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El estigma por su belleza persigue a venezolanas que buscan su sustento como vendedoras ambulantes

De un vehículo a otro va ofertando sus chocolates.

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SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Miles de venezolanos que salieron de su país buscando una mejor vida para su familia, han encontrado el sustento en las calles de República Dominicana, en especial mujeres que con la venta de jugos, arepas y dulces tienen una clientela cautiva en semáforos del Distrito Nacional.

Una joven que logra alimentar a sus hijos vendiendo chocolates, pero asegura es víctima constante del estigma, todo por su aspecto físico y su forma de vestir.

 

De un vehículo a otro va ofertando sus chocolates.

 

Aunque lleva dos años trabajando en el semáforo de la intercepción de las avenidas  John F. Kennedy  y Ortega y Gasset, todavía le persigue el estigma de la prostitución, por su aspecto físico.

 

Los ingresos que genera de la venta de los dulces, le permite llevar el sustento a sus tres y junto a su esposo, asegura ha rechazado propuestas de hasta 40 mil pesos por parte de conductores de vehículos para sostener relaciones sexuales con ella.

 

Pese a ser graduada de Técnico superior en mecánica y mantenimiento industrial, estudios de medicina y experiencia como secretaria ejecutiva, en el país solo encontró oportunidad en la informalidad, ella es parte del 95 por ciento de  los 90 mil venezolanos que residen en el país  que se encuentra en el estatus migratorio irregular, según datos la Organización Internacional para las Migraciones  en el 2020.

«No tenía para pagar el alquiler, y comíamos teníamos para comprar un solo chofan, lo compartimos entre todos, no teníamos  cama dormíamos en el piso. Me quería regresar a mi país», expresó Luz Angélica Pérez, vendedora de chocolates.

Salir de un país en crisis y llegar a otro desconocido, sin apoyo y con hijos menores a los cuales proveer le llevaron a pensar en varias ocasiones a tirar la toalla y regresar a Venezuela.

«Llegué con mi hija de 9 meses, la otra tenía  dos años y ocho, mi esposo no tenía una condición estable, yo salgo a vender limonada, caminaba la Duarte de esquina a esquina. Mi hija de 8 años tuvo que ser mamá antes de tiempo», dijo Luz  Angélica Pérez, vendedora de chocolates

Al igual que luz, otras venezolanas trabajan en las diferentes intercepciones del distrito nacional vendiendo diferentes productos, mientras esperan regularizar su estatus y encontrar oportunidades laborales ajustadas a su preparación académica.

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