Redacción internacional.- El asesinato de un niño es uno de los crímenes más devastadores que puede ocurrir, y cuando estos casos salen a la luz pública, el impacto en la sociedad suele ser inmenso. A lo largo de las últimas décadas, ha habido múltiples casos en Estados Unidos que no solo han causado conmoción, sino que también han generado debates sobre la justicia, el papel de los medios de comunicación y el sistema legal del país.
La violencia infantil en Estados Unidos sigue siendo un problema grave y persistente. Según datos del FBI de 2022, aproximadamente 1,000 niños son asesinados cada año en el país, la mayoría a manos de padres, familiares cercanos o cuidadores.
Los niños más pequeños, especialmente los menores de 5 años, son los más vulnerables a la violencia fatal. Un informe del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de 2021 revela que más del 70% de los niños asesinados tenían menos de tres años.
Además de los homicidios, el maltrato infantil en general también está alarmantemente extendido. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estima que en 2020, más de 618,000 niños fueron víctimas de abuso o negligencia en Estados Unidos. Entre estos casos, la negligencia fue el tipo más común de maltrato, representando alrededor del 76% de los casos reportados, seguido del abuso físico con un 16%.
La violencia intrafamiliar y el estrés asociado con la pobreza y el abuso de sustancias son factores contribuyentes clave. La pandemia de COVID-19 exacerbó la situación, al dificultar el acceso de los niños a redes de apoyo como escuelas y servicios sociales, según datos de The Marshall Project.}
Uno de los casos más sonados y perturbadores en Estados Unidos fue el de los asesinatos de niños en Atlanta, que ocurrieron entre 1979 y 1981. En un periodo de aproximadamente dos años, al menos 23 menores fueron asesinados en la ciudad de Atlanta, la mayoría de ellos niños afroamericanos. Durante ese tiempo, el miedo dominaba la ciudad, especialmente en las comunidades negras.
En 1981, Wayne Williams, un joven afroamericano, fue arrestado y condenado por el asesinato de dos hombres adultos, Nathaniel Cater y Jimmy Ray Payne. Aunque Williams nunca fue condenado formalmente por los asesinatos de los niños, las autoridades cerraron el caso, implicándolo indirectamente en las muertes infantiles. Sin embargo, hasta la fecha, hay muchas dudas sobre si realmente fue el culpable de los crímenes.
El impacto de este caso fue tal que, 40 años después, el caso fue reabierto cuando la alcaldesa de Atlanta, Keisha Lance Bottom y las autoridades reabrieron las investigaciones utilizando tecnología moderna para analizar las pruebas con la esperanza de ofrecer un cierre definitivo a las familias afectadas. El caso sigue siendo uno de los más discutidos en la historia criminal estadounidense, ya que expuso las profundas divisiones raciales y la falta de confianza en el sistema judicial de la época, según archivos de la National Public Radio.
Los asesinatos de niños en Atlanta revelaron profundas divisiones raciales y una negligencia en la respuesta policial, alimentada por la falta de preocupación en la cobertura mediática cuando las víctimas eran en su mayoría niños afroamericanos.
El asesinato de JonBenét Ramsey es uno de los casos más notorios y controversiales en la historia criminal de Estados Unidos. JonBenét, una niña de seis años, fue encontrada muerta en el sótano de su casa en Boulder, Colorado, el 26 de diciembre de 1996.
La investigación comenzó cuando sus padres, John y Patsy Ramsey, informaron que habían encontrado una nota de rescate en su hogar. Sin embargo, cuando la policía llegó, encontraron a JonBenét muerta en el sótano, lo que planteó muchas preguntas sobre la escena del crimen y el contexto de su muerte. A lo largo de los años, se han desarrollado múltiples teorías, incluyendo la posibilidad de que un miembro de la familia estuviera involucrado, así como la posibilidad de un intruso.
A pesar de los extensos esfuerzos de investigación, que incluyeron entrevistas a más de 1,500 personas y la recolección de pruebas forenses, el caso sigue sin resolverse. Las acusaciones y teorías conspirativas se han multiplicado, afectando la vida de la familia Ramsey de manera duradera. En 2008, las autoridades finalmente exoneraron a los Ramsey, concluyendo que no eran culpables del asesinato de su hija, pero el caso sigue siendo un misterio sin resolver.
El asesinato de Caylee Anthony, una niña de dos años de Florida, fue otro caso que capturó la atención de los medios. Caylee desapareció en junio de 2008, pero no fue reportada como desaparecida por su madre, Casey Anthony, hasta un mes después. Los restos de la menor fueron encontrados en diciembre de ese año, y las circunstancias de su desaparición y muerte se volvieron objeto de un extenso juicio mediático.
Casey Anthony fue juzgada por asesinato en 2011, pero su absolución sorprendió a muchos. La fiscalía argumentó que Casey había matado a su hija y tratado de encubrir el crimen, mientras que la defensa afirmó que Caylee había muerto accidentalmente y que Casey había actuado irracionalmente debido a un trauma emocional.
La cobertura del juicio fue masiva, y la opinión pública condenó a Casey a pesar de su absolución legal, lo que generó un debate sobre la justicia, la culpabilidad y el rol de los medios en moldear la opinión pública.
El secuestro y asesinato de Adam Walsh, un niño de seis años en Hollywood, Florida, en 1981, también tuvo un impacto significativo. Adam fue secuestrado de una tienda de departamentos y encontrado muerto dos semanas después.
Este caso no solo afectó profundamente a su familia, sino que también cambió las leyes de protección infantil en Estados Unidos. El padre de Adam, John Walsh, se convirtió en un defensor de los derechos de las víctimas y fundó el programa de televisión “America’s Most Wanted”, que ayudó a capturar a cientos de fugitivos.
Aunque el caso de Adam permaneció sin resolver durante décadas, en 2008, las autoridades cerraron oficialmente el caso al declarar que Ottis Toole, un delincuente convicto, fue el responsable de la muerte de Adam. Este caso destacó la importancia de las alertas y los sistemas de búsqueda para niños desaparecidos, como el Sistema de Alerta Amber, que se creó en respuesta al creciente número de secuestros infantiles, reseñó The Marshal Project.
El caso de las hermanas Lyon es uno de los secuestros infantiles más notables en la historia de Estados Unidos. Las hermanas Katherine (Kate) Lyon, de 10 años, y Sheila Lyon, de 12 años, desaparecieron el 25 de marzo de 1975 en Wheaton, Maryland.
Ese día, las niñas habían salido de su casa para ir al cercano Wheaton Plaza Shopping Center, pero nunca regresaron. La desaparición desencadenó una de las mayores investigaciones en la historia del estado de Maryland, movilizando a cientos de agentes y voluntarios en la búsqueda, sin éxito durante décadas.
La investigación tomó un giro crucial en 2013, cuando nuevas pruebas y testimonios señalaron a Lloyd Lee Welch, un delincuente sexual convicto, como sospechoso. En 2015, Welch fue acusado del secuestro y asesinato de las hermanas Lyon, y en 2017 fue condenado a dos cadenas perpetuas tras llegar a un acuerdo con los fiscales.
Welch confesó que él y otros familiares participaron en el secuestro de las niñas, y que sus cuerpos fueron incinerados en una propiedad familiar en Bedford County, Virginia. A pesar de que sus restos nunca fueron recuperados, la confesión de Welch y las pruebas circunstanciales llevaron al cierre del caso.
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