Tema de permanente presencia y frecuente abordaje en TELEDEBATE ha sido el de la calidad de la educación. Sin pretender en lo absoluto fijar parámetros ni trazar pautas sobre el mismo, para lo cual obviamente carecemos de las debidas calificaciones, simplemente tomando como guía el ejemplo de otros países y el más elemental sentido lógico, hemos sostenido y repetido que la mayor riqueza con que cuenta cualquier nación es el nivel de preparación de sus recursos humanos. En nuestro caso, lamentablemente, resulta extremada y probadamente pobre salvo la excepción de una élite todavía muy minoritaria de talentos bien formados.
En la edición de este jueves del matutino Hoy en su versión amplia, y más condensada en el gratuito El Día y el vespertino El Nacional, pertenecientes a la cadena del Grupo de Comunicación Corripio, figuran las atinados conceptos que sobre la educación expresan dos reconocidos expertos internacionales que ocuparon el turno de su Almuerzo Semanal. Son Mariano Jabonero y Catalina Andújar, secretario general y representante local de la Organización de los Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
De las reseñas periodísticas extraemos orientadores conceptos que constituyen sólidos puntales en los cuales asentar una educación de calidad, esa aspiración que sirve de justificación a los cuantiosos recursos aportados por el cuatro por ciento, aún más sueño que meta del que todavía nos encontramos a tan enorme distancia.
El concepto básico de la calidad de la educación, según Jabonero, no depende de la cantidad de horas de clase sino de la excelencia de los docentes y de un empleo más adecuado de los recursos que de su monto. No ha sido hasta ahora nuestro caso en un sentido ni en otro. Los pobres resultados obtenidos a casi ocho años vista así lo evidencian.
Y ambos especialistas agregan que los maestros son la materia prima principal de un proceso de reforma educativa. De ahí que la inversión tiene que estar centrada en su formación continua. Es preciso seleccionar los mejores bachilleres para orientarlos hacia la carrera docente, y después de formados y en ejercicio deben estar sometidos a un continuo proceso de la continua actualización de las nuevas tecnologías, y de evaluación de su dominio y aplicación. No ha sido tampoco nuestro caso donde por el contrario, según llegó a confesar un ex rector de la UASD a la facultad de Educación, van a recalar miles de estudiantes que fracasaron en su empeño de ingresar a otras carreras.
Otro señalamiento básico: la tanda extendida, no contribuye por si misma a propiciar un mejor nivel educativo. Más horas en el recinto escolar, salvo el hecho de mantener al alumno en seguridad y representar un alivio para la economía de familias de bajos ingresos, termina por crear tedio en el estudiante cuando ese tiempo transcurre sin darle un sentido útil. Es un espacio que requiere desarrollar actividades que estimulen el interés de los estudiantes y que debiera aprovecharse para darle mayor diversidad a su formación cultural.
Y sobre la educación superior, una necesidad señalada de manera recurrente a través de los años sin que haya sido resuelta: la de lograr una mayor sintonía entre la enseñanza superior y el modelo económico del país. Es preciso que la oferta universitaria se ajuste a este en mayor medida, así como a las posibilidades del mercado laboral para dar entrada a los profesionales y técnicos egresados.
Hay que estimular el ingreso en carreras donde acusamos un déficit de recursos humanos calificados, en tanto disponemos de un exceso de egresados, en buena parte carente de vocación y con una preparación mediocre, en carreras que no luego no encuentran acogida para sus conocimientos en el mercado local. Su destino inexorable es emigrar en busca de otros mercados donde encuentren debido espacio para desempeñarse en su profesión, o cuando esto no es posible dedicarse a menesteres diferentes a las capacidades que han desarrollado, por lo general menos retribuidos y sin horizontes de progreso.
Son todos señalamientos válidos por parte de ambos calificados expertos, cuyas opiniones resultan en sentido general coincidentes con los reiterados señalamientos y aportes que por tantos años ha venido haciendo EDUCA a través de su dedicado trabajo a favor de un modelo de enseñanza orientado hacia una educación de calidad.
De esperar reciban la acogida y ponderación que ameritan, y sirvan de base y estímulo para orientar la marcha de la educación escolar en el país por el camino correcto para llegar a la meta propuesta que nos haga salir del profundo hoyo en que se encuentra sepultada.
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