En esta entrevista exclusiva para Noticias SIN, el Banco Central ofrece su lectura sobre el desempeño reciente de la economía
El Banco Central de la República Dominicana (BCRD).
Santo Domingo.– En un contexto internacional marcado por la incertidumbre, la volatilidad financiera y los choques externos, la economía dominicana enfrenta el reto de retomar un mayor ritmo de crecimiento sin comprometer la estabilidad macroeconómica.
En esta entrevista exclusiva para SIN, el Banco Central de la República Dominicana ofrece su lectura sobre el desempeño reciente de la economía, los sectores que sostienen la expansión, la evolución de la inflación y el tipo de cambio, así como las perspectivas para 2025–2026, destacando la resiliencia de los fundamentos económicos, la solidez del sistema financiero y las señales que apuntan a una recuperación gradual del crecimiento en el próximo año.
Luego de registrar un crecimiento de 5.0 % en 2024, la economía dominicana ha registrado un menor crecimiento durante el año 2025 con una expansión acumulada de 2.0 % en enero-octubre.
Este comportamiento ha estado afectado por un panorama internacional complejo, incierto y convulso, condiciones financieras más restrictivas de lo previsto y más recientemente el impacto de fenómenos climáticos sobre las actividades productivas.
Dentro de los sectores que han exhibido un mejor desempeño durante este año se encuentran los servicios financieros, las actividades agropecuarias y la minería, que se expandieron en 7.5 %, 3.8 % y 3.1 % interanual en enero-octubre, respectivamente.
Asimismo, se destaca la evolución positiva de la actividad turística, ante la llegada de 7.9 millones de visitantes no residentes por vía aérea y de 2.4 millones de cruceristas, para un total de 10.3 millones de visitantes durante enero-noviembre del presente año.
Por otro lado, la actividad del sector construcción se ha ralentizado durante el año 2025, afectada por un menor ritmo de la inversión pública durante la primera parte del año y por la mayor gradualidad o posposición en la ejecución de obras por parte del sector privado ante un contexto de elevada incertidumbre.
La inflación interanual ha permanecido dentro del rango meta de 4.0 % ± 1.0 % durante 31 meses consecutivos, es decir, desde mayo de 2023, ubicándose en noviembre de 2025 en 4.81 %.
Recientemente se ha observado una tendencia gradual al alza en la inflación, influenciada por el incremento de los precios de algunos alimentos, cuya producción y comercialización fue afectada por el paso del huracán Melissa.
No obstante, el Banco Central estima que estos choques serán transitorios, previendo que se disipen en los primeros meses del año 2026.
En efecto, el sistema de pronósticos señala que la inflación general y la subyacente se mantendrían dentro del rango meta de 4.0 % ± 1.0 % en el mediano plazo. El BCRD seguirá monitoreando la evolución de las condiciones macroeconómicas nacionales y externas, reiterando su compromiso de mantener la estabilidad de precios.
La economía global ha enfrentado durante los últimos años choques externos significativos y un panorama internacional convulso, complejo e incierto, que han incidido en una mayor volatilidad de las monedas de las economías emergentes.
A pesar de ello, el comportamiento cambiario ha sido ordenado, respaldado por fundamentos macroeconómicos sólidos que han permitido anclar expectativas y fortalecer el rol del tipo de cambio como amortiguador de choques externos.
En efecto, el FMI reclasificó recientemente el régimen cambiario de RD de “flotación administrada” a “flotación”, como reflejo de un mercado más transparente y profundo, en línea con las mejores prácticas para países con metas de inflación.
Esto se ha logrado en un contexto en el cual el Banco Central ha adoptado medidas macroprudenciales para preservar la estabilidad financiera ante episodios de alta volatilidad y ha fortalecido el marco regulatorio cambiario y el uso de la plataforma electrónica de divisas, con el objetivo de promover mayor orden y transparencia en el mercado.
Es importante destacar que esta volatilidad no ha implicado una mayor depreciación promedio respecto al período previo a la pandemia, la cual ha pasado de 3.6 % en 2012-2019 a 3.0 % en 2020-2025.
Durante el presente año, la depreciación acumulada al 24 de diciembre es de apenas 2.5 %, como resultado de una generación de divisas que se estima en unos US$46,800 millones para el año, apoyada en el dinamismo de las exportaciones, turismo, remesas e inversión extranjera directa.
Hacia adelante, se prevé que las actividades generadoras de divisas mantengan una evolución positiva, lo que continuaría contribuyendo a la estabilidad relativa del tipo de cambio.
De igual manera, el BCRD continuará monitoreando las principales variables económicas con el propósito de evitar una volatilidad excesiva del tipo de cambio que pueda poner en riesgo la meta de inflación y la estabilidad financiera.
En un contexto de inflación dentro del rango meta y de condiciones financieras internacionales menos restrictivas, el BCRD redujo la tasa de política monetaria en 50 puntos básicos de forma acumulada en las reuniones de septiembre y octubre de 2025, ubicándola actualmente en 5.25 % anual.
A la vez, el BCRD ha continuado implementando el programa de provisión de liquidez de RD$81 mil millones aprobado por la Junta Monetaria en junio.
Como resultado de estas medidas, las condiciones financieras se han tornado más favorables.
En particular, las tasas de interés bancarias han disminuido significativamente, pasando el promedio ponderado de la tasa activa de 16.08 % en noviembre de 2024 a 13.68 % en noviembre de 2025, mientras que la tasa pasiva disminuyó de 10.21 % a 6.05 % durante el mismo periodo.
Asimismo, el crédito privado en moneda nacional y los agregados monetarios registraron tasas de crecimiento superiores a la expansión del producto interno bruto (PIB) nominal.
En los próximos meses, se espera que las condiciones financieras se mantengan flexibles en la medida que continúa operando el mecanismo de transmisión de la política monetaria, lo que contribuiría a la dinamización gradual de la demanda interna.
El BCRD continuará monitoreando las condiciones macroeconómicas y financieras, tanto externas como internas, con el fin de evaluar los espacios que le permitan seguir adoptando, de manera oportuna, las medidas necesarias para preservar la estabilidad macroeconómica.
La República Dominicana, como una economía pequeña y abierta, se encuentra expuesta a riesgos externos, especialmente en un entorno de elevada incertidumbre global. Por un lado, un agravamiento de los conflictos geopolíticos podría mantener elevada la volatilidad en los mercados internacionales.
Asimismo, si se materializara un debilitamiento de la economía de Estados Unidos de América, nuestro principal socio comercial, se podría debilitar la demanda externa para nuestros bienes y servicios de exportación.
De igual forma, mayores riesgos inflacionarios en Estados Unidos podrían incidir en que las condiciones financieras externas se flexibilicen a un ritmo más gradual de lo anticipado.
Por el contrario, la economía local podría beneficiarse de un mejor desempeño económico al previsto de los Estados Unidos de América, en un contexto en que se acelere la inversión privada y se mantenga la resiliencia del consumo de esa economía.
Adicionalmente, ante lo convulso del panorama internacional, la estabilidad económica y social de la República Dominicana siguen siendo el principal atractivo para continuar recibiendo elevados flujos de inversión extranjera y seguir aprovechando las oportunidades del nearshoring.
La República Dominicana mantiene un sector financiero sólido, con altos niveles de capitalización, rentabilidad, solvencia y liquidez que le permiten continuar impulsando las actividades productivas del país.
El volumen de activos del sistema financiero consolidado ascendió a RD$4.2 billones en noviembre de 2025, equivalente un incremento interanual de 9.3 %.
Asimismo, la rentabilidad sobre los activos del sistema financiero (ROA) se ubicó en 2.6 % y la rentabilidad sobre el patrimonio (ROE) se colocó en 21.7 %, superior a lo observado en la banca regional.
De esta manera, el sistema consolidado muestra un índice de solvencia de 17.1 %, muy por encima del mínimo de 10 % exigido por la Ley Monetaria y Financiera 183-02. Este desempeño saludable de las entidades de intermediación financiera de nuestro país ha sido destacado por los principales organismos internacionales que dan seguimiento a la economía dominicana.
Banco Central de la República Dominicana
BCRD
De manera particular, el Banco de Reservas, entidad de mayor tamaño del sistema financiero, el gobernador Héctor Valdez Albizu destacó recientemente, en una reunión con los presidentes de los bancos múltiples, la excelente situación que presenta la referida institución.
En efecto, el Banco de Reservas posee activos que alcanzan RD$1.35 billones, para un crecimiento interanual de 7.4 %; mientras que la cartera de crédito se expandió en 9.4 % de forma interanual.
HÉCTOR VALDEZ ALBIZU, GOBERNADOR DEL BCRD.: (Archivo)
Asimismo, el gobernador Valdez Albizu enfatizó sobre la calidad de su cartera, con una baja morosidad de 1.3 %, un coeficiente de cobertura para créditos vencidos de 192.7 % (casi dos veces el nivel de la cartera vencida).
Además, recalcó los elevados indicadores de rentabilidad de los activos (ROA) de 1.9 %, rentabilidad del patrimonio (ROE) de 21.2 % y de solvencia de 17.6 %, superior al mínimo requerido.
Estos resultados del Banco de Reservas muestran un desempeño superior al promedio del sistema bancario, lo que le permite continuar ofreciendo de manera eficiente sus servicios y lo proyecta con fortaleza para atender cualquier situación que se presente en el plano nacional e internacional.
Héctor Valdez Albizu
Gobernador del Banco Central de la República Dominicana
A pesar de las condiciones externas adversas, la economía dominicana sigue siendo percibida como un destino seguro y rentable para los inversionistas, debido a la fortaleza de sus fundamentos y a una estructura económica bien diversificada.
En efecto, se espera que la inversión extranjera directa se ubique en torno a los US$4,900 millones tanto en el 2025 como en el 2026; además de preverse un mayor dinamismo de la inversión local, en la medida que sigan mejorando las condiciones financieras y se sostenga el mayor ritmo del gasto de capital del Gobierno.
Las principales actividades generadoras de divisas sostienen una evolución muy positiva, con flujos estimados en US$46,800 millones para 2025.
Puntualmente, se proyecta que las exportaciones totales superarán los US$15,300 millones y US$16,500 en 2025 y 2026, respectivamente; mientras que los ingresos por turismo se ubicarían en US$11,250 millones en 2025 y US$11,330 millones en 2026.
Asimismo, se prevé que las remesas familiares alcancen US$11,800 millones al cierre de 2025 y US$12,200 millones en el año 2026.
En tanto, la inversión extranjera directa sería de aproximadamente US$4,900 millones al finalizar el 2025 y también para el próximo año, cubriendo con holgura el déficit estimado de la cuenta corriente.
De esta manera, el comportamiento favorable de las actividades generadoras de divisas contribuiría a mantener la estabilidad relativa del tipo de cambio y elevados niveles de reservas internacionales.
El sistema de pronósticos del BCRD prevé que la economía registraría un crecimiento en torno a 2.0 % - 2.5 % al cierre de 2025 y se dinamizaría gradualmente hasta expandirse en 4.0 % - 4.5 % al cierre de 2026.
La recuperación de la actividad económica estaría apoyada en el impulso de las políticas monetaria y fiscal, a través de la flexibilización monetaria y una mayor inversión pública.
De esta manera, se espera una reactivación de la demanda interna durante los próximos trimestres, además de que se mantenga el buen desempeño de las actividades del sector externo durante el año 2026.
Por otro lado, las proyecciones de inflación señalan que permanecería dentro del rango meta de 4.0 % ± 1.0 % establecido en el programa monetario para lo que resta del año 2025 y para el cierre del año 2026.
Estas previsiones son consistentes con las expectativas de los agentes económicos, las cuales se mantienen ancladas a la meta, lo cual refleja la credibilidad en la ejecución de la política monetaria del Banco Central.