El domingo 30 de octubre de 2016, a las 07:40 de la mañana, se produjo en el centro de Italia un terremoto de magnitud 6,5.
Estábamos muy lejos del epicentro de este sismo que se notó en gran parte de la península italiana y también en las costas de los Balcanes y en Austria.
Recuerdo ese detalle de aquel último domingo del mes de octubre del 2016.
Veinte embajadores, incluyendo Rusia y Chile, recorriamos la region del Friuli y sentimos un temblor de tierra que donde más impresión produjo fue al sur en Roma.
El embajador de Paraguay habló de las últimas encuestas en el momento en que sentíamos el movimiento de la tierra y le dije caprichosamente:
“Esa es una señal que muestra que Trump puede ganar en Estados Unidos».
En la opinión pública mundial seis meses antes existía la impresión de que la ganadora era Hillary Clinton.
Funcionarios y Empresarios:
En nuestro país el gobierno de Danilo Medina y sus funcionarios de alto nivel habían cortejado a Barack Obama recibiendo en visita oficial al vicepresidente Joe Biden en junio del 2014.
En República Dominicana había quienes esperaban el triunfo demócrata por las cercanías de los Clinton, pero también Trump conocía el país por sus inversiones en el proyecto de Cap Cana.
En una reunión del Cuerpo Diplomático en Roma en abril del 2016 yo había propuesto que invitáramos a la esposa del expresidente Bill Clinton y prudentemente el embajador de Uruguay sugirió que además le cursásemos una invitación a Trump.
Coincidencialmente se produjo una visita a la Academia de Ciencias Sociales Pontificia del precandidato presidencial demócrata Berney Sanders, con quien compartimos luego junto al economista asesor de la Onu Jeffrey Sachs y los presidentes de Ecuador y Perú.
Y ganó Trump en noviembre del 2016.
Esa madrugada del primer martes al primer miércoles de noviembre del 2016 conversamos por teléfono el amigo y hermano General José Miguel Ángel Soto Jiménez y yo sobre las implicaciones geopolíticas que iba a traer esta elección del pueblo norteamericano.
En la República Dominicana el presidente Medina decidió enviar al año siguiente a Soto Jiménez como embajador en Taiwán y ya en octubre del 2017 en Roma el embajador de ese territorio me visitaba para preguntarme si era cierto que el gobierno dominicano rompería relaciones.
Nada podía saber un embajador ante la Santa Sede de asuntos de alta política.
Pero coincidencialmente al mes siguiente, el 22 de noviembre, recibí en mi residencia la visita cordial de estilo de la embajadora designada por el presidente Trump.
La embajadora Callista Gingrich, esposa de quien fuera presidente de la Camara de Representantes el amigo Newt, nada trató conmigo de asuntos de alta política y sólo compartimos los valores comunes de amistad y de la Fe que une a las naciones, pues incluso le entregué un cuadro de Nuestra Señora de la Altagracia que ella conserva con devoción católica.
Colofón
Ocho años después de aquel movimiento telúrico del domingo 30 de octubre del 2016 me hallaba nuevamente en el Norte de Italia.
Ahora la conmoción que parece dar la señal del triunfo nuevo de Trump era el atentado unánimemente condenado por todo el mundo aquel fin de semana del 2024.
Transcurrieron tres meses y unos días, y volvió a ganar la Presidencia de los Estados Unidos.
Milano, lunes 15 de julio – Santo Domingo 7 de noviembre 2024
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