I. El Estado dominicano y la salud
1.- No padece de manía aquel que se preocupa para que la mayoría de la población dominicana, luche para materializar su derecho humano y constitucional a gozar de salud para mantenerse plenamente saludable.
2.- No hay extravagancia alguna de parte de un ciudadano cuando motiva a los marginados del país, para que sepan que sus derechos económicos y sociales están garantizados por la Constitución, pero ahora están siendo cercenados.
3.- No tiene nada de desatino, demandar que lo mejor del país se movilice reclamando que el Estado saque los servicios de salud del mundo de los negocios.
4.- Todos los habitantes del territorio nacional dominicano, están en la necesidad de saber, para no seguir siendo engatusados, que su derecho a la salud tiene categoría social constitucional, en los artículos 7 y 61 de la vigente Constitución dominicana, los cuales rezan así:.
“DEL ESTADO SOCIAL Y DEMOCRÁTICO DE DERECHO. Artículo 7.- Estado Social y Democrático de Derecho. La República Dominicana es un Estado Social y Democrático de Derecho, organizado en forma de República unitaria, fundado en el respeto de la dignidad humana, los derechos fundamentales, el trabajo, la soberanía popular y la separación e independencia de los poderes públicos”.
“Artículo 61.- Derecho a la salud. Toda persona tiene derecho a la salud integral. En consecuencia: 1) El Estado debe velar por la protección de la salud de todas las personas, el acceso al agua potable, el mejoramiento de la alimentación, de los servicios sanitarios, las condiciones higiénicas, el saneamiento ambiental, así como procurar los medios para la prevención y tratamiento de todas las enfermedades, asegurando el acceso a medicamentos de calidad y dando asistencia médica y hospitalaria gratuita a quienes la requieran”.
II.- El derecho a la salud es constitucional
5.- El territorio nacional dominicano, al igual que los seres humanos que lo ocupan, está organizado bajo un Estado democrático, social y de derecho.
6.- De lo que dice nuestra Constitución, resulta que es fundamental el derecho a la salud, y corresponde al Estado garantizarla sin ninguna clase de restricción. Se supone que no debe haber cortapisas para disfrutar del atributo a estar sano.
7.- Por estar definido como democrático, el Estado dominicano debe defender al pueblo, protegerlo en sus libertades y derechos, incluido a mantenerlo saludable.
8.- Contra toda legitimidad constitucional y humanismo, el Estado ha permitido que entre el pueblo y su derecho a la salud, participen las aseguradoras que, como es natural, solo persiguen ganancias y nada relacionado con curación.
9.- Al permitir la intervención de las empresas aseguradoras, el órgano estatal del país, en lugar de ponerle fácil al pueblo su derecho a sanarse, lo que ha traído es desasosiego.
10.- La situación de quien aquí es pobre y padece de una enfermedad cualquiera, es sumamente complicada, porque el Estado ha hecho posible la creación de un tremendo conflicto entre el que quiere y merece cura; el que desea y sabe cómo reponerle la salud al paciente, y la aseguradora que solo le interesa ganar dinero.
11.- El médico hace todo lo que está a su alcance para tratar al enfermo; atenderlo humanamente como es debido; medicarlo con la medicina adecuada para devolverle la salud. Pero nada de esto le importa a la aseguradora, porque ella es extraña a la mejora, al alivio del asegurado.
12.- En este ambiente que emociona y conmueve, sobrecogedor y saca de quicio al más sosegado, son actores con alma y corazón, el enfermo y el galeno, pero no la aseguradora que únicamente tiene como motivo de su existencia la ganancia.
III.- El país necesita de actores con sentido humanista, cívico y ciudadano
13.- Una sociedad humana debe contar con entes sociales dispuestos a incidir para que cese la injusticia y la equidad tome su imperio, pues de lo contrario hay que concluir en el sentido de que la mercancía dinero se tragó nuestra propensión a la compasión.
14.- Muchos de nuestros compatriotas no se han dado cuenta de que, por humanismo, están en el deber cívico y ciudadano de reclamar la ausencia de intermediarias entre el pueblo y su derecho a la salud y a una vida sana.
15.- Es tener su reloj histórico en hora, y no querer hacer una montaña de un granito de arena, decirle al pueblo dominicano que es una tarea a realizar, hacer efectivo su verdadero derecho a la salud.
16.- No hay que hacer demostración de admiración y de hermosos sentimientos hacia el pueblo humilde y trabajador, para reclamar lo que con justeza le corresponde.
17.- Nada se opone a simplificarle al pueblo, hacerle a los marginados de la sociedad más sencilla la idea de que depende de que se movilicen para materializar su derecho a la salud.
18.- Ante aquellos que se interesan por sembrar el oscurantismo en la mente de los hombres y las mujeres del pueblo, hay que contrarrestarlos mediante la difusión del pensamiento que procura el progreso y el avance de la sociedad al derecho humano a la salud.
19.- En nuestro país la situación se presenta muy clara, a saber: a) Unos que quieren, por conveniencia, que todo siga igual, se conserve sin modificación alguna y, b) Otros que creen que la permanecía del actual orden social lesiona a la mayoría del pueblo y, por tanto, hay que proceder a su transformación.
IV.- Las aseguradoras, los pobres y los ancianos
20.- No es más que un fantasioso aquel que considera que así por así, en forma alegre y graciosa, el pueblo va a lograr alcanzar que su derecho a la salud sea una realidad, y no lo que es ahora, una pura ficción constitucional.
21.- Reclamar a lo que se tiene derecho, es una decisión legítima que cada hombre y mujer debe ejercer bajo cualquier circunstancia. No se logra de un día para otro sacudir la consciencia de los marginados de la sociedad, para que comprendan y accionen contra los males que les afectan.
22.- El Estado dominicano está obligado a salvaguardar el derecho a la salud, sin importar color, nacionalidad, edad, invalidez o enfermedad. Cada persona física debe tener garantía efectiva de servicios de salud, sin tomar en cuenta el nivel o costo de la sanidad.
23.- La salud, al igual que las enfermedades, es causa de atención y debe motivar interés en cualquier comunitario atento al bienestar social. Solamente los indolentes permanecen indiferentes a lo que atañe al ser humano.
24.- Los compatriotas sensibles de nuestro país, deben hacer conciencia de que no hay razón para que los pobres y ancianos enfermos, sean vistos como residuos, desechos sociales, de los cuales hay que salir porque para el sistema imperante son cargas, estorbos, y no fuerzas económicamente activas.
25.- La idea que está predominando en el mundo de los negocios de las aseguradoras, es que los enfermos pobres y los de edad avanzada, ya dejaron de generar ganancias, y ahora no son más que rechazos humanos, a los cuales hay que quitarse de encima, prescindir de ellos porque solo generan gastos.
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