Londres.- Al Real Madrid de la última década se le ha cuestionado en ocasiones la falta de hambre, de apetito. ¿Tendrán motivación suficiente unos jugadores que han ganado hasta cinco Copas de Europa? El equipo blanco, a base de repetir títulos, ha demostrado que sí, que nunca han sufrido una desmotivación por éxito que les hunda.
Pero, ¿qué pasa cuando a un esfuerzo similar al realizado por el Real Madrid, no le acompañan los éxitos? El Liverpool de Jürgen Klopp ha sido y aún es uno de los equipos más temidos del continente. Aglutina estrellas como Mohamed Salah, Virgil Van Dijk, Thiago Alcántara y Alisson Becker y lleva compitiendo al más alto nivel desde 2018.
Sin embargo, el botín del Liverpool desde que Klopp dio con la tecla en Anfield dista mucho de lo logrado por el Real Madrid.
Marcando enero de 2018 como el inicio del gran Liverpool, con la llegada de Van Dijk, el hombre que apuntaló el proyecto desde la defensa, los ‘Reds’ han sumado dos títulos mayores: una Premier League (2020) y una Champions League (2019), además de trofeos menores, como una Supercopa de Europa, un Mundial de Clubes, una Copa de la Liga, una FA Cup y una Community Shield.
Este es el escasos palmarés de un equipo que ha explorado sus límites durante cuatro temporadas y ha agotado sus esfuerzos, hasta el punto de preguntarse si el proyecto del alemán está en su ocaso.
Escaso porque el Liverpool logró 97 puntos en la 2018/2019 para quedar por detrás del Manchester City; tuvo que irse hasta los 99 para ganar la primera liga en 30 años en la 2019/2020; se desfondó en la 2020/2021, con un tercer puesto, y en la 2021/2022, 92 puntos no fueron suficientes para ganarle la liga al City.
Tres campañas por encima de los 90 puntos, una barbaridad, pero un solo título.
En Europa ocurre un caso parecido. El Liverpool ha alcanzado tres finales en cinco años, siendo favorito en dos de ellas, Madrid y París. Solo pudo ganar una. Venció al Tottenham Hotspur en 2019, después de caer en Kiev contra el Real Madrid, que fue su verdugo años después en Saint Denis.
Ese partido en la capital francesa marcó un antes y un después. No hubo venganza ‘Red’ tras lo ocurrido en Kiev y, más importante, supuso el adiós de Sadio Mané, un jugador infravalorado en su salida y añorado ahora, cuando el uruguayo Darwin Núñez no es capaz de producir los registros del senegalés.
El Liverpool ha estado a tal nivel en los últimos años y ha competido tan al límite de sus capacidades que la poca cantidad de títulos amasados ha abierto el interrogante de si este proyecto aún tiene ganas de continuar.
Con una eliminatoria de Champions ante el Real Madrid en el horizonte y con la necesidad imperiosa de clasificarse entre los cuatro primeros en la Premier para no sufrir un batacazo económico, el Liverpool no puede dar por perdida ya la temporada y necesita un cambio de mentalidad que le acerque a lo que un día fue. El problema es que quizás sus jugadores ya no tengan la motivación de antaño. El precio a pagar de haber sido los mejores durante tantos años.
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