Introducción
1.- Una gran parte de la población dominicana residente en su país, no desempeña ningún tipo de labor productiva, porque está fuera del mercado laboral por desempleo, o por su edad no forma parte de la población económicamente activa.
2.- El subdesarrollo crea toda una masa de mujeres y hombres que carecen de lo indispensable para vivir dignamente, aunque el mismo sistema de opresión se ingenia diversas formas para cubrir sus lacras. Así, por ejemplo, para hacerles la existencia menos amarga a los desocupados, ancianos, menesterosos, y marginados en general, se utilizan los llamados programas sociales, y hasta se dictan leyes obligando a los descendientes a socorrer a sus ascendientes desvalidos.
I.- Es un absurdo obligar a las hijas e hijos a mantener a sus padres
3.- Una disposición legal, no debe poner a cargo de hijas e hijos, a ocuparse de la atención de sus padres, porque sería obligar a los descendientes a cumplir con la reciprocidad, que es una decisión voluntaria, no de constreñimiento.
4.- Un compromiso cualquiera, es una exigencia que limita la voluntad. El descendiente no está comprometido a ir en favor de su ascendiente. La responsabilidad que en su momento ha asumido el padre o la madre, responde a su amor, a su gusto, a un sentir profundo de cariño que sale del corazón, no de una legislación.
5.- El hecho de que el padre y la madre cumplan con su deber dándoles a sus descendientes un desarrollo físico y cultural integral, no quiere decir, en modo alguno, que el hijo o la hija, esté en la obligación de ocuparse de sus padres ya ancianos y sin recursos económicos, porque la persona que lleva a efecto lo que debe o está obligada a realizar, no ha de esperar compensación de ninguna clase.
6.- Complacer a las hijas o a los hijos, por el compromiso que asumimos al momento de procrearlos, es obedecer a lo que la conciencia nos manda a reverenciar. Acatar lo que voluntariamente materializamos, no tiene más premio que la satisfacción personal.
7.- Es una madre o un padre coherente con sus principios éticos y morales, el que se comporta constante, atendiendo a sus descendientes, sin aguardar nada a cambio.
8.- Cualquier atención de los padres hacia sus hijos o hijas, más allá de sus deberes normales, debe tomarse como algo que sirve para completarles o perfeccionarles como seres humanos debidamente formados para bien comportarse en sus relaciones con los demás.
9.- Porque hicieron lo que debían de hacer, papá y mamá, jamás deben esperar de su hija o hijo, demostración de admiración, respeto o veneración. El único homenaje de los ascendientes es el que ellos mismos sienten al producir un ser humano con calidad.
10.- Madre y padre, pueden felicitarse mutuamente, si hacen entrega a la sociedad humana, de hijos e hijas que por su correcto proceder les enaltecen, de la misma forma que si fallan, deben sentirse deshonrados, altamente denigrados, y lamentablemente desacreditados.
11.- No cabe la menor duda, de que una comunidad humana está sustentada en un sistema social basado en la desigualdad, cuando a un padre de familia sus descendientes deben ser constreñidos a mantenerlo para vivir dignamente.
12.- Un padre o una madre digna, se reduce como ser humano, si el hijo o la hija se siente en la obligación de suministrarle alimentos, medicinas o alojamiento.
II.- Papá y mamá no deben ver a sus descendientes como medios de producción
13.- Papi y mami, jamás deben ver a su hija o hijo como medio de producción; fuente de financiamiento; protector de inválidos, ni persona dedicada por agradecimiento y buena voluntad a hacer el papel de magnánimo de ocasión.
14.- La hermosa obra hecha por mamá y papá, materializada en la hija o el hijo, les impone en todo momento comportarse con dignidad, aceptando que la inversión económica en su prole para prepararla y formarla como seres humanos para una vida de bien, no tiene regreso, porque lo que hicieron no fue más que honrar la calidad de padres responsables.
15.- La hija o el hijo, profesional o empresario de éxitos, gracia al sacrificio económico de papá y mamá, no tiene compromiso alguno de ir a socorrer a sus progenitores, ahora en desgracia. Lo obligatorio, lo forzoso, no es la compensación al deber cumplido por papi y mami.
16.- Padre y madre, aunque estén en estado de calamidad por necesidad económica, y los descendientes anchos y sobrados de dinero, aquellos no deben pedir con ruegos o lágrimas, ni mucho menos recurrir al amparo de disposiciones legales. En los ascendientes, ante sus hijos, se ve mal suplicar, y mucho peor exigir.
17.- La hija o el hijo, que dispone más de lo necesario para vivir, con dinero ocioso, de sus padres solo tiene que esperar deseos de mucha salud, prosperidad continuada y larga vida.
18.- La práctica de la vida ha de enseñar a los hombres y mujeres que deciden ser papá y mamá, a que deben estar preparados para ser serviles a los hijos e hijas, con voluntad constante, aunque sus descendientes sean descuidados, apáticos en grado sumo.
Ideas finales
19.- El cumplimiento de papá y mamá, con su hijo o hija, responde a su proceder que genera sentimientos tiernos, conmovedores y emotivos, fruto de profunda sensibilidad.
20.- Poner a un hijo o a una hija, a ejecutar lo que le manda la ley, de darle comida y medicina a mamá o a papá, le crea a la hija o al hijo, un estado de pesadumbre, por tener que hacer obligado, lo que no haría voluntariamente.
21.- El papá o la mamá, habiendo llegado a la tercera edad, sin posibilidad de trabajar, en la absoluta inopia y cargado de achaques, mejor morirse dignamente antes que aceptar una dádiva de su prole en virtud de una ley.
22.- En una sociedad como la dominicana de hoy, en la cual para algunos descendientes representa un sacrificio hasta informarse de la situación o estado de salud de sus progenitores, sería un suplicio, si se sienten obligados a la manutención.
23.- La persona que con mucha responsabilidad y orgullo cumplió con sus hijas e hijos, si ya siendo una anciana carece de recursos económicos y está imposibilitada de ejecutar un trabajo productivo, de su parte es un gesto digno, dejar de vivir antes que aceptar una limosna o aporte legal proveniente de un miembro cualquiera de su prole.
24.- En la vida, ser coherente es vivir y morir con dignidad, ante sus descendientes y frente a la sociedad.