La solución de un conflicto nunca debe ser la agresión, los intereses disfrazados de «patriotismo» no son una razón para atacar; la paz como resultado del raciocinio y la civilidad debe predominar.
Una bala, un cañón, un misil más que armamentos de guerra son atentados contra la civilización y un acicate en la destrucción del hombre por el hombre; que las personas dejen de ser carne cañón de la ambición desmedida, es una tarea pendiente.
Mientras tanto, quedarnos callados no es una opción y no debemos ser indiferentes ante la guerra, porque como dice una canción interpretada por Mercedes Sosa “Es un monstruo grande y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente”.
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