Roma.- Después de la pandemia que aumentó el número de personas que pasan hambre en el mundo, la guerra en Ucrania ha agravado aún más la crisis alimentaria global y habrá graves problemas de suministro de alimentos en todo el mundo si no se toman medidas, alertaron hoy personalidades como el papa Francisco y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
El grito de alarma fue lanzado por Francisco, Guterres y los presidentes de varios organismos de Naciones Unidas, que llamaron a «trabajar juntos» durante la ceremonia para celebrar el Día Mundial de la Alimentación, organizado por Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de Naciones Unidas, con sede en Roma.
El mundo está atravesando «la tormenta perfecta» y, si se pensaba que 2022 sería el peor año después de la pandemia en cuestión de seguridad alimentaria, 2023 «puede ser en el que haya un grave problema de suministro de alimentos», alertó el Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David M. Beasley.
Beasley admitió que aunque en un momento se pensó que iba a ser posible acabar con el hambre en el mundo, «en los últimos 5 años se ha ido por el camino equivocado».
«Creíamos que el PMA se iba a quedar sin trabajo, pero luego llegó el Covid y se pasó de 135 millones que pasan hambre a 175 millones y luego llegó la crisis en Afganistán y ahora la zona del mundo que es el ‘la cesta de los alimentos’ está en guerra, por lo que el número de personas con problemas de inanición aumentará», argumentó.
Además del suministro de alimentos, el director del PMA destacó el grave problema del aumento de precio de los fertilizantes y agregó: «Sin fertilizantes lo vamos a pasar todos mal».
No obstante ,y ante «una calamidad sin precedentes», Beasley aseguró que se tienen los recursos y los talentos para poder acabar con el hambre.
Para el director general de la FAO, Qu Dongyu, «después de más de 2 años de pandemia global, con interrupciones en las cadenas de suministro internacionales, y ahora con los impactos de la guerra en Ucrania, nos hemos quedado con una economía global débil» y los más vulnerables han sido empujados al borde de la inanición.
«El número de personas que padecen hambre sigue aumentando y actualmente asciende a 828 millones», mientras que «3.100 millones en todo el mundo no pueden permitirse una dieta saludable, y el número de personas con inseguridad alimentaria aguda ha aumentado de 135 millones a 193 millones», explicó.
Pero, añadió, «por primera vez, estamos viendo una voluntad política mayor y más fuerte sobre la seguridad alimentaria de todos los políticos, sociedades y socios clave, desde los países desarrollados hasta los países en desarrollo, desde las naciones ricas hasta las pobres, a nivel local, nacional, regional y mundial».
Ante el actual escenario, QU Dongyu instó a la necesidad de «invertir en transformación rural y en las infraestructuras (…)».»¡La agricultura es uno de los nexos humanitarios-desarrollo-paz más rentables!», destacó.
«Las instituciones financieras internacionales deben apoyar el acceso financiero de los países en desarrollo para que puedan seguir brindando redes sólidas de seguridad social, invertir en áreas rurales y fortalecer sus sistemas agroalimentarios», subrayó en su mensaje.
Durante la ceremonia también se leyó un mensaje del papa Francisco en el que aseguró que «el mundo está en guerra» y para acabar con el hambre «es necesario que veamos a los demás como nuestros hermanos y hermanas y miembros que integran nuestra misma familia humana y cuyos sufrimientos nos afectan a todos».
El pontífice resaltó la necesidad de trabajar juntos «para lograr soluciones justas y duraderas».
Por su parte, Guterres mostró su preocupación por el aumento del precio de combustibles y de fertilizantes causado por la guerra en Ucrania y por cómo estamos ante «un año muy difícil para la seguridad mundial y un número increíble de personas no pueden permitirse una dieta sana».
Instó a trabajar juntos para «apoyar a los países en desarrollo para que puedan ayudar a sus habitantes y pasar de la desesperación a la acción».
Según la FAO, el Día Mundial de la Alimentación de 2022 bajo el lema «No dejar a nadie atrás» hace un llamamiento «a la solidaridad mundial para transformar los sistemas agroalimentarios en un intento por fomentar el crecimiento económico inclusivo, abordar las desigualdades, aumentar la resiliencia y lograr el desarrollo sostenible».
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