Mineápolis (EE.UU.).- El veredicto de culpabilidad contra el exagente Derek Chauvin por el asesinato del afroamericano George Floyd puede sentar un «precedente» para impulsar los cambios necesarios que reduzcan la violencia contra las minorías raciales en Estados Unidos.
Así lo expresó a Efe el activista salvadoreño William Martínez, responsable del Comité de Acción por los Derechos de los Inmigrantes en Minesota (MIRAC, en sus siglas en inglés), quien espera que «se consiga que haya un mejor entrenamiento para los agentes policiales, sobre cómo tratar con la comunidad y las personas de color».
Tanto el fallo contra Chauvin como los casos recientes de afroamericanos y latinos muertos a manos de la policía han reavivado el debate a nivel nacional, aunque la realidad es que la «Ley de Justicia en la Policía de George Floyd» puede enfrentar oposición en el Congreso estadounidense, especialmente en el Senado.
El proyecto de ley, redactado en la Cámara de Representantes por miembros del Caucus Negro del Congreso, pretende acabar con el uso de técnicas de estrangulamiento, la «inmunidad legal» para los agentes y la militarización de los departamentos policiales.
MÁS VIOLENCIA CONTRA LOS NEGROS
Esta propuesta legislativa se apoya en datos, como los recopilados por el grupo Mapeo de Violencia Policial (MPV, por sus siglas en inglés), que muestran el elevado impacto de la brutalidad policial en la comunidad afroamericana.
En lo que va del año, al menos 319 personas han muerto por disparos u otras técnicas utilizadas por agentes en EE.UU., como la de estrangulamiento, según esa organización, que también ha documentado solo tres días en 2021 en los que nadie ha muerto en un enfrentamiento con la policía.
De esos fallecimientos, los afroamericanos representan el 28 %, a pesar de ser el 13 % de la población estadounidense, de acuerdo al censo nacional.
Los estados de Utah, Ohio y Oklahoma, entre otros, son los que presentan una mayor desigualdad al respecto en Estados Unidos.
«QUEREMOS IGUALDAD»
Una de las muertes a manos de la Policía que más revuelo ha causado en las últimas semanas ha sido la del joven Daunte Wright, que falleció por un disparo de una agente que presuntamente confundió una pistola de electrochoque, también conocida como táser, con su arma de fuego.
Eso ocurrió a pocos kilómetros de la esquina donde pereció asfixiado Floyd, en Mineápolis.
Patrullando por ese lugar estaba este viernes Antonio Coat, miembro de los «Brown Berets de Minesota», un cuerpo de seguridad organizado por latinos cuyo nombre es un juego de palabras en alusión a los «Green Berets», las Fuerzas Especiales del Ejército estadounidense.
«Todos los días vemos que nos están matando a nosotros, pero por la misma cosa a los güeros les dejan vivir. Nomás queremos que nos traten con igualdad», reflexionó Coat, vestido de uniforme.
Esta crisis por la brutalidad policial en las calles de EE.UU. es uno de los principales problemas que enfrentan en estos momentos la Casa Blanca y el Congreso estadounidense, indica la última encuesta sobre relaciones raciales del centro de estudios Gallup.
La inmensa mayoría de demócratas, incluso de los sectores más moderados, se han posicionado a favor de una reforma policial que mejore el trato de las fuerzas de seguridad a las minorías.
«Es hora de que Washington D.C. progrese en la necesaria reforma policial y apruebe la ‘Ley de Justicia en la Policía de George Floyd’. Debemos hacer que la Policía sea más responsable», señaló la senadora por Minesota Amy Klobuchar, durante las exequias el jueves en recuerdo de Wright, de 20 años.
Para que esta propuesta de ley se convierta en realidad, los liberales necesitan el respaldo de diez republicanos en el Senado, que hasta ahora han argumentado que reformar la inmunidad de los policías perjudicaría «a los que actúan de buena fe, ya que facilitaría entablar litigios contra ellos».
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