REDACCIÓN INTERNACIONAL. – Estrés, miedo, nerviosismo, preocupación continua… Son todas manifestaciones de un mismo fenómeno: la ansiedad, uno de los trastornos que más afectan la salud mental de las personas. Constituye una reacción emocional ante la percepción de una amenaza o peligro y su finalidad es la protección de la persona, su mecanismo de defensa
Los ataques de ansiedad, por otro lado, se caracterizan por un estado extremo de ansiedad de breve duración y rápida instauración que se acompaña de diferentes síntomas físicos, parecidos a los de ataques de pánico o de angustia.
Desde un punto de vista clínico, la división entre ambos no existe como tal. Se trata en realidad de dos posibles manifestaciones del mismo fenómeno de ansiedad.
¿Qué es la ansiedad?
La doctora Elsa Constanzo (MN105.493) jefa del Servicio de Psiquiatría de Fleni explicó a Infobae en una nota reciente: “La ansiedad es un síntoma continuo, persistente de miedo, nerviosismo, temor o susto que cursa con síntomas físicos”.
“El ataque de pánico, por el contrario, es un episodio súbito, intempestivo, que afecta la vida de un sujeto. Durante su manifestación el paciente puede experimentar susto, miedo o ansiedad profunda; temor a volverse loco o morirse, con la presencia de síntomas físicos que responden al espectro de la ansiedad”, detalló.
Y agregó: “El ataque de pánico es una alarma que se le despierta al organismo frente a un miedo que en ese momento es irreal o inexistente pero, sin embargo, la persona no puede dominar. Obviamente, cursa con síntomas de ansiedad”.
“La diferencia radica en que la ansiedad es una sensación mientras que el ataque de pánico es un episodio de ansiedad súbito por, supuestamente, ningún desencadenante concreto, latente o presente”, comentó la especialista.
Según la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM) la ansiedad se presenta de dos formas:
A nivel mental: preocupación constante, cansancio, irritabilidad, dificultad atencional, bajo estado de ánimo e insomnio.
A nivel físico: palpitaciones, sudoración, temblores, respiración acelerada, palidez, boca seca, tensión muscular, hormigueos en manos y pies, mareos, indigestión y/o diarrea.
Además de recomendar la psicoterapia, el apoyo familiar y, en algunos casos, medicación, uno de los principales consejos de los expertos para poner la ansiedad bajo control es seguir un estilo de vida saludable, que incluya actividad física, comer sano y evitar los alimentos que pueden aumentarla
Una alimentación saludable, centrada en verduras, frutas, cereales integrales y pescado, puede ayudar a reducir la ansiedad y previene el hambre emocional, que puede llevar a comer compulsivamente para tratar de contrarrestar los síntomas del malestar psicológico.
Alimentos que hay que evitar si se sufre de ansiedad
Un estudio realizado con más de 10.000 adultos en Estados Unidos, encontró que cuantos más ultraprocesados comían los participantes, más probabilidades tenían de manifestar una depresión leve o sentimientos de ansiedad. Fue publicado en la revista Public Health Nutrition.
También otro trabajo reveló una conexión entre el consumo elevado de ultraprocesados y el deterioro cognitivo del cerebro. Se trata de un estudio que siguió a casi 11.000 adultos que residen en Brasil durante una década. El trabajo fue realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo y fue publicado en la revista JAMA.
El doctor Enrique De Rosa Alabaster médico psiquiatra, neurólogo, sexólogo y médico legista dijo en Infobae: “El uso excesivo de estimulantes, como el café o el mate, incide en nuestra tensión nerviosa por el estímulo a la noradrenalina y diversos efectos, como una leve reducción de la perfusión sanguínea en el encéfalo. Nos despiertan pero al necesitar cantidades crecientes, generan un importante estado de ansiedad, y a su vez el famoso crash, la caída de su efecto que provoca un estado de fatiga y ansiedad. Al mismo tiempo incide muy negativamente sobre la cantidad y calidad del sueño”.
El doctor Enrique De Rosa Alabaster explicó en una nota reciente: “El alcohol afecta el sueño y al ser un depresor del sistema nervioso central, incrementa a mediano plazo la ansiedad. En particular, al desaparecer rápidamente su efecto, tanto en el sueño como en la ansiedad, se produce un efecto rebote, es decir, de incremento de síntomas”