Un cordial saludo para mis queridos lectores.
Un hombre fue a confesarse con un sacerdote y le pidió que fuera su antecesor ante Dios, para ver si así sus pecados su mala vida.
El sacerdote así lo prometió y así lo hizo; pero como al cabo de algún tiempo no paraba de quejarse de que seguía pecando el sacerdote le dijo:
Ven y ayúdame a levantar aquel costal de trigo que le caía esa mula.
El hombre cogió el costal por un lado y el sacerdote por otro y cuando más tiraba para arriba, más tiraba el para abajo.
¿Cómo lo vamos a levantar de esa manera? Preguntó el hombre.
Pues igual haces tú –respondió- cuando pido a Dios que te libre tus pecados, tú sigues tirando hacia abajo.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.