El presidente Danilo Medina ha enfrentado una agenda pública complicada. Por la complejidad de los temas pendientes de solución, heredados de la acumulación de déficits que no han sido resueltos en administraciones previas. También por la restricción que representan factores estructurales y propios del modelo de desarrollo. Y por la complejidad de nuevos temas, muchos de los cuales no son resultado de acciones del gobierno, sino que se generan en otras dimensiones o espacios de lo público.
Frente a esa agenda que parece interminable, Danilo Medina asume con responsabilidad los asuntos. Es consciente del momento que está viviendo nuestra sociedad y la responsabilidad que detenta en sus manos, frente al presente y el futuro.
Ha tomado decisiones basadas en sus principios y su discernimiento, sopesando consecuencias y actuando de la manera que considera más adecuada y justa.
Se comunica con las personas mediante un lenguaje claro, literal, cauteloso y adecuado. Actúa respetando los sentimientos, la vida y las libertades de las demás personas.
Danilo escucha, observa; cada detalle es parte importante del estudio que hace antes de tomar una decisión, que asume con todas sus consecuencias.
Se ha impuesto actuar con precaución para evitar posibles daños innecesarios. Para reducir fricciones y posturas extremas. Actúa políticamente, pensando en el país, en su pueblo y en el bien común. No teme perder popularidad, solo le interesa que sus decisiones sean las correctas. Y que aprendamos de cada dificultad que se va venciendo paso a paso.