1.- La ciudadana o el ciudadano que en un país como el nuestro se limita a trabajar y a cumplir con sus deberes familiares, puede considerarse como laborioso y buen padre de familia. Puede ser definido como excelente persona.
2.- Pero resulta que quien vive en la República Dominicana, no lo hace en un lugar placentero y delicioso, en un Edén, sino en una especie de infierno para la mayoría de sus habitantes.
3.- La mujer o el hombre útil a una sociedad fundamentada en la desigualdad, es aquel que, además de ejecutar las obligaciones personales, asume compromiso social, haciendo aportes para que se imponga lo que es de interés colectivo.
4.- Cómo sentirse realizada la persona que no incide para superar todo aquello que representa un obstáculo para el bienestar de la mayoría de los miembros de la comunidad.
5.- Debe revisarse por entero el ente social dominicano que cree estar portándose bien con la sociedad, por producir mucho dinero, cuidar de su círculo familiar y hacer acto de presencia cada domingo en su iglesia, además de dar el diezmo.
6.- Las condiciones de vida material y espiritual que acompañan a la generalidad de nuestros conciudadanos, impiden que nos comportemos acomodados al ordenamiento económico y social vigente. No es humanismo adaptarse a compartir tranquilamente con aquello que nos repugna como ser sensible.
7.- Ninguna persona que se identifica con el sentir de justicia, está para aclimatarse a estar como si nada, pasándola bien, mientras el pueblo pasa las de Caín, cargado de sinsabores.
8.- El ambiente dominicano es como estar lloviendo del cielo, perlas, ni hecho por encargo, para que aquellos que son de nobles sentimientos se motiven a accionar contra todo lo que vivamente lesiona al pueblo.
9.- Hay una contradicción, revela incoherencia en su conducta aquel que se porta muy bien, formado como dócil ciudadano, y no expresa indignación ante lo que daña a su país. Es la misma incongruencia que exhibe ese que quiere a Dios, a quien no ve, pero no se conduele de los pobres a quienes sí ve.
10.- Es para palidecerse, desencajarse por completo, saber de gente que están conscientes de las calamidades que sufren los pordioseros de aquí, mientras un pequeño grupo disfruta de todas clases de placeres.
11.- Están en una encrucijada, en un cruce de sentimientos, aquellos que viven a todo dar, pero nada hacen para que su pueblo salga de la extrema pobreza, cambiando de indignos a dignos. Son de los conflictos que crea la incoherencia.
12.- Cada día que la desigualdad trae más marginados sociales, más peliagudo resulta para aquellos que nada hacen para que el pueblo dominicano se quite de encima, rompa el yugo que lo mantiene en la indigencia.
13.- A los pueblos oprimidos, como el dominicano, no le basta con contar con mujeres y hombres buenos, lo que aspira es tener militantes en la lucha por un mejor país para todas y todos.
14.- No es suficiente tener la inclinación a hacer el bien. La generosidad debe tener contenido social, ligada con la batalla por un mundo de paz y abundancia para satisfacer las necesidades de toda la humanidad.
15.- El pueblo dominicano pobre, que carece de lo indispensable para satisfacer sus necesidades más urgentes, precisa de la unidad de mujeres y hombres sensibles, para que unificados se conviertan en luchadores sociales; que no sean pusilánimes, no darse por vencidos, jamás claudicar, ni tirar la toalla.
16.- El ciudadano virtuoso, digno de admiración, de buena calidad, es el que vincula su accionar particular, con la necesidad de construir un orden social adecuado para el desarrollo y la felicidad del ser humano.
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