Familia solicita ayuda para costear tratamiento de niño con una condición especial

Si usted desea colaborar para que Ángel pueda obtener ser evaluado por especialistas, puede comunicarse al teléfono 829-867-0327.

Por: Héctor de la Cruz 

SANTO DOMINGO.- Entre lágrimas, la madre de un niño de 10 años en San Cristóbal, pide ayuda para poder realizarle los estudios médicos y obtener un diagnóstico definitivo que podría ayudar a mejorar su condición de vida.

A sus 10 años, los días de José Arturo Valle transcurren entre la agonía y la desesperación, ya que al no tener un diagnóstico específico no puede recibir el tratamiento adecuado.

«He tenido muchas dificultades con el porque los estudios son muy caros, los medicamentos,y a parte de eso yo soy madre soltera . Yo le he hecho algunos, pero por temas económicos no se los he podido realizar todos. Tambien usted sabe que sus país no está preparado para niños con estas condiciones», resaltó su madre Elizabeth Cabrera.

Para Cabrera, de 41 años, quien trabaja como maestra y es madre soltera, costear los gastos educativos es una odisea.

«Él es mi único hijo, a veces yo veo los niños jugando y yo quiero verlo así. Eso me duele», declaró.

La familia narra que los momentos más difíciles son cuando Ángel entra en crisis, debido a que se agrede a sí mismo y a sus parientes.

De su lado, la abuela del infante, Ramona de Santos, comentó. «Yo le digo que se calme, pero el se meriende ahí. Aruña a uno y le mete las uñas ahí».

«El se pone imperativo, él me agrede a mi, a mi otra hija y mi mamá», manifestó Cabrera.

José Arturo es el menor de tres hermanos y fue cerca de los dos años de edad que su madre empezó a notar ciertas características que le hicieron sospechar de una condición de autismo, pero sin que hasta el momento sepa a qué grado.

La familia reside en una vivienda rentada en la calle Manuel Corporan, en Pueblo Nuevo, San Cristóbal.

Si usted desea colaborar para que Ángel pueda ser evaluado por especialistas, puede comunicarse al teléfono 829-867-0327.

Al igual que otros padres de niños autistas, Elizabeth cuenta que su mayor preocupación es qué pasará con Ángel cuando ella ya no esté.