Venga Perogrullo. Los gobiernos, no sólo este, alegan a veces que hay un mal llamado “sacrificio fiscal” cuando alguna actividad económica está exenta de impuestos de aduanas, ISR o ITBIS.
Pero ese “sacrificio” no existe, pues ni es ofrenda a ninguna deidad ni un acto amoroso inspirado por la abnegación. Tampoco es una erogación como en caso de subsidios directos. El sacrificio es el de todo ciudadano que contribuye a financiar al Estado mediante el pago de impuestos creados por la autoridades. Son puros inventos legales convenidos tras el feudalismo, al legalizarse la propiedad privada, y luego, cuando la revolución industrial produjo fortunas enormes enriqueciendo a toda la sociedad.
Los gobiernos deciden cobrar impuestos por ciertas actividades productivas y exonerar a otras por estimar que la sociedad se beneficia con precios no afectados por impuestos, por ejemplo, seguros y servicios financieros, pensiones y jubilaciones, transporte de carga y personas, todos libres del ITBIS. Igualmente hay productos de primera necesidad exentos.
Todo producto o servicio cuya producción implique impuestos siempre será más caro que si está exento.
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