Sin bola de cristal ni dotes adivinatorias, pronosticar el destino de la campaña anticorrupción del gobierno sería imaginar sin mucho fundamento.
Indudablemente, Danilo Medina es el peje mayor detrás del cual andan afanosos los buzos de la Procuraduría. Sin embargo, tras un año de engoar para apenas pescar a parientes y allegados, y condenarlos mediáticamente, ahora las autoridades alegan necesitar más tiempo para armar su expediente acusatorio, en base a cuyas alegadas pruebas hay muchísima gente detenida, otros coaccionados y Danilo convenientemente enmudecido. Medina es el único dominicano impedido por la Constitución para presentarse nuevamente como candidato presidencial. Difícilmente podrían él o el PLD lograr una modificación a ese impedimento.
Pero el anuncio de Luis Abinader de que convocará para modificar la Constitución abre un resquicio por donde caben especulaciones de todo calibre. El cambio prometido por el PRM estará incompleto, muy peligrosa frustración, si continúan los indicios de judicializar propósitos políticos o “lawfare”. ¿Será el cóctel de mariscos servido por los fiscales un mero aperitivo o hay cambio de menú?
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