REDACCIÓN.- El tema de la crisis dejada tras la invasión de Rusia en Ucrania ha desatado varias interrogantes en cuanto a los precios y la escasez que puede dejar este enfrentamiento donde Estados Unidos se ha visto como un país inclinado a favor de la posibilidad de sancionar la compra de fertilizantes rusos, mientras que otras potencias agrícolas, como Brasil, rechazan esta medida ya que el aumento de los precios amenaza con avivar aún más la inflación de los alimentos.
Durante un evento de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el secretario de Agricultura estadounidense, Tom Vilsack, expresó que “Tal vez sean necesarios algunos sacrificios para abordar la guerra injustificada que Rusia ha decidido iniciar”.
Brasil, el principal exportador de todo lo comestible, desde soja hasta café o azúcar, y el mayor importador de fertilizantes, aboga por mantener a estos nutrientes libres de sanciones en nombre de la seguridad alimentaria.
Ninguna otra nación depende más de los productos extranjeros que Brasil. La nación sudamericana importa más del 85% de su demanda de fertilizantes, con una dependencia de las importaciones superior al 90% en potasa y nitrógeno. Rusia, el principal proveedor, y Bielorrusia, un aliado de Putin que también está bajo sanciones económicas, suman un 28% del total.
«Restringir el consumo de fertilizantes puede dañar el rendimiento de los cultivos, aumentar la inflación y amenazar la seguridad alimentaria», dijo la ministra de Agricultura de Brasil, Tereza Cristina, quien realiza una serie de reuniones con autoridades de países productores de fertilizantes para asegurar suministros para el país.