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 El incomparable amor de Dios

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Por Miguel A. Matos

Juan 3:16.

El amor de Dios  es el único pañuelo que seca las lágrimas de los que están tristes,  Charles Spurgeon. ¿Cómo podríamos definir el amor de Dios? Carecemos de palabras para entenderlo y aún más definirlo  por nuestra mente limitada por el tiempo y el espacio.

Humanamente, el amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista (artístico, científico, filosófico, religioso). De manera habitual, y fundamentalmente en Occidente, se interpreta como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de actitudes, emociones y experiencias.

Pero en cuanto al amor de Dios, la Biblia dice: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: En que Dios envió a Su Hijo unigénito, para que vivamos por Él. En esto consiste el amor: No en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros, y envió a Su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. – (1ra de Juan 4:9-11).

El 14 del mes de febrero se celebra el día de la amistad, y es muy interesante esa celebración, porque tratamos de demostrarlo haciéndonos regalos los unos a los otros, para mostrar nuestro afecto al  amigo y a nuestros familiares.

La palabra amistad (del latín amicĭtas, por amicitĭa, de amicus, amigo, que deriva de amare, amar) es una relación afectiva entre dos o más personas. La amistad es una de las relaciones interpersonales más comunes que la mayoría de las personas tienen en la vida. “En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia”,  Proverbios 17:17.

Pero el mejor concepto de lo que es la amistad la da nuestro Dios y Salvador Jesucristo, quien dijo: “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”,  Juan 15:12-13.

Jesús le dijo: » Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.’ Este es el primero y más grande mandamiento. Y el segundo es semejante: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo”,  Mateo 22:37-39.

Puede haber relaciones amistosas donde interviene una persona y otro tipo de personalidad (ángeles, santos) o de una forma animal. Por ejemplo, algunas personas catalogan como amistad a su relación con un perro, no en vano a este último se le conoce como «el mejor amigo del hombre». También se puede dar la amistad incluso entre dos o más animales de especies distintas.

Nada se puede comparar al  amor de Dios por nosotros, la Biblia dice: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”, Juan 3:16.

Nuestro Dios es tierno y nos entiende y conoce nuestras debilidades, pero gracias a su gran amor para con nosotros nos protege y nos ayuda a hacer su santa y bendita voluntad. Nuestro Señor y Dios nos dice: “Conoce pues que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos hasta mil generaciones”, Deuteronomio 7:9.

Además, que hermoso es haber conocido algo del amor de Dios: La Biblia dice: “Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan,  Proverbios 8:17, y añade: Porque Jehová ama la rectitud y no desampara a sus santos”, Salmo 37:28.

Qué bueno y maravilloso es amar a nuestro Dios y obedecer su Palabra, porque “Nosotros le amamos a él, porque Él nos amó primero. Si alguno dice: «Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?“ 1ra de Juan 4:19-20.

Los cristianos debemos identificarnos con el apóstol Pablo,  quien manifestó: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí. Y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”,  Gálatas 2:20.

Y decir además: “Y nosotros hemos conocido y creído el amor de Dios. Dios es amor. Y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”, 1ra de Juan 4:16.

Es cierto que en el mes de febrero vienen grandes fiestas, como por ejemplo el carnaval, que atrae a mucho público, pero la Biblia dice: Guarda, pues, con diligencia vuestras almas, para que améis a Jehová vuestro Dios”,  Josué 23:11; porque “te amo, oh Jehová, fortaleza mía”,- Salmo 18:1.

El verdadero amor  “es sufrido, es benigno; El amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece. No hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor. No se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser… Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres. Pero el mayor de ellos es el amor”, 1ra de Corintios 13:4-13.

Recuerdas que: “’No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová”, Levítico 19:18, porque “el  odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas”, Proverbios 10:12.

Muchas bendiciones.

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