Santo Domingo – En una reciente entrevista en el programa El Despertador, la psicóloga y terapeuta familiar, doctora Rafaela Burgos, abordó el tema de la triangulación en la familia, destacando cómo, en situaciones de conflicto de pareja, los hijos suelen verse involucrados en roles que no les corresponden. Burgos explicó que este fenómeno ocurre cuando, en medio de tensiones entre los padres, uno de ellos involucra a un hijo en sus conflictos emocionales, cargándolo con preocupaciones que no debería asumir.
Según Burgos, “las relaciones triangulares en la familia muchas veces pasan desapercibidas, no se notan, pero tienen un efecto importante en la dinámica y la salud emocional de los hijos«. Esta triangulación lleva a los niños a sentirse responsables de la situación familiar, una carga emocional que afecta su salud mental y su percepción de lealtad hacia ambos padres.
La doctora señaló que esta dinámica puede tener un impacto profundo en los hijos, quienes empiezan a creer que deben «portarse bien» o hacer cosas para evitar que sus padres discutan. “Comienza a preguntar si yo puedo hacer algo para resolver la situación porque ya me involucraron; claro que no puede hacer nada, pero los niños y adolescentes intentan hablar, portarse bien, y sienten que tienen la responsabilidad de evitar el conflicto”, detalló.
En casos en que la triangulación se prolonga, los hijos pueden arrastrar estos patrones a la adultez, sintiendo que deben intervenir en conflictos que no les competen. Esto puede llevarlos a involucrarse en situaciones problemáticas y desarrollar un sentido de responsabilidad hacia conflictos de terceros, con el consecuente desgaste emocional.
Evita discutir en presencia de los hijos, incluso si son adolescentes o adultos. Los conflictos entre padres pueden generar tensión en los hijos, quienes pueden sentirse presionados a tomar partido. Es preferible reservar estas conversaciones para momentos en que los hijos no estén presentes.
Uno de los padres podría recurrir al hijo para desahogarse o para “transmitir mensajes” a la pareja. Burgos advierte que este tipo de triangulación pone a los hijos en una posición incómoda, generándoles ansiedad y sobrecarga emocional.
Los hijos, especialmente los menores, no están emocionalmente preparados para asumir la responsabilidad de problemas de pareja. En lugar de hablar de conflictos de pareja con ellos, Burgos recomienda buscar apoyo en amigos, familiares adultos o en terapia, donde recibirás el apoyo necesario sin afectar a los hijos.
Cuando un hijo expresa preocupación por la dinámica familiar, es importante escucharlo y tranquilizarlo, pero sin detalles sobre la problemática de pareja. Esto ayuda a que los hijos se sientan seguros en casa, sin tener que cargar con asuntos que no les competen.
Si los hijos perciben el conflicto, dales la tranquilidad de que no necesitan tomar partido. Explícales que los desacuerdos son asunto de los padres y que ellos no son responsables de resolverlos. “No les corresponde, los hijos no deben estar en bandos”, enfatiza la doctora.
Enséñales a los hijos a decir “Háblalo con papá/mamá”, de modo que puedan establecer límites sanos si los padres intentan involucrarlos en problemas que no son suyos. Esta práctica les ayudará a crear habilidades de autocuidado emocional.
Si el conflicto en la pareja es intenso o recurrente, acudir a terapia de pareja puede ser de gran ayuda. Esto no solo ayuda a la relación, sino que evita que el conflicto escale y afecte a los hijos.
Con estos consejos, la doctora Burgos ofrece a los padres herramientas para evitar que los conflictos de pareja interfieran en el bienestar de sus hijos y promueve una dinámica familiar más sana y equilibrada.
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