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El mentiroso escoge su escenario

Por muy virtuoso que sea el hombre despotricado por el mentiroso, a este lo que le interesa es que quede en el ambiente que el que es injuriado es una nadería.

El mentiroso escoge su escenario

1.- El objetivo de quien habla la mentira es perturbar el ánimo de su víctima, causarle daño, hacerla sentir mal.

2.- En el fondo de su alma, el mentiroso reúne depravación, malignidad, odio; en sí, es un torcido, vicioso e inicuo.

3.- La primera misión de quien miente para dañar a otro es presentar al perjudicado como que simula sentimientos que no tiene, más o menos, un farsante.

4.- El mentiroso no tiene reparos para utilizar la mentira. Poco le importa tirar su embuste en un espacio solemne, augusto, que en un lugar corriente, deslucido.

5.- Cuando el mentiroso sabe en el espacio donde va a hacer uso de la mentira y cuál será su público, utiliza un lenguaje depurado, exquisito para los presentes y otro vulgar, impuro para referirse al difamado.

6.- Para el mentiroso sentirse realizado en su venenosa misión de herir y dañar, procura tener cautivo a sus oyentes. El auditorio forma parte esencial de la maldad perseguida por el difamador.

7.- El conjunto de personas que concurren a un acto a veces son sorprendidas en su buena fe, porque sin saberlo, el mentiroso aprovecha la concurrencia para soltar sus infundios.

8.- Si el mentiroso expone ante un público que tiene reunido en un solo sitio, se explaya, extiende su infundio e inoportuna cháchara hasta saciar sus malditos anhelos.

9.- El mentiroso no cumple fielmente su tarea si no procede a detractar, a desprestigiar a la mujer o al hombre que quiere hundir.

10.- Con palabras rebuscadas en su diccionario de maldiciones, el que miente acompaña sus expresiones con gestos para impresionar y darle imagen de fidelidad a lo que dice.

11.- El que habla la mentira no la ejecuta de pronto y sin previa preparación; no hay nada de repente. Todo responde a un plan pensado y bien reflexionado.

12.- Una vez que el mentiroso ha concluido su labor, se interesa por saber si el difamado está deprimido, desalentado, abatido, afligido o alegre.

13.- En el medio social dominicano hay que mantenerse en guardia, en posición de defensa, listo para guardar la espalda, dar la cara y, si es necesario, hasta parapetarse.

14.- Por muy virtuoso que sea el hombre despotricado por el mentiroso, a este lo que le interesa es que quede en el ambiente que el que es injuriado es una nadería.

15.- La cuestión es preservar la vida y el honor, partiendo de que estamos viviendo en una sociedad que no sirve en lo ético y moral, y en la cual personas como el mentiroso son aceptadas como ejemplo de gente de buen vivir.

16.- Ante las ofensas que provienen del mentiroso, las cuales procuran deshonrar a sus víctimas, lo que procede es edificar a la opinión pública ubicando al embustero como una lacra social.