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Fe y Vida: ¨No estamos Solos¨

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

La soledad es para los seres humanos uno de los tiempos más difíciles en su vida. Y ciertamente hay momentos en los que aun rodeados de personas nos sentimos solos, como también hay momentos en que estando completamente solos nos sentimos acompañados.

Son situaciones que a veces no podemos explicarlas, pero siempre he dicho que Dios escribe derecho con letras torcidas, y que El hace que las cosas sucedan para el bien de aquellos que El ama.

Me llego hace apenas unos días este mensaje que quiero compartir con Ustedes, pues siempre he dicho dos cosas, primero que todo lo que nos llega por las redes de Internet no es malo, lo que pasa es que tenemos que saber escoger y distinguir lo que vale la pena, y segundo que todo lo bueno tenemos que compartirlo, pues que bien hacemos con quedarnos con ello guardado, solo nos sirve para nuestro propio enriquecimiento.

“Cuentan que una vez estaba un Sacerdote dando su acostumbrado recorrido por la iglesia al mediodía, al hacerlo vio a un hombre acercándose por el pasillo de la Iglesia, el hombre estaba mal vestido, sin afeitarse, un abrigo rasgado y deshilachado en los bordes. Aquel hombre se arrodilló, inclinó la cabeza, al poquito rato se levanto y se marcho. Durante los siguientes días el mismo hombre siempre al mediodía, estaba en la Iglesia, se arrodillaba por unos minutos y luego se iba. El Sacerdote temeroso comenzó a sospechar que se tratase de un ladrón, por lo que se puso en la puerta de la Iglesiay cuando el hombre se disponía a salir le preguntó: ¿Qué hace Usted aquí? El hombre le dijo que el trabajaba mas o menos cerca y tenía media hora libre para almorzar y que aprovechaba ese momento para visitar el Santísimo y orar, sólo me quedo unos instantes, porque la fábrica donde trabajo me queda un poco lejos, así es que sólo me arrodillo y le digo: “Señor, solo vine nuevamente para contarte cuán feliz me haces cuando me liberas de mis pecados. No se muy bien orar, pero pienso en Ti todos los días, así que Jesús, este es Jaime reportándose”. El Sacerdote sintiéndose un tonto, le dijo a Jaime que estaba bien, y que era bienvenido a la Iglesiacuantas veces quisiera. Entonces el se arrodilló ante el altar, y dijo con lagrimas en sus ojos: “Señor sólo vine para decirte cuán feliz soy desde que te encontré a través de mis semejantes y porque me liberas a diario de mis pecados, así es que Jesús, soy yo reportándome”. Cierto día noto el Sacerdote que el viejo Jaime no había vuelto por la Iglesia, el comenzó a preocuparse, hasta que unos días después fue a la fabrica a preguntar por él, allí le dijeron que estaba enfermo e internado en el hospital, que los médicos estaban preocupados por su salud. Los días que Jaime estuvo internado en el hospital trajo muchos cambios al mismo, el sonreía todo el tiempo y su alegría era contagiosa. La jefa de enfermeras no podía entender porque Jaime estaba tan feliz si nunca había recibido ni flores, ni tarjetas ni visita de nadie. El Sacerdote fue al hospital a verlo, cuando se acercó a su lecho con la enfermera  ésta le dijo mientras Jaime escuchaba: “Ningún amigo ha venido a visitarlo, él no tiene a donde recurrir”. Sorprendido el viejo Jaime dijo con una sonrisa: “La enfermera esta equivocada, ella no se ha dado cuenta que todos los días desde que llegue aquí, a mediodía, un querido amigo mío viene, se sienta aquí en la cama, me agarra de las manos, se inclina sobre mi y me dice: Sólo vine para decirte Jaime cuán feliz he sido desde que encontré tu amistad y te liberé de tus pecados. Siempre me gustó escuchar tus oraciones, pienso en ti cada día…Así es que Jaime, este es Jesús reportándose”

Mis queridos lectores, nunca estamos solos, cuando pensemos que nadie esta a nuestro lado, Jesús si lo está, lo que no podemos es perder la oportunidad de día a día decirle a Jesús: “Aquí estoy yo reportándome”.

Hay un escrito  que lleva por titulo las Huellas, que habla de un hombre que en los momentos de mas perturbación en su vida iba caminando por la arena y solo veía dos huellas en la misma y le pregunto a Dios porque en esos momentos que eran tan difíciles el no caminaba a su lado y lo había dejado sólo y Dios le contesto: “Es que en estos momentos difíciles, cuando solo tu veías  dos huellas, es que yo te traía cargado en mis brazos”. 

Los dejo con los Versículos 13 y 14 del Libro de Job, Capitulo 19 que dicen así: ¨Mis hermanos se apartan de mí. Mis conocidos tratan de alejarse. Ya no tengo parientes ni amigos, me olvidaron los allegados a mi casa¨.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

 

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