Sin duda que, al margen de militancias y simpatías partidarias, todo ciudadano que aspira a que las cosas marchen lo mejor posible en el país, ha visto con los mejores ojos y las mayores simpatías las expresiones de protesta y justos reclamos de los jóvenes que se manifestaron por varios días en la Plaza de la Bandera.
Llamó sobre todo mas atención y generó aun mayor empatía el carácter apartidista y espontáneo del movimiento surgido a partir de una sugerencia colgada, que prendió como una chispa y fue ganando respaldo acelerado en miles de jóvenes cuyo interés en los problemas del país lucía aletargado, cuando en realidad se encontraba subyacente en su ánimo y esperando solo una oportunidad para manifestarse.
Sin embargo, quizás por sus mismos ímpetus, propios de la juventud, tienen que cuidarse de no desenfocar sus propuestas, de tal modo que se conjuguen con la realidad.
Ahora mismo, en la desierta plaza, pasada la semana de las movilizaciones que culminaron con la multitudinaria demostración del pasado 27 de febrero, de rezago varios jóvenes se apostaron frente a la Junta Central Electoral, con demandas que carecen de asidero y justificación.
Una de ellas es reclamar del organismo dar a conocer las razones de la suspensión de las elecciones municipales del pasado 16 de febrero y que están reprogramadas para este domingo 15 de marzo. Al plantearlo obvian el hecho de que fueron los propios partidos políticos los que alegaron que la Junta no podía investigarse a si mismo, y que para que revistiese credibilidad debía correr a cargo de los técnicos de la OEA y otros organismos internacionales debidamente acreditados.
Aceptada la propuesta, tanto por la oposición por el gobierno, esa investigación se encuentra en proceso a cargo de técnicos de la propuesta OEA y el IFES, y solo cuando estos finalicen y rindan su veredicto es que sabremos las razones. Y si se quiere que sea todo lo exhaustiva que se requiere para que no deje cabos sin atar, es evidente que requiere de un tiempo razonable.
Otra demanda enarbolada es de nuevo pedir la renuncia de los magistrados de la Junta, olvidando que en tal caso correspondería legal y exclusivamente al Senado, bajo control casi absoluto del gobierno designar los nuevos magistrados, lo que lógicamente sería objetado por la oposición y generaría todo lógicas sospechas de parcialidad.
Y otro aún más extremista va mas lejos, alegando que los magistrados debían estar presos, cuando no han cometido ningún delito, dado que la medida que adoptaron de suspender el proceso electoral en marcha era la única posible frente a la imposibilidad técnica de corregir el colapso del sistema de voto automático.
Saludable y necesario el ejercicio de denunciar y reclamar. Mas en el caso de los jóvenes, emocional y hasta biológicamente inclinados a la rebeldía. Pero esta no necesariamente tiene que estar reñida con la reflexión. Insistimos en que es preciso evitar caer en extremismos que no se justifican, carecen base real y terminan por restarle apoyo.
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