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Dominicano Nin Reyes debe a la música su oro en la Copa del Mundo

Ahora que recibe homenajes y reconocimientos por doquier, el atleta de 22 años ríe y reflexiona una y otra vez sobre la gran ayuda que recibió de su otra gran pasión, la música, cuando pensó en abandonar sus sueños.

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SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El gimnasta Audrys Nin Reyes se dice «inmenso de orgullo» al asimilar con sobriedad su rol como el nuevo héroe deportivo de República Dominicana tras sorprender con la medalla de oro en el salto de la Copa del Mundo que concluyó la semana pasada en la lejana Croacia.

Ahora que recibe homenajes y reconocimientos por doquier, el atleta de 22 años ríe y reflexiona una y otra vez sobre la gran ayuda que recibió de su otra gran pasión, la música, cuando pensó en abandonar sus sueños.

«Estuve a punto de dejarlo todo cuando no pude clasificarme a los Juegos Olímpicos de Río. Estaba desorientado y despechado de la gimnasia, pero me refugié en la música y hoy la historia es diferente», cuenta a Efe el nativo de Barahona (suroeste), de donde salió hace 11 años para Santo Domingo.

Nin Reyes llegó al último evento clasificatorio para las Olimpiadas con una lesión en una de sus manos y aún así, -recuerda-, «estuve al tris de lograrlo». Su apoyo en el rap le curó la decepción.

A la Copa del Mundo del mundo no llegó como favorito, pero entró a la ronda final en segunda posición y realizó su mejor salto y caída perfecta para sumar 14.484 puntos y dejar en el camino al bielorruso Ilya Yakauleu (14.200) y al israelí Andrey Mevedev (14.134).

«Me sentí con un orgullo inmenso cuando escuché el himno nacional, feliz, había trabajado muchísimo para lograrlo y prometido: vine a buscar lo que me pertenece», dice Nin, que abandonó la carrera de mercadotecnia por la de educación física, «para seguir relacionado con mi pasión».

Atribuye su flamante éxito a su fe en Dios, al trabajo «durísimo», y a la determinación de colocar sus sueños por encima de cualquier obstáculo.

De la gimnasia afirma que es un deporte «perfecto», al que dedica entre seis y ocho horas diarias de entrenamiento, porque hay que repetir los movimientos una y otra vez.

«Por eso, cuando la gente ve que uno se destaca, muchas veces olvida que detrás hay un equipo responsable de su cuidado, encabezado por el entrenador, que está pendiente de cómo uno se maneja, de la planificación, de tus pasos en la vida, los entrenadores son muy importantes en lo que puedas alcanzar», afirma el calmado atleta, con un motivo extra para celebrar.

El presidente dominicano, Danilo Medina, dispuso que a la madre de Nin Reyes se le otorgue un apartamento nuevo completamente en Barahona.

«Me siento muy feliz por este gesto del señor presidente en favor de mi madre, si ella es feliz, yo también soy feliz», opina el menor de seis hermanos, al tiempo de asegurar que se siente «a gusto» en la Villa Olímpica capitalina, donde reside junto a decenas de atletas de variados deportes.

Aprovecha el tema para solicitar de las autoridades deportivas, «poner más atención a los deportistas», específicamente que doten al pabellón de gimnasia de más y mejores aparatos, aunque de inmediato explica sentirse «muy agradecido» en sentido general.

El gran esfuerzo que ha significado para él llegar hasta lo más alto de un podio internacional, le hace consciente de que, de ahora en adelante, su país estará más atento a sus actuaciones.

«Sí, me crea algo de presión saber que ahora me seguirán los pasos en este exigente deporte, pero esto también me ayuda a buscar más concentración y valorar lo que Dios me ha dado (…) espero seguir cosechando frutos», opina.

Eso quiere decir que los dominicanos estarán atentos a sus participaciones todo el resto del año, pues Nin Reyes tiene por delante otra Copa Mundial en París, un Panamericano de Mayores, el Mundial de Canadá, los Juegos Bolivarianos de Colombia y un torneo previo a los Centroamericanos del año venidero.

«Es que mi deporte me apasiona, si Dios quiere estaré en la gimnasia por 12 años más y quién sabe», dice el medallista dorado antes de despedirse para recibir un nuevo homenaje.

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