En la sociedad dominicana: asesinos físicos, particulares, y morales estatales

1.- En una sociedad como la dominicana, en total estado de descomposición social, ética, moral e institucional, resulta imposible no alterarse, ni impacientarse. Es normal estar en vilo, perder la paciencia.

2.- No debe sorprender a nadie la información de que la República Dominicana es el país número uno en Centroamérica y el Caribe con mayor carga de enfermedad mental. Aproximadamente el 20% de la población dominicana padece trastorno.[1]

3.- En nuestro medio hace mucho tiempo que estar espiritualmente tranquilo es imposible. Conservar buen carácter, cogerlo suave, es cuestión del pasado. Lo de aquí es para estar irascible, impaciente y nada sosegado.

4.- El entorno dominicano está para huir de manera repentina, ahuyentarse en la primera oportunidad por la situación atemorizada que cada quien siente que está viviendo. Horripilarse se ha hecho común entre nosotros, y no es para menos.

5.- La inseguridad, permanecer con la vida colgada en un hilo, es como estar con un pie en el aire, con una existencia de incertidumbre, de perplejidad.

6.- Estamos en la etapa de la vida dominicana en la cual una madre de 62 años de edad, resulta estrangulada por su propio hijo. Así como usted lo lee: el vástago eliminó mediante asfixia a su progenitora.[2]

7.- Motiva turbación el hecho de los padres recibir la conmovedora noticia de que su hijo había aparecido muerto a causa de ser impactado por un vehículo conducido por un desaprensivo que lo dejó abandonado. [3]

8.- Pero nada. Formamos parte de la degradada sociedad dominicana, emporcada por todas partes, presta para que en su seno ocurran las acciones más repugnantes provenientes de particulares y desde el Estado. La sucieza, lo odioso y nefasto puede ser de origen personal o estatal.

Dominicanas y dominicanos no nos engañemos. Para no morir por medios materiales o moralmente de manera artera, hay que permanecer ojo avizor, a la expectativa, con los cinco sentidos en guardia. Siempre prevenido.

10.- En nuestro país, mata físicamente el asesino perturbado mental; el celoso, envidioso, resentido social y el sicario por encargo. Acabar con la vida de otro, aquí, no es difícil. El criminal que motiva sangre está en abundancia.

11.- Los que liquidan moralmente cuentan con más medios que los que matan físicamente, porque uno de los asesinos morales, el Estado, tiene todos los medios a su disposición para destruir en lo ético y moral a quien considera su adversario.

12.- Dar muerte moral desde organismos del Estado dominicano, se ha convertido en una práctica odiosa de la cual son víctimas ciudadanas y ciudadanos honorables, de conducta acrisolada.

13.- El crimen de mucha sangre mete miedo intenso, mientras que el asesinato moral pasa desapercibido, porque solo lo siente la víctima que lo sufre intensamente.

14.- Hay que dejarse de estar hablando de sociedad segura, Estado de derecho y otras pendejadas, en tanto que la criminalidad y la inseguridad están presentes en todas partes.

15.- El ambiente dominicano está caracterizado por el asesino que deja ver sangre, y el matador moral selectivo desde órganos del Estado, contra ciudadanas y ciudadanos decentes y de correcto proceder.