No se trata de una negación de la imagen cruel y maquiavélica difundida por la historiografía tradicional sobre el sanguinario dictador que gobernó desde el 1930 hasta el 1961. Lo que demuestra la escritora norteamericana Lauren Derby en su exhaustivo ensayo La seducción del Dictador: Política e imaginación popular en la Era de Trujillo, es que mucha gente dentro y fuera del país fue seducida por la personalidad del tirano, pese a su perfil de psicópata, con una grandilocuencia que oscilaba entre “lo sublime y lo ridículo”.
Derby, profesora asociada de Historia Latinoamericana en la Universidad de Los Ángeles, California, plantea que Trujillo supo vender su imagen en el momento histórico que le tocó ser el “hombre fuerte dominicano”, sin perder la más mínima oportunidad en presentarse como “salvador de la patria”, incluso desde los primeros días de su reinado, cuando a días de su toma de posesión enfrentó los desastres dejados por el huracán San Zenón en la vieja ciudad de Santo Domingo.
Coincidiendo con la autora, el presentador Frank Moya Pons, tras resaltar el desprecio de las élites dominicanas por el gobernante, resalta que éste “entendió que las masas necesitaban de un salvador, una figura paterna mesiánica que la sacase de la pobreza o, al menos, que
terminase, aunque fuese con su discurso, con la continua explotación de que eran objeto”. Es decir, que tal como señala Derby, Trujillo no fue solo represión y crimen, sino que también convenció a muchos de que realizaba una obra de redención social.
Los argumentos de la polémica obra, publicada por la Academia Dominicana de la Historia, son reforzados con documentos sobre la gestión realizada por Trujillo, con relatos en torno su estrambótica figura, junto a las de personajes destacados en la Era, como su esposa María
Martínez, su amante Lina Lovatón, sus hijos Flor de Oro, Ramfis, Angelita y Radhamés, así como del play boy Porfirio Rubirosa, quien fuera su yerno, entre otros
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