre las 4 naciones del mundo, óigase bien, ¡del mundo! en las que el desarrollo integral de la población mejoró más en los últimos años.
Señoras y señores,
Hablemos de sectores estratégicos, como el turismo.
En 2012 visitaban el país 4.5 millones de turistas al año, lo que nos generaba un ingreso de 4 mil 600 millones de dólares, ambas cifras nada despreciables.
En 2019, la República Dominicana recibió 7.5 millones, entre turistas que ingresaron vía aérea y cruceristas, y esto a pesar de las dificultades experimentadas por el sector a raíz de la cobertura de noticias negativas por medios de prensa externos, que implicaron la moderación de su tendencia de crecimiento.
Los ingresos por turismo en 2019 sumaron 7,468 millones de dólares.
Entre 2013 y 2019, República Dominicana recibió más de 45 millones de visitantes, y más de US$45,700 millones de ingresos en divisas por turismo, lo que nos consolida como líderes y destino favorito de Centroamérica y el Caribe.
Como saben, en este sector nos propusimos una meta ambiciosa: que en un periodo de 10 años, el país recibiera 10 millones de turistas anuales. Y esa meta, si sigue la tendencia que hemos marcado, se cumplirá en 3 años, tal como dijimos.
Señores y señoras,
Otro sector que año tras año desde el 2012 ha vivido un resurgir en su dinamismo es el de las zonas francas de exportaciones, uno de los sectores económicos que más ha crecido, con un 9.8% solo en el último año.
En 2012 las exportaciones de este sector alcanzaron alrededor de 5 mil millones de dólares, repartidos entre 53 parques que generaban 134 mil puestos de trabajo.
En los últimos 7 años hemos revertido esa situación, al punto que la inversión total acumulada de las empresas registró un crecimiento de un 82.6%, con recursos provenientes de los 5 continentes.
En definitiva, encontramos unas zonas francas decaídas y dejaremos unas zonas francas en plena actividad. Con inversiones que superan los 6 mil 200 millones de dólares, en 74 parques que ya dan empleo a 176,473 dominicanos y dominicanas.
Las zonas francas han pasado los últimos años por un proceso de diversificación que las han transformado de parque de producción de textiles a producto de mayor valor agregado, lo que nos ha posicionado como referente de productos de mayor calidad en varios rubros.
Somos así: el primer exportador mundial de cigarros. El segundo exportador de interruptores eléctricos a los Estados Unidos. Tercer exportador de instrumentos de médicos de América Latina y cuarto proveedor de los Estados Unidos.
Segundo exportador latinoamericano de velas y velones aromáticos. Segundo exportador de trajes de fibras sintéticas a los Estados Unidos. Tercer exportador de calzados a Latinoamérica y noveno hacia los Estados Unidos.
Señoras y señores,
Nuestro modelo de crecimiento inclusivo no sería posible sin el progreso de las micro y pequeñas empresas, que son la base de nuestra economía.
Sin embargo, para que pudieran realmente participar y aportar al crecimiento económico del país, nuestras MIPYMES necesitaban en 2012 un apoyo fundamental: crédito. Crédito accesible a tasas de interés razonables.
Por eso, pusimos en marcha iniciativas como Banca Solidaria, que entre 2012 y 2019 ha prestado más de 33 mil millones de pesos a unos 683 mil micro y pequeños empresarios.
Si sumamos los préstamos otorgados por Banca Solidaria, el Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario, el Banco Agrícola y la Fundación Reservas del País, nos encontramos con que nuestras mipymes han recibido cerca de 200 mil millones de pesos en créditos, desde que llegamos al gobierno.
En estos 7 años, los clientes de Banca Solidaria no solo han creado miles de puestos de trabajo con sus emprendimientos, sino que además lo han hecho con una tasa de morosidad del 0.83%, muy por debajo del promedio del sistema bancario nacional.
Por otra parte, el año pasado implementamos dos medidas que las pymes llevaban tiempo solicitando, por un lado instauramos el Régimen Simplificado de Tributación o monotributo, y por otro eliminamos el anticipo del impuesto sobre la renta.
Estos esfuerzos han dado sus frutos. Al día de hoy las MIPYMES generan 2.7 millones de empleos y aportan casi el 40% del PIB, aporte que era del 27% en 2012.
Amigos y amigas,
En paralelo con el desarrollo de nuestros emprendedores, hemos puesto gran énfasis en la capacitación de nuestro capital humano, especialmente de nuestros jóvenes, para garantizar su acceso al mercado de trabajo.
Así, el INFOTEP ha ampliado su oferta académica de 591 opciones de cursos que tenía en 2012 a más de mil en 2019.
Durante estos años INFOTEP ha ofrecido más de 283 mil cursos y desplegado 56 talleres móviles en todo el país. Estamos hablando de más de 5 millones 65 mil certificados de formación técnica entregados.
Solo en 2019 se entregaron más de 816 mil certificados.
Comparémoslo con los 305 mil que se entregaron en 2011.
Casi hemos triplicado la formación técnico profesional, que es un espacio de articulación crucial entre educación, trabajo y desarrollo con igualdad.
Pueblo dominicano,
Otro de los principales propósitos de nuestro gobierno ha sido mejorar las carreteras dominicanas y todas las infraestructuras del país.
Porque lo cierto es que en 2012 nos encontramos con una aceptable infraestructura vial en la capital, pero en el resto del país la situación era algo diferente.
Por eso, desde 2012 emprendimos a través del Ministerio de Obras Públicas, un inmenso trabajo de construcción, reconstrucción y rehabilitación de carreteras y puentes en todo el territorio nacional, interconectando el país de norte a sur y de este a oeste.
Hemos modernizado nuestra red vial con infraestructuras de primer nivel y, además, contamos con un eficiente sistema de asistencia en las carreteras, que las ha colocado entre las más seguras de América Latina.
Las obras son tantas que no podemos dedicar el tiempo de este discurso a enumerarlas y, por eso, ayer hicimos esta publicación en la prensa, que recoge una gran cantidad de las obras realizadas en los últimos 7 años y medio.
Además, próximamente vamos a inaugurar una obra que viene a transformar nuestra capital: la Circunvalación del Gran Santo Domingo, que contribuirá notablemente a desahogar el tránsito, permitiendo que los vehículos de carga y los que se desplazan de un punto a otro del país no tengan que atravesar las calles de la ciudad.
Igualmente, estarán listas antes del 16 de agosto la Avenida Ecológica, la carretera Puerto Plata – Navarrete, la carretera turística Santiago- Puerto Plata, el Palacio de Justicia de Santo Domingo, los Museos de la Plaza de la Cultura, así como los proyectos de El Riíto en La Vega, Tenguerengue y nueva Mesopotamia y la Circunvalación de San Juan de La Maguana, la Circunvalación de Azua, la circunvalación de San Francisco de Macorís, entre otras, de un total de 95 obras que serán entregadas solo por el Ministerios de Obras Públicas antes del 16 de agosto.
En paralelo con este esfuerzo, también hemos prestado gran atención a mejorar el servicio de transporte público dentro de las ciudades.
Sirva como ejemplo el Metro de Santo Domingo, que ha pasado de transportar 31 millones de pasajeros al año en 2012 a transportar 105 millones en el 2019, gracias a la finalización de la línea 2 y a la construcción y apertura de la Línea 2B.
Y, por supuesto, no puedo dejar de hablarles de la construcción y puesta en marcha del teleférico de Santo Domingo, que ha unido 30 barrios de Santo Domingo Norte y Este.
Después de un largo proceso de licitación se iniciaron los trabajos de construcción de la línea dos del teleférico de Santo Domingo, que contará con 8 estaciones, beneficiando los barrios: Buenos Aires, Barrio Libertador, Las Palmas, Villa Aura, Las Caobas, Manoguayabo, Alameda, San Miguel, Los Peralejos, Pantoja, Los Alcarrizos Viejos, La Yuca, Savica, San Rafael, Puente Blanco, Barrio El Invi, 24 de Abril, Los Americanos, Barrio La Unión y Barrio la Esperanza, entre otros.
Tomemos también el ejemplo de la OMSA. En 2012, solo estaban circulando 125 autobuses, al día de hoy tenemos 450 unidades, en buen estado y la mitad de ellas con conexión a internet.
Además, hemos dejado sentadas las bases para que el próximo gobierno pueda desarrollar en toda su extensión el Sistema Integrado del Transporte Público de Pasajeros, que ahora funciona en fase piloto en 4 corredores, permitiendo viajar de forma más cómoda, barata y segura, gracias al pago único con tarjeta.
Señoras y señores,
Como les decía al principio, otro tema complejo al que decidimos hacer frente fue el de la energía eléctrica.
Para ponerlo de manera sencilla, antes de 2012, la capacidad de energía instalada en el país era de 2,998 megavatios y para enero de 2020 ya eran 4,850 megavatios. Es decir, este gobierno prácticamente ha duplicado el suministro eléctrico del país.
Producir casi dos mil megavatios más significa que ahora hay un millón 875 mil familias que reciben energía eléctrica las 24 horas, o sea, un 130% más de hogares con electricidad 24/7 que en 2012.
Solo la construcción de Punta Catalina aporta 756 megavatios diarios con la tecnología fósil más limpia y eficiente del país.
Por eso, no exagero cuando digo que Punta Catalina marca un antes y un después en el país.
Porque, además de contribuir a la disminución del endeudamiento, esta planta va a reducir la factura eléctrica de las familias dominicanas y está atrayendo ya nuevas inversiones.
Y a esto ayudará también otra gran noticia ocurrida este año. Me refiero a la puesta en marcha hace unos meses del gasoducto de 50 kilómetros instalado en el Este del país, desde Boca Chica hasta San Pedro de Macorís por la firma AES Dominicana y que está permitiendo convertir a gas natural las unidades Quisqueya I y II, CESPM, Sultana del Este y de ser posible Los Orígenes, con una capacidad conjunta de 940 megawatts.
Señoras y señores,
Más allá de aumentar la generación y mejorar la distribución, nuestra otra gran meta ha sido diversificar la matriz eléctrica, dando prioridad a proyectos de energía limpia y renovable.
Cabe destacar que antes de 2012 solamente se generaban 33 megavatios a través de energías renovables.
Prometimos llegar a un 25% de la matriz de generación de renovables, y me alegra poder anunciar que la vamos a sobrepasar.
Porque producimos 18 veces más energía limpia que cuando llegamos al gobierno. Al día de hoy podemos estar orgullosos de decir que generamos 604 megavatios de energía verde! Si a eso añadimos los 626.5 megavatios que aportan las hidroeléctricas, esto suma en total 1,230.5 megavatios de capacidad instalada, que equivale a más del 25 por ciento de generación de energía renovable.
Esta transformación representa un ahorro anual de hasta mil millones de dólares, porque ya no estamos dependiendo como antes del petróleo.
Y no debemos olvidar que, con ella, seguimos contribuyendo con el Acuerdo de París para la reducción de gases de efecto invernadero.
Señores y señoras,
Esto conecta plenamente con la renovada atención al medio ambiente que nuestro gobierno ha mantenido y que está reverdeciendo nuestra isla.
Recordemos que en 2012 teníamos kilómetros de montañas despoblados de árboles, donde avanzaban la quema y el conuquismo.
Por eso, emprendimos 7 grandes proyectos de reforestación para el Desarrollo Sostenible de las Cuencas Hidrográficas de la Región Sur del País. Hoy, se han reforestado más de 532 mil tareas; lo que representa un avance del 69% de la meta total, que es de 767,000 tareas.
Un dato adicional, al día de hoy se han plantado más de 57 millones de árboles en los proyectos agrícolas y forestales.
En estos años también hemos realizado importantes obras de infraestructura para la preservación de nuestros recursos hídricos.
Así en 2016 entregamos la ampliación de la presa de Sabana Yegua, en Azua y estamos avanzando en la finalización de la Presa de Monte Grande, en Barahona, que tendrá capacidad para almacenar 350 millones de metros cúbicos de agua.
El proyecto llevará agua a numerosas comunidades; además, garantizará el riego de más de 700 mil tareas que dedicarán al cultivo de productos agrícolas y permitirá controlar las inundaciones provocadas por la crecida del río Yaque del Sur y sus afluentes.
Pero también nos hemos preparado con la construcción y rehabilitación de presas medianas, para poder enfrentar los periodos de sequía.
Así, rehabilitamos la presa Tavera- Bao, López- Angostura y mejoramos la presa Jigüey. Se reparó la central hidroeléctrica Aguacate, en San Cristóbal y se potenciaron las dos unidades que la conforman.
También reforzamos el sistema principal del canal de la presa de Hatillo, en Sánchez Ramírez, e inauguramos las presas de Palma Sola y la de Las Dos Bocas en San Juan, una obra esperada durante 25 años en el municipio de Vallejuelo.
Actualmente, están en su etapa final las construcciones de la presa Yacahueque, en San Juan y la presa La Piña en Dajabón, al tiempo que pusimos en marcha los trabajos de construcción de la presa y los canales de riego de Boca Los Ríos, en Santiago Rodríguez.
Señoras y señores,
Como saben, este 2020 ha sido declarado formalmente como el Año de la Consolidación de la Seguridad Alimentaria.
¿Qué quiere decir esto? Pues quiere decir que es el momento de afianzar el gran trabajo que vienen haciendo nuestros productores del campo y nuestras instituciones.
El trabajo que ha logrado que al día de hoy produzcamos el 85% de los alimentos que comemos.
De hecho, en algunos rubros importantes como el arroz, los huevos, el pollo o los plátanos llegamos al 100%.
Esto es una gran noticia porque producir aquí, en nuestra tierra, los productos que comemos es la única garantía de que la canasta básica sea asequible al bolsillo de las familias, independientemente del devenir internacional.
De nuevo, recordemos cuál era la situación de la que partíamos. Cuando llegamos en 2012 encontramos el crédito agropecuario con tasas de interés de un 18%.
Esto era mucho más de lo que la mayoría de los productores del campo podían pagar, así que la producción agrícola estaba estancada.
Logramos reducir la tasa de interés a un 8% y el crédito al campo se ha triplicado. Pasamos de 500 millones de pesos prestados al mes a 1,800 millones en 2019.
Esto ha permitido, a través de las Visitas Sorpresa, que se realizaran más de 2 mil 400 proyectos, con una inversión de más de 49 mil millones de pesos.
A eso hemos dedicado 284 domingos, a visitar todos los puntos del territorio nacional, para escuchar las voces de los dominicanos y las dominicanas.
Esto ha hecho posible la generación de 170 mil empleos directos y otros 300 mil indirectos, que han permitido que miles de familias encuentren trabajo en sus propias comunidades, sin necesidad de emigrar a la ciudad.
Y también nos hemos asegurado de que las personas que trabajan el campo tengan una mayor seguridad jurídica, que sean los dueños de las tierras en las que ponen todo su empeño día a día.
Cuando llegué a la presidencia sólo se habían entregado 14 mil títulos de propiedad. Desde 2012 hasta ahora se han entregado ya 70,525 títulos, beneficiando a más de 279 mil personas e invirtiendo alrededor de 660 millones de pesos en la adquisición de títulos por parte del Estado y que son entregados de forma gratuita a las personas que trabajan la tierra.
Lo que significa una economía de más de 5,600 millones de pesos para las familias que fueron beneficiadas por el gobierno con sus títulos definitivos de propiedad, porque no lo tuvieron que pagar.
Para que se hagan una idea, esta cifra supera ampliamente el total de títulos entregados durante los 56 años de la Reforma Agraria.
¿Y cuál es el producto final de todo esto?
El producto final es que nuestra producción agrícola pasó de 140.73 millones de quintales de alimentos en 2012 a 208.5 millones de quintales de alimentos, para un incremento total de 67.77 millones de quintales de alimentos en 7 años y medio.
Cuando empezamos a servirles en 2012, el sector turístico importaba el 70% de los alimentos que servía en los hoteles.
Hoy, los productores dominicanos son capaces de suplir el 85% de la demanda de alimentos al sector.
Y esto va de la mano con el crecimiento de las exportaciones agropecuarias, que pasaron de 1,345 millones de dólares en 2012 a 2,322 en 2019. Es decir, estamos exportando dos veces más que hace siete años.
Por eso les decía que este es el año de la consolidación de la seguridad alimentaria.
Hoy somos uno de los primeros países de América Latina y del Caribe donde más se ha reducido el hambre, como confirma la FAO.
Es el momento de dar el empuje definitivo por la seguridad alimentaria, porque nuestro país nunca ha estado tan cerca de cumplir ese objetivo, largamente anhelado y por fin al alcance de la mano, que es el objetivo Hambre Cero
Amigas y amigos,
Pasemos ahora a hablar de la educación, porque quizá en ningún otro campo el cambio logrado en estos años ha sido más claro, más profundo y más necesario, que en la educación.
Recordemos por un momento cuál era la situación de nuestro sistema educativo en el pasado 2012.
Faltaban aulas y con el modelo de 2 tandas, las escuelas impartían en promedio 2 horas y media de docencias.
Los alumnos tenían que recorrer largas distancias para estudiar, muchos llegaban sin desayunar, otros no tenían con qué comprar sus útiles escolares. En definitiva, los hijos de los más pobres no tenían igualdad de oportunidades.
Veamos ahora el cambio:
Nuestro país invierte ahora el 4% del PIB en la educación.
Esto quiere decir que la inversión por estudiante pasó de 20 mil pesos en el 2012 a más de 92 mil este año.
Pero más importante aún, con el 4% pudimos duplicar el número de aulas construidas desde la fundación de la República.
Así es, señoras y señores,
En toda la historia de República Dominicana, hasta el 2012, se habían edificado 33 mil aulas. En estos siete años y medio de gestión ya hemos inaugurado 24 mil espacios educativos y se están construyendo otros nueve mil espacios. De manera que cuando finalice esta gestión llegaremos a 66,000 espacios educativos.
Es decir, que la mitad de los niños que vayan a la escuela en los años venideros lo harán en escuelas nuevas, construidas y equipadas por este gobierno.
Esta es la realidad. Esto es cambio, cambio con mayúsculas.
Gracias a esas aulas, hemos hecho posible que más de 1 millón 600 mil niños y niñas reciban, por fin, 8 horas de docencia y tengan, además, 3 comidas diarias garantizadas.
¿Pueden imaginar una mayor transformación para una generación entera de dominicanos y dominicanas?
Pero pensemos ahora en los maestros, porque ellos también son testigos del cambio.
Tras sucesivas subidas salariales, el salario promedio del docente de educación inicial y básica aumentó un 97%. A su vez, el salario del docente de educación media creció 103%, a lo que hay que añadir un aumento de sus pensiones de jubilación y una mayor cobertura de salud.
En cuanto a la formación de nuestros educadores, para poner las cosas en perspectiva les diré que pasó de 1,383 millones de pesos en 2012, hasta llegar a 4,575 millones de pesos en el año 2019, es decir, que estamos invirtiendo el triple en la formación de los maestros.
Y si hablamos de educación superior, también hay datos clave que muestran cómo está cambiando nuestro país.
Comenzaré por decir que hemos otorgado cerca de 350,000 becas en este periodo.
Solo el Mescyt ha entregado más de 236 mil becas nacionales, internacionales, de Inglés por Inmersión, de República Digital y otros. Mientras que el Ministerio de la Juventud ha otorgado 98 mil becas en todo el periodo.
A su vez, hemos aumentado la cantidad de becas para que los estudiantes meritorios puedan continuar especializándose en más de 100 universidades internacionales y contribuyendo después con su talento a mejorar el país. El apoyo a la educación superior ha sido de tal magnitud, que solo a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) se le ha incrementado su presupuesto de 5,271 millones en 2012 a 9,481 millones en 2020, prácticamente se ha duplicado su presupuesto.
Además, aprovecho este encuentro para agradecer la reciente aprobación por el Senado de la República y esperamos la pronta aprobación por parte de la Cámara de Diputados de la Ley del Marco Nacional de Cualificaciones, que servirá para aumentar notablemente la calidad de los estudios universitarios, a la vez que posibilitará la evaluación internacional y garantizará una mayor adecuación entre las titulaciones y las necesidades de las empresas.
Señoras y señores,
En 2012 les prometí poner a las personas en el centro de las políticas públicas, pero antes que a ninguna otra persona, a los niños y niñas de todo el país. Porque es en la primera infancia donde se empieza a romper el círculo de la exclusión y la carencia.
Y comenzamos por proteger la vida, reduciendo la mortalidad infantil.
En 2012, la tasa de mortalidad infantil era de 17 niños por cada 1,000 nacidos vivos. En la actualidad se ha reducido a 12 niños por cada 1,000 nacidos vivos, cuya reducción nos ha permitido alcanzar la meta fijada por los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030.
Pero, además, lo cierto es que cuando llegamos al gobierno apenas 18 mil niños y niñas menores de 4 años recibían atención integral.
Esto tenía que cambiar, y cambió.
Hoy, los programas de Estancias Infantiles y los Centros de Atención a la Infancia y la Familia, ofrecen protección a más de 193,500 niños.
Niños y niñas de entre 45 días y 4 años, que reciben diariamente protección, nutrición, estimulación temprana y cuidados de salud de mano de profesionales bien preparados y de manera completamente gratuita.
Y para que esta cobertura llegue a todos sin excepciones, inauguramos 3 Centros de Atención Integral a la Discapacidad que ya han realizado intervenciones terapéuticas y servicios clínicos a más de 5,452 niños y niñas con discapacidad.
Esto supone un antes y un después para miles de familias que nunca antes habían contado con un apoyo institucional especialmente diseñado y dirigido a sus necesidades.
Y como este gobierno no se detiene y seguimos trabajando, me complace anunciarles que ya está prácticamente lista en la zona oriental de Santo Domingo lo que podríamos llamar una ciudad de la niñez, con la apertura de un cuarto Centro CAID, de dos estancias infantiles y un parque para niños con discapacidad.
A su vez, hemos asumido el compromiso de que ningún niño se vea desprovisto de identidad. Porque ese es el primero de los derechos, la llave que abre la puerta hacia la educación, la salud y la seguridad. De manera que la identificación en nuestros hospitales, que rondaba el 41% hace 7 años, ahora es ya del 85%.
Mención aparte merece el trabajo que realiza el CONANI con los niños, niñas y adolescentes más vulnerables.
Durante el período 2012- 2019 se asistieron 44,627 casos y se logró dar un hogar permanente y seguro a 688 niños, niñas y adolescentes sin familia.
Este conjunto de políticas de primera infancia son, sin duda, uno de los motores de transformación que dejamos en marcha, para que sigan avanzando durante los próximos años y dando sus frutos en las siguientes generaciones.
Señoras y señores,
Si hablamos de grandes problemas estructurales que ningún gobierno se atrevía a enfrentar definitivamente, tenemos que hablar del analfabetismo.
En 2012, el porcentaje de personas analfabetas era de 12.83%.
Con la ayuda de más de 25,000 voluntarios, emprendimos esa gran cruzada que ha sido el Plan Nacional de Alfabetización Quisqueya Aprende Contigo, la mayor iniciativa de este tipo realizada en la historia de nuestro país.
Hoy, cuando la batalla está prácticamente ganada, quiero hacer llegar un agradecimiento especial a todas esas personas que, con su generosidad, han enseñado a leer y escribir a 685,482 dominicanos y dominicanas.
Y digo que esta batalla está prácticamente ganada porque a enero de 2020, el índice de analfabetismo ronda el 5.5%.
Un país debe estar por debajo del 5% para ser declarado libre de analfabetismo. Y eso podríamos hacerlo fácilmente, si restáramos del conteo a los menores de 14 años, como permiten hacer los indicadores internacionales.
Sin embargo, no es así como queremos terminar esta lucha. El programa de alfabetización Quisqueya Aprende Contigo, empezó bajo el lema de “que nadie se quede atrás” y terminará, de la misma forma, sin dejar a nadie atrás.
Continuaremos enseñando a leer y escribir a los menores de 14, a los mayores de 65, y a todo aquel que lo necesite.
Porque es precisamente este cambio de mentalidad lo que nos permitirá convertirnos definitivamente en esa sociedad más justa, mejor educada y más igualitaria, que siempre fue nuestro proyecto de país.
Señoras y señores,
Quiero seguir hablándoles de cambios. De cambios profundos que se reflejan en el día a día de las personas, especialmente de aquellas que menos tienen.
Hablemos ahora del sistema de salud pública. De los servicios de salud que recibían antes las personas de escasos recursos y de los que reciben ahora.
Realmente, les aseguro que entrar en un hospital público ahora es una experiencia muy diferente a la que se vivía en el pasado.
Porque venimos de tener hospitales con pacientes que se hacinaban en una sala sin aire acondicionado, 10 ó 12 pacientes juntos con un baño común y con enfermedades diferentes.
Y hemos avanzado hasta el punto que en 42 hospitales tenemos dos camas por cada habitación, con un baño y aire acondicionado, y muy pronto tendremos 57 hospitales en iguales condiciones.
El próximo 10 de marzo estará lista también la Ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar, un moderno complejo médico de 12 edificios con 55 quirófanos y más de 600 camas.
Además, antes del 16 de agosto serán inaugurados y reinaugurados por la OISOE, los siguientes centros de salud: El hospital Regional José María Cabral y Báez, el hospital Arturo Grullón en Santiago, el hospital Jaime Mota en Barahona, el hospital Eduardo Musa en San Pedro de Macorís, el hospital Regional de San Francisco de Macorís, el hospital de Engombe en Santo Domingo Oeste, el hospital Vinicio Calventi en Los Alcarrizos, el hospital de El Seibo, el hospital de Las Terrenas en Samaná, el hospital de Boca Chica, el hospital de Villa Hermosa en la Romana, el hospital de Bonao y el hospital de Neyba, entre otros.
Hemos pasado también de tener solo 15 médicos y enfermeras por cada 10 mil habitantes a tener 28, casi el doble. Hoy contamos con una plantilla de más de 22,000 médicos, mejor pagados y más preparados. Recordemos que en 2016 un médico general ganaba 36 mil pesos, y hoy reciben 50 mil pesos y cuentan con protocolos más actualizados.
Estos médicos y equipos de salud están, además, cada vez mejor repartidos en el territorio, gracias a que hemos fortalecido la red de atención primaria, con 44 Centros de Diagnóstico y Atención Primaria, de un total de 50 que están en construcción.
En cuanto a los seguros de salud, ya podemos decir que hemos dejado atrás ese modelo en el que si el ciudadano no tenía cobertura privada, no podía acceder a una atención decente.
Es una gran satisfacción poder afirmar que hoy, 8 de cada 10 dominicanos están afiliados al Seguro Familiar de Salud.
Es decir, que más de 2 millones 88 mil personas que no tenían seguro de salud, ahora ya lo tienen.
Por su parte, el régimen subsidiado de SeNaSa ha incrementado su cobertura hasta el punto que 9 de cada 10 dominicanos de escasos recursos cuenta ya con salud gratuita, algo que era inconcebible antes del 2012.
En cuanto al alcance de esta cobertura, recordemos que cuando se creó el SDSS, la cobertura de la Seguridad Social era de 150,000 pesos por cada afiliado. En la actualidad, esta cobertura es de un millón de pesos.
Y si hablamos de medicamentos, la red de Farmacias del Pueblo ha hecho posible un ahorro anual de 6,265 millones de pesos para las familias, si lo comparamos con lo que hubieran gastado en farmacias privadas.
Por supuesto, también pensamos en apoyar a nuestros mayores, los que más han contribuido al bienestar de la sociedad.
Para ellos, en 2019 creamos el Plan Especial de Salud, SeNaSa Cuida de Ti, que inicialmente dio cobertura a 116 mil pensionados y jubilados del sistema público.
Desde el primero de abril del año pasado, se incrementó a 8,000 pesos la pensión mínima de los jubilados del Estado, con subidas de 10% para los que percibían esa cantidad y de 5% para el resto.
A esto hay que sumarle que un total de 55,718 pensionados y jubilados cuentan ya con cobertura para enfermedades de alto costo.
Por último, la recién aprobada Ley de Seguridad Social facilitará que miles de empresas y entidades públicas se pongan al día con sus obligaciones, contribuyendo a la re-afiliación de más de 400 mil trabajadores y sus dependientes, que hasta ahora no han recibido los beneficios de la seguridad social.
Señoras y señores,
De la mano con la salud y conectado a la seguridad, se encuentra nuestro Sistema Nacional de Atención a Emergencias, 911.
Con la expansión en 2019 a San Juan, Azua, Barahona, Duarte y este año a Sánchez Ramírez, María Trinidad Sánchez, Hermanas Mirabal, Valverde, la Sierra de Santiago, Jarabacoa y Constanza, el 9-1-1 alcanza ya a más del 85% de nuestro territorio.
Afortunadamente, ya parece un recuerdo lejano, pero no hace tanto que la gente iba en motor o en concho a los hospitales y muchas veces fallecía en el trayecto. Hoy, millones de dominicanos dan por hecho que, si tienen una emergencia a cualquier hora del día o de la noche, en un lapso de 5 a 8 minutos tendrán una unidad especializada del 9-1-1 a su lado.
El 9-1-1 ha probado ser en un sistema de coordinación eficiente, con equipos especializados para cada caso y con un alto nivel de satisfacción, que ha atendido ya más de 2 millones de emergencias.
Además, para la protección de todos, contamos con un sistema de video vigilancia de 3,290 cámaras, que nos ayudan en la batalla diaria por la seguridad en las calles.
Asimismo, hemos integrado a cerca de 4,000 agentes para vigilar las calles y proteger a los ciudadanos, al tiempo que se ha realizado una gran transformación al interior de la Policía Nacional, para mejorar la disciplina de sus miembros, fomentar su desarrollo profesional y eficientizar la institución.
Al mismo tiempo, los policías han recibido un aumento salarial que va desde el 40% hasta el 131%, según el rango.
De la misma manera, los miembros de las Fuerzas Armadas han tenido un mejora del 75% al 125% y los elementos de la Dirección Nacional de Control de Drogas han recibido un aumento del 100% al 120% en sus salarios.
Todos cuentan con mejor cobertura de salud, pensiones y planes de formación.
Sin duda, la labor coordinada y reforzada de nuestros cuerpos de seguridad ha sido uno de los factores principales en la continua reducción de la tasa de criminalidad que hemos experimentado.
Lo cierto es que en 2012 teníamos una cifra de 23.4 homicidios por cada 100 mil habitantes. Y la hemos reducido año tras año sin parar: en 2017 habíamos logrado bajarlo a 15.3 y hoy ya se encuentra en 9.6, tal y como certifica la prestigiosa organización Insight Crime.
Somos hoy, de acuerdo a los datos, el cuarto país de América Latina con la tasa más baja de delincuencia.
Y si bien sabemos que queda mucho por hacer, no es menos cierto que estamos mejorando y que ya no somos el país que éramos hace ocho años.
Esto también se refleja cuando hablamos de la protección a las mujeres y de sus derechos.
En este sentido, tanto las instituciones como el conjunto de la sociedad hemos emprendido un cambio cultural e institucional.
Un cambio que se resume en que ninguna víctima puede quedar sin apoyo ante una situación de violencia y ningún agresor puede quedar sin castigo.
Atrás quedó la cultura de la impunidad y de decir que “eso es un asunto privado”. Si una mujer necesita ayuda, es asunto de todos.
La violencia hoy tiene, y ya siempre tendrá, una respuesta institucional y contundente, bajo el principio “tolerancia cero”.
Fue así que lanzamos el Plan Nacional Contra la Violencia de Género, que entre otras medidas ha puesto a disposición de las mujeres más casas de acogida y más servicios de protección, a las que pueden asistir si sienten cualquier tipo de amenaza.
Por supuesto, una sola víctima es demasiado y vamos a seguir multiplicando nuestro esfuerzo, sin embargo, es justo decir que como resultado de estas medidas, los feminicidios han descendido en un 28% desde el 2012.
Y continuando con la seguridad, como les prometí en 2018, nuestra frontera se encuentra más vigilada y protegida que nunca.
Ya hemos inaugurado 5 puestos de chequeo, se ha incrementado el patrullaje costero y se ha desplegado una flotilla de drones, cámaras y helicópteros que facilitan la acción conjunta de Policía, Ejército, Fuerza Aérea, Cesfront, la Dirección de Migración y la Dirección General de Aduanas.
Cabe señalar también que, además de reforzar la seguridad en las zonas de frontera, hemos trabajado por aumentar el bienestar de los dominicanos que residen en ellas.
De hecho la región del país donde más ha subido el Índice de Desarrollo Humano es precisamente en la frontera, con un 34.3% de aumento.
Y para completar este esfuerzo y que la vigilancia esté más coordinada que nunca en nuestra historia, les anuncio que el próximo 16 de marzo se pondrá en marcha el Centro de Control Tecnológico de las Fuerzas Armadas.
Se trata de una instalación pionera en la región y que permitirá tener conectados en un mismo lugar todos los sistemas de vigilancia y alerta temprana con que cuenta el país, tanto de las fuerzas armadas, como del 9-1-1, del COE y de todas las instituciones de respuesta, facilitando así que nuestros cuerpos de seguridad puedan responder de manera inmediata y coordinada ante cualquier amenaza a la seguridad nacional.
Desde la situación en los pasos fronterizos, hasta los ataques a la ciberseguridad o al espacio aéreo y marítimo, nuestras fuerzas armadas podrán monitorear cualquier actividad irregular en tiempo real y actuar de manera inmediata, eficiente y conjunta.
Pueden creerme si les digo que la República Dominicana nunca había estado tan bien preparada para defenderse de cualquier amenaza.
Por último, como apunté al principio de mi intervención, acogiendo una recomendación de la Dra. Zoila Martínez, Defensora del Pueblo comenzamos el Programa de Humanización del Sistema Penitenciario. Esta era una necesidad impostergable, porque la verdad es que las cárceles que teníamos no eran otra cosa que una escuela de delincuencia.
Estamos, así, remodelando y ampliando el conjunto de centros penitenciarios del país, incluyendo la edificación de la Nueva Victoria que será la primera de tres cárceles de máxima seguridad, y que estará lista en este mes de marzo. Centros que estarán guardados y atendidos por 1,000 nuevos agentes penitenciarios.
El resultado serán 12,000 nuevos espacios y, con ello, nos habremos convertido en uno de los primeros países de América Latina en tener un espacio por preso, condición indispensable para asegurar la necesaria dignidad y capacidad de reinserción de nuestro sistema penal.
Por otra parte, hemos aumentado el presupuesto de la Procuraduría General de la República de 3,806 millones de pesos en 2012 a 8,619 millones de pesos para este 2020.
Esto nos ha permitido incrementar el número de fiscales de carrera, así como mejorar sus salarios, capacitación y equipamiento.
En cuanto a los llamados crímenes de cuello blanco, nuestros esfuerzos contra el lavado de activos han obtenido el reconocimiento suficiente como para que la República Dominicana ocupe en este 2020 la presidencia del Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica, GAFILAT.
Esta es otra iniciativa que para muchos ha pasado desapercibida, pero que ha supuesto un cambio radical en el manejo de fondos, tanto en el sistema bancario, como en todos los sectores económicos, alejándonos para siempre de las prácticas propias de los paraísos fiscales y garantizando la persecución eficiente de los delitos de lavado de dinero.
Y siguiendo con la persecución del crimen en todos los frentes, estamos también preparados para enfrentar los retos tecnológicos. Avanzamos del puesto 121 al 92 de 175 países del ranking global del Índice de Ciberseguridad Global.
Al tiempo que pusimos recientemente en marcha el Centro Nacional de Ciberseguridad para que tanto nuestras empresas como nuestros ciudadanos puedan desarrollar sus actividades en una red más segura.
Señoras y señores,
Hablemos ahora de algo tan importante para todas las familias como es la vivienda.
De nuevo, nos encontramos con dos situaciones que necesitaban de intervención.
La primera y más urgente era la existencia de comunidades enteras viviendo en condiciones de alta vulnerabilidad, como eran Boca de Cachón y la comunidad de La Barquita.
Aquí hemos dado apoyo con proyectos habitacionales completos, con todos los servicios e infraestructuras, entregados gratuitamente.
Estas experiencias las trasladamos rápidamente a la recuperación de la comunidad de La Mesopotamia, Tenguerengue en San Juan, El Riíto en La Vega y Domingo Savio, en Santo Domingo.
Por su parte, el INVI también ha realizado una labor encomiable en su papel de acercar el derecho a la vivienda a más de 13,000 familias entre agosto de 2012 y diciembre de 2019.
En suma, todos estos proyectos han permitido sacar de la precariedad y dotar de un hogar digno a miles de familias.
El segundo reto que encontramos fue que el sector privado no tenía los incentivos adecuados para construir las decenas de miles de viviendas asequibles que necesitaba el país.
Esto fue lo que buscamos corregir con la puesta en marcha de la Ley de Fideicomiso, gracias a la cual Ciudad Juan Bosch ya es un proyecto maduro y plenamente equipado, del cual se han vendido cerca de 10,000 viviendas.
Pero no solo eso, este mismo mecanismo de fideicomiso ha estimulado la iniciativa de los desarrolladores privados, que ya han constituido 330 fideicomisos más para la construcción de un total de 97,346 viviendas de bajo costo durante estos 7 años.
Dejamos, así, un sector de la vivienda dinámico y a pleno rendimiento, que no solo crea miles de puestos de empleo, sino también las viviendas dignas y asequibles que necesita la nueva clase media dominicana.
Señoras y señores,
Les decía al principio que solo si vemos las cosas en perspectiva, podremos valorar justamente los avances logrados. Pues bien, hablemos ahora de institucionalidad, transparencia y combate a la corrupción.
Si miramos con objetividad encontramos que, aunque silenciosa y discreta, una de las transformaciones más profundas que se han producido ha sido a lo interno de las instituciones públicas.
Porque la realidad es que cuando llegamos al gobierno las instituciones se comportaban como islas.
Islas separadas de las acciones de las demás y a veces ante el gobierno central como ante la ciudadanía.
Veamos ahora el cambio que se ha dado en algunas instituciones clave para garantizar el manejo transparente de los recursos, como es el caso de Compras Públicas.
Al llegar al gobierno 19,000 empresarios tenían la oportunidad de hacer negocios con el Estado.
Hoy 84,729 empresas han accedido a 513,027 contrataciones estatales, y el 87% de ellas son mipymes, buena parte de ellas dirigidas por mujeres.
Instauramos el sistema de sorteo de obras públicas que ya ha adjudicado proyectos por 91,725 millones de pesos, al tiempo que establecimos la subasta agropecuaria, que además de ser una garantía de limpieza en el proceso, ha supuesto un mayor beneficio para los productores locales y para el propio Estado dominicano.
Eso, señoras y señores, fue un gran cambio. Un cambio estructural en la forma de hacer las cosas.
Al mismo tiempo, impulsamos las comisiones de veeduría, el Portal Transaccional, el Portal de Transparencia Fiscal y más recientemente el Portal Único de Solicitud de Acceso a la Información Pública. Todo esto para que los ciudadanos puedan dar seguimiento al uso de los recursos públicos. Es decir, para que sepan cómo, cuándo y en qué se emplea hasta el último centavo del presupuesto nacional.
No es casualidad que la Oficina Internacional de Presupuesto Abierto en su publicación de enero de este año, destacara que la República Dominicana ha avanzado 51 posiciones desde 2012, en el ranking global que evalúa a 115 países. Actualmente estamos en la posición 17 en el mundo y la 4 de América Latina.
La Cuenta Única del Tesoro, por su parte, nos ha permitido unificar 3,549 cuentas que antes tenían un manejo discrecional por parte de 281 instituciones, lo que supone la gestión transparente de más de 417,274 millones de pesos.
Eso también fue un gran cambio, un cambio en la cultura de la administración pública, aunque nunca haya ocupado los titulares de los periódicos.
Implementamos, igualmente, todo un sistema de coordinación entre todas las instituciones públicas. Se acabaron las islas, se terminó la discrecionalidad.
Hoy día, podemos mirar el progreso y cumplimiento de nuestro programa de gobierno en todas las instituciones que forman parte de este Sistema de Monitoreo y Medición de la Gestión Pública.
Esto nos ha permitido decir hoy, que el 81.23% de las metas presidenciales están en ejecución normal. Pero más importante que la cifra es el hecho de que esta herramienta clave de gestión ya está implementada. Y quedará al servicio del próximo Presidente y su equipo de gobierno, para que esta vez sí sea posible, no solo saber lo que se hizo, sino dar continuidad a las obras y políticas que espera el pueblo dominicano.
Eso es transparencia y es también responsabilidad.
Se acabó que cada nuevo incumbente empiece a trabajar de cero.
Sin embargo, también ha habido momentos en estos más de 7 años en los que, además de la institucionalidad, se hizo necesario desplegar pura voluntad política, para garantizar que triunfaran la ley y la justicia. Y eso fue lo que hicimos. Porque ese era el cambio que nos pedía la población.
Así, nada más llegar a la presidencia renegociamos el contrato con Barrick Gold. Para los que no lo recuerden, ese contrato estipulaba que, en los primeros años, de cada 100 dólares de ingresos de la exportación de oro y otros metales, la Barrick recibiría 97 y el pueblo dominicano tres.
El resultado tras nuestra negociación fue que más de la mitad de los beneficios de la explotación de nuestro oro ahora son para los dominicanos y dominicanas.
Igualmente, recuperamos la gestión de la mayor parte de las autopistas nacionales, lo que ha supuesto la liberación de cerca de 70 millones de dólares al año, que ahora se invierten en mejores servicios para la gente.
Y, por supuesto, llevamos a la Suprema Corte de Justicia el caso Bahía de las Águilas, cuyo fallo positivo representa un logro histórico para el pueblo dominicano, tras 20 años de lucha.
Con igual respeto hacia la justicia y su independencia, mejoramos su presupuesto de 3,766 millones en 2012 a 8,170 millones en 2020, es decir más del doble. Impulsamos la renovación del Tribunal Superior Electoral, el Tribunal Constitucional y de los magistrados de la Suprema Corte de Justicia, acogiendo las voces de las instituciones empresariales, sindicales, ciudadanas y de los partidos políticos, con el fin de fortalecer la democracia y el Estado de Derecho.
Y hemos mantenido siempre el mayor respeto a la independencia de la prensa, como lo muestra el hecho de que entre 2012 y 2019, la República Dominicana haya avanzado 26 puestos en la clasificación mundial de la libertad de prensa, que elabora la organización internacional Reporteros Sin Fronteras.
Señoras y señores,
Sin querer alargar demasiado esta intervención, no puedo dejar de mencionar los logros alcanzados por el país en estos más de 7 años en ámbitos como el deporte y la cultura, que nos llenan de orgullo a todos.
Nuestros deportistas han obtenido 3 medallas en los Juegos Olímpicos, 194 en los Juegos Centroamericanos y 64 en los Juegos Panamericanos.
Sin olvidar, por supuesto, que en 2019 logramos que nuestra bachata fuera reconocida por la UNESCO como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, uniéndose así al reconocimiento que ya obtuvo el merengue en el año 2016.
Cabe señalar también que este año, por primera vez, nuestro país tendrá un puesto en el Consejo Ejecutivo de la UNESCO, como lo tiene ya en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, porque también en materia de política exterior hemos llevado a la República Dominicana a lo más alto.
Organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) han señalado a nuestro país como un modelo a seguir en un terreno tan importante como la lucha contra el hambre y la pobreza.
Hemos conseguido suprimir los visados que solicitaban a nuestros ciudadanos en 16 países, a la vez que firmamos acuerdos con 27 países adicionales.
Además, seguimos apoyando a nuestra diáspora. Ahora, siempre que vengan a visitar el país o que quieran retirarse en su tierra natal, podrán estar cubiertos ante cualquier eventualidad médica, a través del SeNaSa.
Señoras y señores,
Nuestro gobierno siempre ha tenido en su horizonte el país que queremos dejar a nuestros hijos y nietos.
Por eso, desde hace casi cuatro años estamos trabajando sin descanso para acabar con la brecha que amenazaba con cerrarnos las puertas de un futuro mejor: Me refiero a la brecha digital.
Es así como nació República Digital. Y si queremos hablar de cambio en nuestro país, sin duda esta iniciativa tiene mucho que decir.
Comenzaré hablando del propio gobierno, porque siempre he creído que lo mejor es predicar con el ejemplo.
Sepan que hasta el 2016 las oficinas públicas solamente tenían 30 servicios en línea.
En la actualidad ya existen más de 1,000 servicios, a través de los cuales los ciudadanos han podido realizar más de 20 millones de trámites.
Pero si hablamos de cerrar brechas, debíamos poner el foco también en lo más esencial: el acceso a internet, que hoy ya no es un lujo, sino un derecho.
Y para garantizarlo estamos llevando más y mejor conectividad a todo el país, con el despliegue de más de 1,500 km de cables de fibra óptica y, por supuesto, con los más de 1,000 puntos de Wifi gratuitos que ha instalado Indotel en espacios públicos de todo el territorio el nacional.
Pero, además, era necesario que República Digital se integrara a la revolución educativa. Con este objetivo, entregamos ya más de 360 mil computadoras a estudiantes y docentes de 800 centros educativos en todo el país. Y seguimos entregando.
Además, cada escuela que entra en el programa es totalmente digitalizada, con los equipos, materiales y aplicaciones necesarios para asegurar a nuestros jóvenes la formación que les prepara para las profesiones del futuro.
Por otra parte, en 4 años hemos otorgado más de 181,000 becas para carreras tecnológicas, desarrollo de software e inteligencia artificial.
Y para digitalizar nuestro tejido productivo, República Digital ha formado también a 67,403 Mipymes en el uso de nuevas tecnologías y comercio electrónico. Porque queremos, desde ya, contar con emprendedores preparados para la Cuarta Revolución Industrial.
Hemos sentado así las bases de una cultura de la innovación permanente en las escuelas, en las empresas y en la administración pública.
Por tanto, podemos decir que la brecha digital que nos separaba como país se ha estrechado significativamente.
El próximo paso será cerrarla definitivamente y aprovechar las nuevas tecnologías para crear un nuevo ciclo de crecimiento económico y expansión de servicios públicos de primera calidad.
Pueblo dominicano,
Como les decía al principio, en este día solemne, no quiero hablarles solo del pasado o de lo que haremos en este año. Quiero hablarles también de los próximos 10 años, y de los retos que deberemos seguir abordando juntos, como nación.
El cambio tecnológico del que les hablaba ahora es uno de esos retos.
También lo es el cambio climático, que pone a prueba cada año la resistencia de nuestros ecosistemas, de nuestros cultivos y de nuestra gente.
Y lo son los flujos migratorios, que nos plantean dilemas complejos, tanto desde la perspectiva de país emisor, como la perspectiva de país receptor.
Por supuesto, no es la primera vez que enfrentamos dificultades y, como les dije al principio, si algo ha demostrado nuestro país es que es capaz de lograr aquello que se propone, por difícil que pueda parecer.
Hemos sido capaces, en medio de un contexto internacional complejo, de seguir creciendo a gran velocidad y, lo que es más importante, de hacerlo de forma justa, equitativa, combatiendo el hambre, la pobreza, el analfabetismo, la enfermedad y la precariedad que arrastrábamos en algunos casos por más de 50 años.
Hemos vivido en paz, sin inestabilidad cambiaria, sin subidas de precios inesperadas, y sin violencia en las calles.
Ahora, la mayoría de la población dominicana es clase media y, como es lógico, sus expectativas también han crecido. Y qué bueno que así sea!
Qué bueno que nos exijamos cada vez más, que no volvamos a conformarnos con las migajas del progreso.
Pero sepamos también que ese progreso al que nos hemos acostumbrado, no es inevitable.
El curso de la Historia es el fruto de nuestras decisiones. Y solo tomando las decisiones adecuadas transitaremos por el camino correcto.
El futuro que queremos todos, un futuro de oportunidades y seguridad, con las mejores condiciones de vida, con paz y con armonía, se puede alcanzar, claro que sí!
Pero solo será posible si elegimos seguir construyendo sobre todo lo logrado y si podemos tener debates constructivos. Debates que nos permitan llamar bueno a lo que es bueno, aunque lo haya hecho otro.
Por tanto, yo les pregunto: ¿Responderemos a los retos que vienen con miedo, replegándonos, enfrentándonos unos a otros?
¿Responderemos cerrando iniciativas como los centros CAID?
¿Dejando morir instituciones de excelencia, como el 9-1-1?
¿Responderemos despojando a la gente de derechos que ya son suyos?
O, por el contrario, ¿enfrentaremos el futuro con confianza, orgullosos de todo lo que hemos logrado, de los valores que representamos y seguros de poder llegar aún más lejos?
No me cabe duda que el pueblo dominicano decidirá sabiamente y sabrá defender lo que es suyo.
Cualquiera que sea su decisión, lo cierto es que el próximo 16 de agosto el país tendrá un nuevo Presidente, el que haya elegido democráticamente la ciudadanía en las urnas.
Y lo cierto también es que, sea quien sea ese nuevo Presidente y sean quienes sean sus funcionarios, el país que se encontrarán no será el mismo que nos encontramos nosotros en 2012.
Se encontrarán los niveles de pobreza, de desnutrición, de desempleo, de analfabetismo y de mortalidad materno infantil más bajos que hemos tenido en la historia de nuestro país.
Se encontrarán, escuelas llenas, carreteras seguras que unen todo el país, un campo que bate récords de producción y hospitales dignos de cualquier país desarrollado.
Se encontrarán un país más próspero, con una economía sólida y diversa, donde la protagonista es una nueva clase media consolidada y empoderada.
Se encontrarán un Estado más institucionalizado, más moderno, con unas cuentas públicas más equilibradas, transparentes y con mayor capacidad de respuesta a las necesidades de los ciudadanos.
Se encontrarán, en definitiva, un país excelentemente posicionado en la senda del desarrollo pleno.
Realmente, creo que alguien que nos hubiera visitado en 2012 y volviera ahora al país, pensaría que aquí ha habido una revolución.
¿Y qué revolución ha sido esa, en qué ha consistido?
Pues bien, ha sido la revolución que solo es posible cuando las expectativas de la gente y las prioridades de su gobierno se alinean y no se separan por casi 8 años.
Y así debe seguir siendo, porque no podemos dar marcha atrás.
Que los hijos de un hogar humilde reciban buena educación y que sus padres tengan salarios dignos, eso no tiene marcha atrás.
Que nuestros productores tengan acceso al crédito y que el crecimiento económico llegue a todos los sectores sociales, eso ya no tiene vuelta atrás.
Que los mayores tengan pensiones, que la salud de calidad llegue a todos y que los derechos sigan ampliándose, eso ya no tiene vuelta atrás.
Que ante una emergencia o una enfermedad los ciudadanos pueden contar con el Estado, eso ya no tiene vuelta atrás.
Que las mujeres dominicanas sigan abriéndose espacios en nuestra sociedad y tengan garantizados los mismos derechos que los hombres, eso no tiene vuelta atrás!
Que la República Dominicana sea un país próspero de clases medias y un ejemplo para toda la región, eso ya no puede tener vuelta atrás.
¿Y por qué digo que este cambio ya no tiene vuelta atrás?
Porque todo esto no es solo iniciativa de un Presidente, ni de un gobierno. Este cambio le pertenece ya a todos los dominicanos y dominicanas.
¡Cada avance es una conquista histórica del pueblo dominicano! Es parte de nuestro patrimonio irrenunciable como nación y es nuestro deber como ciudadanos garantizar que sigamos en esta senda de progreso!
Familia dominicana,
Como saben, soy una persona reservada, sin embargo, en esta ocasión, no quiero cerrar estas palabras sin compartirles las emociones que llenan mi corazón.
Como muchos jóvenes, comencé en la política movido por el deseo profundo de cambiar las cosas, de mejorar las condiciones de vida de la gente. No imaginaba entonces que tendría el inmenso honor de colocarme un día la banda presidencial.
Hace 7 años y medio, llegue a este mismo lugar lleno de alegría y gratitud, igual que la siento hoy. Y con la misma voluntad de dar lo mejor por el país y por todos los hombres y mujeres que han depositado su confianza en nuestro gobierno.
Porque solo hay un honor comparable al de haber sido elegido para servirles, y es el de poder estar hoy frente a ustedes, mostrándoles los frutos de esa confianza y del trabajo que hemos realizado juntos.
No les mentiré. No ha sido todo un camino de rosas. No han faltado días en los que el cansancio, la frustración y las dificultades atacaban sin tregua.
Y, sin embargo, por cada piedra en el camino, siempre hay una sonrisa que nos anima; por cada traspié, una mano dispuesta a sostenernos y por cada problema, un equipo de personas dispuestas a resolverlo.
Han sido casi ocho años de trabajo incesante. Algunas veces, hasta mis más estrechos colaboradores me han preguntado. ¿Pero usted nunca se cansa?
Y yo les digo, el cansancio no existe cuando uno está haciendo aquello que ama, y yo amo servir a este país, servirles a ustedes.
¿Qué es lo que come para no cansarse?, me preguntan otros.
Pues bien, yo me alimento con el entusiasmo de los productores del campo que me muestran sus cosechas.
Con el empeño de emprendedores, que dan saltos a lograr su primer crédito.
Con el abrazo de cada persona que recibía su título de propiedad.
Con el aplauso de una comunidad entera que cuenta con una nueva carretera.
Con cada inicio de clases, al ver las aulas repletas de risas y algarabía.
Con la gratitud inmensa de este pueblo, especialmente de los más humildes, que me han hecho sentarme a su mesa, compartir su café y conocer sus sueños.
Siempre les dije que mi mayor satisfacción será poder entregar esta banda presidencial y volver a caminar por las calles de mi país, con la plena serenidad que da el deber cumplido.
Pues bien, soy consciente de que ese día está cada vez más cerca y me siento feliz y en paz.
Porque sé que el próximo 16 de agosto, como uno más entre mi pueblo, podré mirar a los ojos de cualquier dominicano o dominicana, con la tranquilidad de saber que he dado lo mejor que tenía por la República Dominicana.
Porque estaremos en condiciones de entregar a nuestro sucesor una Patria más fuerte, más grande y más justa.
Más fuerte, porque nuestra prosperidad nos da independencia.
Más grande, porque nos hemos asegurado de que nadie se quede fuera.
Y más justa, porque hemos trabajado sin descanso para que los frutos del progreso llegue hasta el último rincón del país.
Ese fue el sueño de Juan Pablo Duarte, ese era el proyecto político del profesor Juan Bosch. Y ese es, hoy, el legado al que tengo el inmenso honor de haber contribuido.
Nuestro país tiene un gran futuro por delante.
No dejen que nadie les convenza de lo contrario.
No le pongan freno a sus sueños ni a sus buenos deseos.
No es momento de parar. Nunca lo será.
Las capacidades y los anhelos de nuestro pueblo nos guiarán hacia nuevas metas.
Porque esas capacidades se están desatando, por fin, de un pasado de carencias y opresión.
Este es el momento de impulsar su vuelo y comprobar hasta dónde somos capaces de llegar.
Nos queda mucho por hacer, mucho por construir, mucho por crear, mucho por conquistar y también mucho por aprender y por ofrecer al mundo.
Avancemos, con la mano siempre tendida al prójimo, avancemos con honradez, con diligencia y con sentido del deber.
Avancemos también con la confianza del que camina sobre terreno seguro, sobre el trabajo bien hecho, sobre los cimientos sólidos que hemos construido como pueblo.
No les quepa duda. Yo seguiré acompañando el camino de nuestro pueblo y sirviéndoles donde quiera que me necesiten.
¡No nos detengamos, y con la ayuda de Dios, ¡libremos las batallas que se nos presenten!
¡Por nuestros hijos, por nuestros nietos.
¡Sigamos haciendo lo que nunca se ha hecho!
¡Qué vivan nuestros padres fundadores!
¡Qué viva la República Dominicana!
¡Qué viva el pueblo dominicano!
Dios los bendiga a todos.
¡Muchas Gracias!