Washington.- Estados Unidos quiere que una empresa externa investigue si el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, violó las reglas éticas de la institución por su relación con otra persona de la plantilla, explicó este lunes a Efe un portavoz del Departamento de Estado.
Estados Unidos, el mayor donante de la OEA, se posicionará a favor de la contratación de una empresa externa durante el Consejo Permanente que la organización celebra este miércoles para decidir sobre la forma en que debe investigarse a Almagro.
«Nos tomamos muy en serio estas alegaciones», dijo a Efe el citado portavoz, quien añadió que cualquier violación del código de ética de la OEA «debe ser investigada de una manera justa e imparcial por la entidad exterior que se considere apropiada».
«Estados Unidos apoya una evaluación de los hechos que sea justa e imparcial», enfatizó la fuente.
El Gobierno de Joe Biden, de esa forma, se pone del lado de otros países como Uruguay que creen que la investigación debe hacerse de manera externa, tal y como recomendó el inspector general de la OEA.
El propio inspector general, Hugo Eduardo Ascencio, ya llevó a cabo una investigación preliminar del caso y dijo la semana pasada que «convendría mejor a los intereses de la organización que sea una empresa externa la que realice la investigación», según figura en un informe hecho público en la web de la OEA.
Sin embargo, otras naciones, como Antigua y Barbuda, Belice y Santa Lucía, prefieren que efectúe las pesquisas el inspector general del organismo para ahorrar en costes.
Está previsto que la cuestión se resuelva este miércoles durante una reunión del Consejo Permanente, en la que diferentes naciones presentarán resoluciones para elegir la forma en la que se investiga a Almagro por su relación con otra persona de la plantilla.
La mujer en cuestión asegura en algunos de sus perfiles en internet que ejerció como «asesora» de Almagro.
No obstante, fuentes de la OEA dijeron a Efe que, aunque entre sus responsabilidades estaba la de asesorar ocasionalmente a las altas autoridades de la organización, entre ellas el secretario general, trabajaba para la Secretaría para el Fortalecimiento Democrático de la institución.
Por tanto, según esas fuentes, Almagro no fue nunca su supervisor directo, sino que siempre lo fue el secretario para el Fortalecimiento Democrático de la OEA, Francisco Guerrero.
El reglamento interno de la OEA estipula que aquellos que tengan una relación íntima con otro miembro del personal o proveedor de servicios «se descalificarán para supervisar o evaluar a esa persona» y no podrán «participar en ningún proceso en el que se tome o examine una decisión administrativa que afecte los intereses de esa persona».
En octubre, durante la Asamblea General de la OEA en Lima, Almagro aseguró que no había contravenido las normas del organismo y afirmó que nunca fue «supervisor de ninguna persona» con la «que tuviera una relación».
Almagro, que fue canciller de Uruguay entre 2010 y 2015, está al frente de la OEA desde 2015 y renovó para un segundo mandato de otros cinco años en marzo de 2020.
La polémica en torno a su relación con otra empleada de la OEA se desató poco después de que la asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) decidiera en septiembre por mayoría destituir a su presidente, Mauricio Claver-Carone, por tener una relación amorosa con una subordinada, algo que él niega.
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