Redacción.-El líder norcoreano Kim Jong-un hace llamado a la ocupación del territorio surcoreano en caso de invasión, definiendo el país vecino en la Constitución como el “enemigo número uno”.
Estas declaraciones fueron acompañadas de una firme decisión de cerrar las organizaciones encargadas de las relaciones intercoreanas.
En un discurso ante la Asamblea Popular Suprema, Kim Jong-un definió su nueva política hacia el Sur como «el fin de 80 años de relaciones intercoreanas y el reconocimiento de la existencia de dos Estados en la península».
Esta ruptura estratégica marca un cambio significativo en comparación con la estrategia seguida por su padre y su abuelo. Tres organizaciones encargadas del turismo intercoreano y de la unificación han cerrado sus puertas, siguiendo la desaparición de páginas web de propaganda y canales de radio dirigidos al Sur en los últimos días. En su retórica hostil, el líder norcoreano aseguró que el país no «iniciaría una guerra unilateralmente», pero amenazó con destruir completamente Seúl y Washington en caso de conflicto. Estas declaraciones provocaron una reacción por parte del jefe de Estado surcoreano, Yoon Suk-yeol, quien prometió a Pyongyang «un castigo varias veces mayor en caso de provocación
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