Espanto y brinco

El día que, ante la ineficacia de los poderes públicos para garantizar el derecho a la honra y la privacidad, los agraviados recurran a hacerse Justicia por su mano, tras el estruendoso aplauso de la sociedad, ¿qué alegarán los fiscales, como si fuéramos Fuenteovejuna?

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Espanto y brinco

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Es más que espeluznante que en esta república medianamente civilizada, con autoridades responsables y un Ministerio Público empoderado, una locutora radial o bloguera, imitando a su madre, amenace con publicar un video en que dos personas con funciones públicas dizque realizan actos íntimos, como extorsión flagrante en procura de impunidad para sus “protegidos”. Aquí pasó ayer y falta ver alguna reacción del Gobierno. Es espantosa la impunidad con la que opera la conocida gleba extorsionadora y chantajista que difama, injuria y ofende, bajo guisa de periodismo escandaloso, que lejos de ello no es más que una pudrición mediática. Para frenar estos ilícitos flagrantes bastan las leyes existentes y voluntad del Gobierno y la farandúlica Procuraduria, que pese al gusto que tiene por primeras páginas rehúye rascarse en javilla. Como casi todo lo que anda mal, los usuales cacoerolas y añépidos creen que corresponde sólo al presidente Abinader enfrentar esta ola de podredumbre desinformativa. Pero ¿podrían estos cutríficos plebes vociferar tanto sin apoyo publicitario, publico y privado? ¿O sin patrocinadores conocidos? Tanta desvergüenza y contemporización disuelven el orden público y la moral. El día que, ante la ineficacia de los poderes públicos para garantizar el derecho a la honra y la privacidad, los agraviados recurran a hacerse Justicia por su mano, tras el estruendoso aplauso de la sociedad, ¿qué alegarán los fiscales, como si fuéramos Fuenteovejuna?

José Báez Guerrero

José Báez Guerrero

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