REDACCIÓN.- El cardenal italiano Angelo Becciu defendió hoy su «inocencia de toda acusación» tras la primera vista del juicio en su contra y otras nueve personas en el Vaticano por irregularidades financieras en la Secretaría de Estado de la Santa Sede.
El cardenal «espera con serenidad el proceso y la aportación de las numerosas pruebas y testimonios que demostrarán su inocencia de toda acusación», señaló su abogado, Fabio Viglione, tras la primera audiencia del juicio, que continuará el 5 de octubre.
En el juicio están imputadas diez personas, entre ellos Becciu, el primer cardenal en ser acusado ante el Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano, por delitos como malversación, blanqueo, fraude y abuso de poder por la compra irregular de un edificio en Londres, entre otras operaciones.
El purpurado también ha demandado a monseñor Alberto Perlasca y a la relaciones públicas Francesca Immacolata Chaouqui, condenada en el juicio Vatileaks2 por filtración de información, debido a «las gravísimas y completamente falsas declaraciones» dadas a los fiscales vaticanos durante las pesquisas.
En el centro de las investigaciones de este juicio está, entre otras operaciones, la compraventa de un edificio en un lujoso barrio londinense y la gestión de los fondos del Óbolo de San Pedro, la institución que invierte en obras de caridad las donaciones económicas de los fieles.
El promotor de Justicia (fiscal vaticano), Gian Piero Milano, empezó su investigación en 2019 y en su informe detectó «graves indicios» de corrupción en un caso de inversiones inmobiliarias.
Por aquel entonces, Becciu era el responsable de esas operaciones, pues ocupaba el cargo de sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, puesto que dejó en 2018 tras ser designado por el papa Francisco prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos hasta septiembre de 2020.
Becciu siempre ha negado las acusaciones pero en septiembre de 2020 fue defenestrado por el papa Francisco, presentando su renuncia como prefecto de la Congregación vaticana y perdiendo sus derechos como cardenal, aunque ha conservado hasta la actualidad su título, si bien no podría participar en un cónclave.