Nuestro país actualmente está inmerso en una campaña electoral con la participación de unos 24 partidos para elegir el 15 de mayo del 2016 al Presidente de la República, legisladores, alcaldes y regidores, como parte del imperfecto sistema democrático imperante, esperando que la situación del país transite por nuevos rumbos de progreso, de seguridad pública, de justicia social, de disminución de la pobreza, y de otras conquistas, en el orden económico, que beneficie a sus habitantes que echarán sus votos en las urnas por sus candidatos de preferencia.
La aspiración de todo el pueblo es tener trabajo, comer y vestir bien, educación, salud, vivienda propia, transporte, seguridad y diversión sana, pero siendo justo hay que admitir que hoy se ha logrado algo, pero no todo lo que el país, desde añales ha estado deseando en el orden material, pero nos olvidamos, lamentablemente, de todo lo que tiene que ver con lo espiritual.
Sin embargo, para los votantes constituye una situación engorrosa escoger a un candidato para cualquier cargo, porque en países tan pequeños como el nuestro, tenemos la ventaja y al mismo tiempo la desgracia, de conocer a todos los políticos del patio que participarán en los comicios y sabemos de qué lado cojean. Nuestros habitantes siempre han creído que la mayoría de los políticos en lugar de servirle al país se sirven del mismo, lo que ha creado mucha desconfianza en nuestro sistema político.
Hay personas que dicen sentirse defraudadas, perdiendo la fe en el sistema democrático y no acuden a ningún proceso electoral. Pero como van las cosas, pese a los recorridos que realizan por todo el país, los candidatos de los distintos partidos políticos, percibimos que la abstención de votantes es cada vez más alarmante, porque no creen en los candidatos y señalan que los gobiernos que han surgido en los últimos comicios se manejan con el mismo patrón, olvidándose después que son electos de las promesas hechas a los electores.
De todos los candidatos que participarán en los comicios, muchos de los electores consideran que votarían por el político menos malo y que tenga un programa de gobierno convincente, al señalar que hay que reconocer que como seres humanos los candidatos son imperfectos y es difícil que ellos produzcan cambios importantes para la vida nacional.
Empero, el pueblo dominicano, espera que durante la campaña electoral se produzcan debates entre los candidatos presidenciales y expongan sus respectivos programas de gobierno para el conocimiento de los futuros votantes, para saber lo que piensan y lo que harán, como ocurre en países democráticos como Estados Unidos y otros.
Después de todo, la realidad es que no sólo de pan vive el hombre, como dijo Jesucristo, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Sin embargo, en esta corta vida sobre la tierra, donde la justicia social es casi un mito, pero cumpliendo con nuestro deber cívico, acudimos a las urnas, esperanzados de que se produzca un cambio en la vida nacional.
En esta campaña electoral queremos reconocer, que hay un candidato vitalicio que nunca nos ha fallado, Jesucristo, el Hijo de Dios, y en el plano espiritual, sería mi candidato por excelencia, porque nos da la verdadera paz, el gozo y la vida eterna. Ningún hombre por más sabio que sea puede dar lo que no tiene. Mientras que Jesús te da sus promesas infalibles, que sacian tu sed y hambre espirituales. Para mí, ese es el mejor candidato, quien nunca nos defrauda, así que votemos por Él abriendo nuestros corazones, y lo más grandioso de todo es que Jesús nos elige primero a nosotros que nosotros a Él.
Jesús dijo: “no me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca” (Juan 15:16).
Apreciado amigo, cuando el apóstol Pablo conoció el amor de Dios manifestado en Jesucristo, y tomó la decisión de seguirle, expresó: “Pero cuantas cosas eran para mi ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aún estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Filipenses 3:7-8).
Para Pablo esta fue su mejor escogencia, decidirse por Cristo, haz tú lo mismo y disfrutará de bendiciones espirituales y materiales inimaginables. Jesús dijo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas os vendrán por añadiduras”, Mateo 6:33.
Muchas bendiciones.