El carnaval dominicano se abrió paso en las calles a pesar de las lluvias

El desfile de este año fue dedicado al municipio de Cotuí, donde se han hecho famosos las comparsas los Papeluses, los Platanuses y los Funduses, nombres derivados de los materiales que utilizan para sus disfraces.

SANTO DOMINGO.- El primer desfile nacional pospandemia del carnaval dominicano debió apelar este domingo a su colorido, entusiasmo y creatividad para superar las inclementes lluvias que retrasaron y entorpecieron la más popular y desenfrenada muestra cultural del país.

En esta oportunidad no se observó la muchedumbre que tradicionalmente acude al malecón de Santo Domingo a gozar de las originales muestras de decenas de comparsas, principalmente, y carrozas cuya anterior exhibición se produjo el 8 de marzo de 2020, a días de que el covid-19 se diseminara por toda la población.

El mal tiempo alejó a muchas personas del desfile a orillas del mar Caribe, pero no detuvo a personajes tan populares como Roba la gallina, Califé y La muerte en yipe, que volvieron a darle vida a un carnaval «sepultado» por el coronavirus por casi dos años.

Roba la gallina es representado por un hombre vestido de mujer con senos y trasero de dimensiones exageradas que anda bailando con rostro maquillado y agitando una sombrilla sobre su cabeza. Las personas le gritan para que mueva constantemente la parte más voluptuosa de su cuerpo.

La propia pandemia fue aprovechada por los carnavaleros para crear El diablo ecológico con disfraz -cómo no- alegórico al maligno pero elaborado con materiales reciclados, al igual que la comparsa «covid», una gigantesca cabeza verde con la forma del virus.

Una de las más llamativas muestras fue «ver» al «Chavo del 8» conduciendo una motocicleta adornada con muñecos con las figuras de sus personajes en el set Quico, Doña Florinda y Don Ramón.

Los Cachúas del municipio de Cabral (sur), no podían faltar con sus cabezas demoníacas de cuernos y sus intimidantes látigos que hacían sonar una y otra vez.

Tampoco podían faltan los Lechones de Santiago (norte) con sus vistosos disfraces y vejigas de piel de vaca que usualmente utilizan para dar porrazos a quien los desafíe.

Ni los diablos cojuelos de La Vega, donde se celebra el carnaval más popular e internacional del país, que por segundo año consecutivo suspende su realización.

Como ha sido una constante desde hace muchos años, las comparsas de Puerto Plata (norte), son muy llamativas con sus conocidos personajes de Taimácaros, inspirados en los pobladores que habitaban la isla de Santo Domingo a la llegada de los conquistadores.

Uno de los grupos más esperados fueron Los Guyolas, declarado por la Unesco patrimonio de la humanidad, cuyos integrantes deleitan con sus trajes multicolores repletos de pequeños cascabeles metálicos, sus sombreros de plumas y un baile contagioso al son de tambores, flauta y silbatos.

Sus integrantes son descendientes de los cocolos, pobladores de islas caribeñas de habla inglesa cercanas a República Dominicana que llegaron al país a finales del siglo XIX atraídos por la bonanza de la industria azucarera.

El desfile de este año fue dedicado al municipio de Cotuí (noreste), donde se han hecho famosos en el país las comparsas los Papeluses, los Platanuses y los Funduses, nombres derivados de los materiales que utilizan para sus disfraces.

Los reyes del carnaval fueron el popular humorista dominicano Cuquín Victoria y la coreógrafa y bailarina Marilín Gallardo.

Del desfile participaron más de 200 comparsas y carrozas que serán evaluadas por un jurado que otorgará premios en metálico en varias categorías.

El carnaval en el malecón capitalino volvió en momentos en los que el país registra los menores índices de contagios de covid-19.

Aunque en esta oportunidad no hubo multitudes disfrutando de la expresión cultural sí se escuchó por los altoparlantes -una y otra vez- el estribillo de un merengue interpretado por el amado merenguero dominicano Fernando Villalona: «la lluvia no daña mi fiesta…».