SANTO DOMINGO.- Entre 14 y 21 tormentas nombradas formarán parte de la temporada ciclónica de este año.
Y entre 6 y 10 de esas tormentas podrían convertirse en huracanes. Lo ha advertido ya la Dirección de Meteorología.
Desde el primero de junio, pasado mañana, empieza la amenaza. La temporada será muy activa.
No se trata de ser paranoico, pero la prevención nunca está demás, sobre todo cuando se focaliza en la preservación de la vida.
Con tiempo deberíamos ir tomando medidas de precaución en los asentamientos humanos vulnerables, donde están las soluciones habitacionales más deplorables.
Identificar refugios, ensayar logísticas, disponer de recursos para evacuaciones ordenadas es algo a lo que deberíamos prestar atención extrema.
No estaría demás destinar una proporción del gasto en propaganda oficial a una campaña masiva de protección y prevención a favor de la vida y para la creación de conciencia.
Por años, el populismo y la regulación flexible o selectiva han permitido edificaciones con cualquier tipo de materiales en zonas peligrosas.
La gente invade el lecho de los ríos, levanta casas en terrenos proclives a derrumbe.
Pero la política clientelar, en un apoyo fatal a los llamados padres de familia, mira para otro lado, para no perder votos, aunque a posteriori entre el mar y se lleve la vida.
En verdad, el peor ciclón que habita entre nosotros es, justamente, ese populismo irresponsable.
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