Una de las noticias más importantes del día de hoy es la subida de la tasa de interés de política monetaria por parte del Banco Central.
La reacción de algunos agentes económicos no se ha hecho esperar y, de inmediato, pronostican un cambio en el costo financiero de los deudores.
Se entiende, por simple inspección, que al subir la tasa de referencia, el Banco Central envía una señal al mercado financiero de un movimiento hacia arriba de los tipos de interés.
Esa transmisión debería ocurrir en la tasa de préstamos y depósitos, aunque siempre se registra a distinta velocidad y conservando el margen natural, para mantener estable el negocio de la intermediación financiera.
El punto es que este incremento de la tasa de interés del Banco Central de un medio por ciento al parecer se adopta como prevención de posibles brotes inflacionarios.
Hace meses vivimos alzas continuas en los precios de la materia prima, de los commodities y del transporte marítimo. Es una inflación importada que nos impacta.
Y estemos claros: el peor impuesto que puede existir es una inflación desbordada. Es algo empobrecedor. Afecta la calidad de vida.
Es mejor un ajuste temporal del precio del dinero, de los intereses, que dejar sueltas las amenazas inflacionarias o las posibles presiones a la tasa de cambio.
En otras palabras, lo que ha hecho el Banco Central es necesario con el propósito de mantener la estabilidad macroeconómica.
Recibe las últimas noticias en tu casilla de email